Mexicana de Aviación vuela, un hecho que, más allá de especulaciones, interpretaciones, filias y fobias, constituye una buena noticia para la aviación en México.
El retorno de Mexicana a los aires estuvo cargado de simbolismos. Una empresa de aviación comprada por el gobierno, administrada por las Fuerzas Armadas, que tiene como base de operaciones el Aeropuerto Felipe Ángeles, obra de infraestructura estratégica de la actual administración, tiene su primer vuelo al nuevo aeropuerto de Tulum, otra de las construcciones insignias del sexenio de Andrés Manuel López Obrador. Por sus obras lo conoceréis o en este caso, lo recordarais.
En estas fiestas decembrinas, López Obrador inauguró trenes, aeropuertos y presas. Sabe bien que un gobierno trasciende por las obras que construye y por los cambios a las leyes que logra. Las reformas constitucionales de la segunda mitad de su gobierno fueron rechazadas por la oposición y sus versiones legales, como la electoral y de la Guardia Nacional, anuladas por la Suprema Corte de Justicia de la Nación. En cambio, sus obras de infraestructura están en funcionamiento, así sea de manera parcial, pese a la lluvia de amparos para detenerlas.
Hay razones políticas y económicas para este frenesí de inauguraciones presidenciales. Las políticas son obvias, cumplir con las promesas de campaña para ganar legitimidad, conservar y ganar apoyos electorales. Las económicas: generar condiciones para la inversión. El capital gana capital. Por ejemplo, Tesla aún no coloca una piedra de su nueva fábrica en Nuevo León, pero ya se considera el logro principal del gobierno de Samuel García. Desde el exterior se ve simplemente como obras de infraestructura: Dos aeropuertos, dos refinerías, tres ferrocarriles de pasajeros.
Hay dos razones adicionales. La primera, los altos costos de los boletos de avión. En parte por la TUA y en parte, por la falta de líneas aéreas. Mexicana llega a ocupar el segmento de vuelos de supuesto bajo costo. La segunda, darle vida y más actividad al aeropuerto Felipe Ángeles, que su despegue no ha sido tan rápido como lo esperado.
La decisión del gobierno de comprar Mexicana y ponerla nuevamente a volar es acertada; en el mediano plazo sabremos si es buen negocio.
Mexicana se creó en 1921, la aerolínea más antigua de México y Latinoamérica. Atravesó por diversos procesos de crecimiento y crisis durante el Siglo XX. En el proceso de privatización de los gobiernos neoliberales, en 2005, fue adquirida por Grupo Posadas de Gastón Azcárraga; en 2010 dejó de volar y en 2014 quebró. El gobierno de AMLO compró el nombre por más de 800 millones de pesos y en poco más de un año reinició operaciones.
Mexicana volará a diez destinos, la administran las Fuerzas Armadas, pero su funcionamiento es civil. Se dijo que los precios de los boletos serán de verdad de bajo costo, las otras aerolíneas acusan trato preferencial. Todos estos aspectos serán puntos de debate y controversia. Descalificaciones de la oposición y loas del gobierno, pero el hecho inobjetable es que Mexicana vuela. Eso pienso yo, ¿usted qué opina? La política es de bronce.