Fue a inicios de los años ochenta cuando el legendario escritor de ciencia ficción “cyberpunk” William Gibson acuñó el término “cyberspace”, o “ciberespacio” en cuentos cortos y novelas que describen las aventuras virtuales de vaqueros y hackers conectados a una “red” virtual cuya existencia en la vida real no vendría hasta décadas después.
Posteriormente, en 1992, el escritor, también de ciencia ficción, y también del género cyberpunk, Neal Stephenson, creó el término “metaverse” (metaverso) en su seminal novela “Snow Crash”, que relata las aventuras de una especie de hacker o samurai cibernético en el ciberespacio.
Los conceptos de Gibson y Stephenson son similares y sumamente distópicos: un mundo “real” arruinado y un ciberespacio infestado de corporaciones y sus lacayos arruinando la diversión de los ciudadanos normales y los rebeldes.
“Meta”, la nueva elucubración de la ambiciosa (monetariamente hablando) mente de Mark Zuckerberg no es más que un refrito de lo ideado por escritores, programadores y hackers hace casi medio siglo. Una noticia vistosa, pero engañabobos cuando la empresa se encuentra en una de sus mayores crisis de credibilidad en sus 17 años de existencia, tanto por su complicidad en difundir discursos de odio, cómo por su cada vez menor tracción entre las nuevas generaciones.
Seguramente veremos, eventualmente (una, o dos décadas, máximo), algo parecido al ciberespacio o metaverso ideado por Gibson, Stephenson y más recientemente por Ernest Cline en su novela Ready Player One (llevada al cine años después por Spielberg).Pero difícilmente será Facebook o “Meta” (ah y por favor investiguen qué quiere decir “Meta” en México, Latinoamérica y el sur de los Estados Unidos) quién liderará este tipo de iniciativas. Así cómo Microsoft no pudo dominar la World Wide Web, Zuckerberg no dominará las realidades virtuales que nos embrutecerán en un futuro no muy lejano.