Movimiento Ciudadano es un partido político que no representa nada ni a nadie. Desde sus orígenes como Convergencia, y desde que fue parte de la coalición que postuló a AMLO en 2012, esa agrupación se ha caracterizado por ser un triste grillo de la política mexicana, que salta de bancada en bancada, y de alianza en alianza, de acuerdo a sus intereses del momento.

Con la peregrina idea de buscar presentarse como el “partido de los jóvenes”, MC pretende trasmitir el mensaje de ser un partido renovado. Nada más fuera de la realidad. Vale reconocer que la repetida canción de movimiento naranja es buena, que deja memoria auditiva, y que la opción por el color anaranjado es acertada pues envía un mensaje de energía y renovación. Pero allí se queda.

Especialmente, bochornoso resultó la escena donde aparecen el gobernador Samuel García con el candidato Jorge Álvarez Máynez claramente alcoholizados en un partido de futbol. Si bien nadie esta legitimado para juzgar la vida personal o los vicios de otros, el video que circuló en las redes demuestra el carácter de la “joven” clase política mexicana: desvergonzada, viciosa, irresponsable y sin los menores escrúpulos para representar a una parte de los mexicanos.

Con miras a los próximos debates presidenciales entre Xóchitl Gálvez y Claudia Sheinbaum, la presencia del tal Álvarez Máynez no será más que una pérdida de tiempo para las candidatas y para los espectadores. Restará tiempo para que ellas hablen, discutan, presenten propuestas y contrasten visiones de nación.

Seguramente veremos algo similar a lo que ocurrio con el Bronco en 2018. Mientras Gálvez y Sheinbaum presentarán ideas entre ataque y ataque, el candidato de MC dirá que ellas representan a los partidos de siempre, mientras él -Máynez- es la “opción del futuro”. Mayor pérdida de tiempo.

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Algún comentarista opinó ayer que Samuel García estaba encaminado a convertirse en el nuevo niño verde, en alusión a aquel impresentable personaje del Verde que se pavoneaba en exclusivos círculos sociales, disfrutando impunemente de los privilegios del dinero público. Y no parece equivocarse. Acompañado por su glamurosa esposa, el gobernador neolonés no duda en mostrar al mundo su histrionismo y su falta absoluta de seriedad.

En todo caso, para ser justos con la verdad y en un ejercicio de honestidad política, MC no merece ni un voto de los mexicanos.