Sonora Power

Fuerte y claro es mejor, si además el mensaje es directo, el efecto debe tener repercusiones más allá de su simple emisión.

Ayer 21 de abril, la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, en este caso asumiendo además la investidura como comandata suprema de la fuerzas armadas, decidió irse a las claras y sin titubeos lo dijo:

“Solo los vendepatrias están a favor de ir a buscar ayuda al extranjero para resolver los problemas internos en nuestro país”.

Claudia Sheinbaum Pardo, presidenta de México

El escenario fue el puerto de Veracruz, con motivo de la conmemoración de la gesta heroica en defensa de la soberanía de nuestro país ante el intento (nada ingenuo por cierto) del gobierno de los Estados Unidos de intervenir en México con pretexto de apoyar a Venustiano Carranza en su esfuerzo de restablecer el orden constitucional ante el golpe de estado del usurpador Victoriano Huerta.

Se sabe que fue el gobierno de ese país el que propició el golpe de estado contra Francisco Madero y que en el ánimo del país vecino estaba la idea de apropiarse de otras porciones del territorio nacional, y particularmente de la riqueza de México.

Las columnas más leídas de hoy

Más allá de la anécdota histórica, es interesante entender el contexto y en particular el momento.

Claudia Sheinbaum logró lo inusitado, en un tiempo de incertidumbre lejos de debilitarse se ha fortalecido, y ha logrado un apoyo casi unánime de los mexicanos ante la amenaza de una potencia extranjera.

Su capacidad de establecer dialogo y tomar acuerdos con Donald Trump le han catapultado a la estratosfera y hoy ejerce un liderazgo que va más allá de nuestra nación.

En ese contexto y recurriendo a la lógica de lo que ha sido el revisionismo histórico de la cuarta transformación, la presidenta decidió tomar el símbolo de la agresión armada del 21 de abril de 1914 como elemento para construir su propia narrativa y así fustigar a los adversarios, especialmente ubicados en el PRI y en el PAN, que de manera retirada acuden a Washington D.C. para pedir apoyo.

En su momento Andrés Manuel López Obrador los exhibió y dio a entender que mucho habría de malo en recurrir a las fuerzas de una potencia extranjera, con la finalidad de regresar a México el orden que a ellos convenía y gustaba.

El tema no es menor, México por muchos años fue escenario de las intrigas diplomáticas relacionadas a la guerra fría, muchos políticos, incluso un par de expresidentes, fueron agentes activos del gobierno de los Estados Unidos, en ese ánimo de contener la supuesta llegada del comunismo al hemisferio occidental.

La llegada de gobiernos de corte neoliberal, tranquilizó a Washington y le hizo ver que México lejos de ser una amenaza era un aliado y para sorpresa de los chicos de Chicago, Harvard y Nueva York, los gobiernos de la llamada cuarta transformación, lejos de buscar un pleito o una ruptura, tomaron nota de que solo en una alianza con Estados Unidos México tendrá la opción de alcanzar su objetivo de ser una potencia económica, con un perfil humanista para su población.

Es decir, el desarrollo de México, pasa por su alianza con los Estados Unidos.

Sin embargo el germen de la traición se ha mantenido vivo, ahora desde la derecha, que al ver perdidos sus privilegios, ha decidido oponerse a ultranza y buscar a través de sus contactos en el Estados Unidos conservador, los mecanismos para volver, a costa de lo que sea, así sea entregar soberanía, recursos naturales, territorio o ser un país que actúe al ritmo y conveniencia de lo que en Washington se diga.

Ayer la presidenta lo puso tan claro como es: “Hoy vivimos un momento especial en la relación con Estados Unidos. Nuestras economías están integradas. En nuestro vecino país viven cerca de 40 millones de mexicanos y mexicanas de varias generaciones; en México viven más de un millón de estadounidenses. Somos el principal socio comercial, lo he dicho en público y en privado: entre nosotros no competimos, nos complementamos”.

Y agregó: “Nuestra posición siempre ha sido el diálogo para encontrar una relación que fortalezca a ambos países. Confiamos en que podremos encontrar siempre las mejores condiciones para las dos naciones y particularmente, y como esencia, las mejores condiciones para nuestro pueblo."

“Seguiremos insistiendo que lo que más conviene a Norteamérica es mantener nuestra alianza económica para competir con otras regiones del mundo y en el futuro avanzar hacia todo el continente, siempre con respeto a la independencia y soberanía de los pueblos”.

La postura de la presidenta de México es puntual y desde ahora muestra con claridad una actitud de control pleno del poder político y un liderazgo firme desde México, capaz de enfrentar cualquier circunstancia.

El que no lo quiera ver, es simplemente porque no le está entendiendo.

Correo: demiandu1@me.com | X: @Demiandu

#SonoraPower