Niño mimado de la politiquería —que no de la política— el canciller Marcelo Ebrard no solo no ha sido capaz de reconocer el esfuerzo realizado por los futbolistas mexicanos en Qatar 2022, sino que los ha insultado. Indignante este tuit del engreído canciller:

Me pregunto si el arrogante Marcelo alguna vez ha sido deportista, si conoce el sacrificio implícito en el deporte de alto rendimiento. Supongo que no, ya que nadie que ha competido contra atletas con gran preparación puede burlarse de un deportista que ha sido derrotado.

¿Derrotado? No es el caso de México en el mundial de futbol. Nuestra selección empató un juego, perdió otro y ganó el tercero. Enfrentó, contra Polonia, al máximo goleador del momento, Robert Lewandowski, estrella del Barcelona, y contra Argentina, a uno de los mejores futbolistas de todos los tiempos, Lionel Messi.

Quedamos eliminados por un solo gol que no entró, a pesar del gran ataque de México durante todo el partido. Merecen los futbolistas un aplauso, como el que les dio el presidente López Obrador, quien dijo en Twitter:

Creo que Ebrard, involuntariamente en el mejor de los casos —porque queda la duda de si no fue algo calculado—, se está sumando a una campañita de la derecha mexicana que pretende culpar a AMLO del desastre del deporte mexicano en general, no del futbol en particular.

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Son tan serios y tan viejos los problemas del deporte nacional —la mayoría derivados de la corrupción— que nadie podrá resolverlos en un sexenio.

Pero, en el caso del futbol profesional —un negocio enorme—, el Estado mexicano no interviene para nada, ya que se trata de una actividad controlada por grandes empresarios privados.

Lo que sea, después del extraordinario juego de hoy, resulta una enorme inmoralidad calificar de mediocres a quienes integran la selección mexicana de futbol. Si aquí hay alguien mediocre, ese es el señor Ebrard.

A los futbolistas que hoy ganaron en Qatar y que, pese a la victoria, no pudieron avanzar a octavos de final, yo les repetiría el final del tuit del presidente López Obrador: “En tanto que permanezca el mundo, no acabará la fama y la gloria de México-Tenochtitlan”.