Más de 12 años después de la forzada bajada de vuelo de Mexicana de Aviación todo parece indicar que por fin viene un cierre a esta historia. No el que los trabajadores estábamos esperando, sino que será -en caso de que todos los involucrados estén de acuerdo- la salida “más digna” que se nos pueda ofrecer. O lo que es lo mismo: una de las menos malas.
El entrecomillado a “más digna” no es casualidad, lo hago para remarcar que el crimen al que fue expuesta la compañía, el fraude maquinado por el dueño y arropado por el poder político de los dos sexenios anteriores quedará impune, y sin pagar los platos rotos.
Gastón Azcárraga debe estar ahora congratulándose porque la jugarreta salió muy bien; jamás tocaron sus bienes, ni su patrimonio ni sus empresas, él sigue manteniendo su fortuna, y será cuestión de tiempo para que pueda salir de su autoexilio, y regresar al país con la cabeza muy en alto, cobijado por el sector que conoce muy bien los tiempos, y sabe perfectamente cuándo buscar reflectores, y cuándo bajar el perfil.
Ya veo a la ala empresarial, abriendo los brazos de par en par, recibiendo al hijo pródigo, y mandando al cajón de objetos olvidables el terrible momento en que un gobierno destruía a la aerolínea más veterana del país, mientras guardó sepulcral silencio; sí, te estoy hablando a ti, Coparmex.
Contexto: el día de ayer se llevó a cabo la junta con los pilotos de la empresa Mexicana y Click, agremiados a la Asociación Sindical de Pilotos Aviadores (ASPA), y el jueves 5 se llevará también a cabo una asamblea con los agremiados a la Asociación Sindical de Sobrecargos de Aviación (ASSA).
Por su parte la Asociación de Jubilados, Trabajadores y ex Trabajadores de la Aviación Mexicana (AJTEAM) ya se pronunció desde el año pasado, y manifestó que su postura -y la de sus agremiados- es la de vender la marca y los bienes que aún quedan de Mexicana de Aviación.
La valuación que obtuvo el Gobierno Federal fue de 733 millones 303 mil pesos, en los que va incluida la marca, el Centro de Adiestramiento a Tripulaciones (CAT), un edificio en la CDMX y otro más en Guadalajara.
Aquí me surge una duda: ¿qué pasó con los terrenos de Tuxpan?, ¿y con la base de mantenimiento de Guadalajara? Porque a diferencia de la base de mantenimiento de México (el MRO), la de Guadalajara no salió de la masa concursal.
Recuerdo bien el tema de los terrenos de Tuxpan, porque cuando fui Secretaria de Actas de ASSA, en las asambleas para el reinicio de operaciones y la entrada al Concurso Mercantil, se hizo un listado completo de los bienes de la empresa.
No es dato menor que muchos de los bienes de Mexicana de Aviación estaban compartidos con Aeroméxico, como el caso del Centro de Adiestramiento (Alas de América), mejor conocido por mis compañeros como el CECAM.
Así como Aeromexpress, SEAT, y varias empresas más de las que ambos eran dueños. Tan es cierto esto, que así lo hizo constar Aeroméxico cuando entró al Capítulo 11 en los Estados Unidos; en los dockets que ya son documentos públicos se puede ver cuáles empresas compartía con Mexicana de Aviación.
Esos poco más de 733 millones de pesos se sumarán a la bolsa de que hasta el día de hoy se tiene específicamente para las liquidaciones de los trabajadores, que consta de alrededor de 300 millones de pesos; recordemos que del año 2019 al 2022 se “esfumaron” 800 millones de pesos, pues la bolsa para las liquidaciones originalmente era de 1,100 millones. Estoy hablando del fideicomiso del MRO.
Los números no engañan, pero sí pueden darnos una impresión equivocada. Y es que las liquidaciones ordenadas en los laudos ganados en tribunales en más de 10 años de litigio versan sobre una cantidad que rebasa los 9 mil millones de pesos. Sin embargo, los sindicatos y la Asociación de Trabajadores de Confianza, conscientes de que es una suma “impagable” firmaron hace tiempo un acuerdo, con lo que queda de la administración de Mexicana, con la finalidad de dar por terminada la relación laboral, que existe hasta el día de hoy, mediante el pago de una cantidad que sí sea posible cubrir.
Como podemos ver, la oferta que hoy hace el Gobierno por la marca y algunos bienes de la empresa es muy inferior a lo que por ley nos corresponde a los trabajadores. Aun sumando lo que ofrece el gobierno a la bolsa destinada al pago de liquidaciones, no llega a ser ni el 12% de lo que se nos debe.
Pero (sí, hay un gran pero) si dejamos que el caso siga sin resolverse, llegaríamos al extremo de que sea la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje la que tomase las riendas y comenzara a rematar los bienes (incluida la marca), y la ley la faculta a aceptar hasta una tercera parte de su valor.
Así que haciendo cuentas y con ojo de buen cubero, aquí es aplicable una frase famosa de la abogacía: “más vale un mal arreglo, que un buen pleito”, porque ya se vio que por la vía legal saldríamos perdiendo aún más.
Esa es la triste realidad de nuestras instituciones que imparten justicia, cada vez estoy más convencida de que “la Justicia” -esa idea etérea que representamos como una mujer con los ojos vendados y con una espada dispuesta a dar a cada quien lo suyo- existe solo para quien pueda pagarla; como nosotros los trabajadores no somos dueños de los medios de producción, pues quedamos en la total orfandad y en el desamparo.
En todos estos años de litigio, hemos llegado a un total de 142 laudos. Dentro de ese océano de resoluciones destacan dos: el de la AJTEAM, por 3 mil millones de pesos, ganado en marzo del 2017; y el otro, por más de 6 mil millones de pesos, es el que ganó un destacado abogado laboral, asesor de sindicatos públicos y privados, y participante activo en la Comisión Redactora del Proyecto de Reformas a la Ley Federal del Trabajo, además de columnista en diarios de circulación nacional y en la Revista de la UNAM… ah sí, casi lo olvido, también es papá de la actual Secretaria del Trabajo y Previsión Social.
El abogado Arturo Alcalde Justiniani obtuvo un laudo favorable en 2019, cuando su hija y su esposa (Bertha Luján) ya eran funcionarias públicas federales de la 4T. Casualidades de la vida, como casi casualidad es que dicho laudo aglutina a los tres sindicatos, y la Coalición de los empleados de confianza, de Mexicana de Aviación.
Es importante mencionar que el avalúo que la Presidencia de la República toma como base para hacer su oferta fue realizado por el INDABIN (Instituto de Administración y Avalúos de Bienes Nacionales), y que quien será el encargado de adquirir la marca y los bienes, será el Dr. Alejandro Salafranca, encargado de la Subsecretaría del Trabajo del actual gobierno.
El avalúo quedó exactamente de la siguiente manera:
- Marca $407,441,000.00
- Centro de Adiestramiento a Tripulaciones (CAT) $210,700,000.00
- Edificio de Guadalajara $86,171,000.00
- Edificio de la CDMX $28,991,000.00
Dando el total de $733,303.000.00, quedando pendiente el avalúo del simulador, cuya cifra se dará a conocer en la reunión que se sostendrá este próximo 6 de enero entre las autoridades y los sindicatos.
Todo parece indicar que así será como se le dé carpetazo al “conflicto de los trabajadores de Mexicana de Aviación”. Por ahora sabemos que la venta de la marca es un hecho y lo que se someterá a votación con los trabajadores es la decisión de vender o no el resto de los bienes que aún quedan de la alicaída aerolínea, la más antigua del país y la cuarta más antigua del mundo.
Soy clara en que esta es la situación actual en la que nos encontramos. Y con la misma claridad digo que si no aceptamos la propuesta que está en la mesa, mucho me temo que podríamos pasar 20 años más en litigios, en los que al final sin duda ganaremos, pero cobraremos mucho menos de lo que ahora nos están ofreciendo.
Como lo dije al principio, esta no es la salida jurídica ni la que los trabajadores merecemos después de 12 años de estar en un tedioso limbo, sin embargo es una salida política que pone el gobierno en las manos de nosotros, los afectados, para poder cerrar esta dolorosa herida.
Agradezco mucho la pequeña plática que sostuve con Fausto Guerrero quien comanda la AJTEAM. Su disposición a compartir la información es diametralmente opuesta a la de mi sindicato (ASSA), que se niega a llevar a cabo de manera “híbrida” (esto es presencial y virtual) la asamblea convocada para el 5 de enero, a pesar de que muchos agremiados así lo solicitamos. Entre otros motivos, por los siguientes:
1.- Porque darán información sobre la venta de la marca y los bienes de grupo Mexicana de Aviación, e incluye por supuesto a las sobrecargos de Click (Aerovías Caribe) y jubilados.
2.- Aunque algunos sobrecargos entraron a volar a Aeroméxico, no lo hizo el 100% de las plantas (CMA y Click).
3.- Muchas compañeras de Click tenían base Mérida y se quedaron viviendo allá, así que no les es posible venir. (¿O acaso el sindicato correrá con los gastos de boletos de avión, hospedaje y viáticos?).
4.- Otros compañeros tienen empleos no relacionados con la aviación, por lo qué jueves a las 10 de la mañana es día laboral, imposible que puedan asistir sin tener que pedir el día y no sabemos si se los den.
5.- Otros tantos compañeros viven en provincia o en el extranjero y también tienen derecho a conocer y emitir su opinión al respecto, el que no vivan en el país, o la CDMX, no les quita su derecho a la información.
6.- También estamos los que hacemos “homeoffice” y nos es imposible desplazarnos por la ciudad.
7.- Y tenemos compañeros tanto activos como jubilados enfermos que no pueden desplazarse.
Ninguno de los puntos anteriores son considerados válidos por la representación sindical. Aunque en el pasado sí se realizaron asambleas híbridas, en esta ocasión se resisten a efectuarla.
Estamos ante un claro caso de discriminación y frente a una flagrante negativa a informarnos. Espero que las autoridades laborales, y por supuesto el mismo Andrés Manuel se entere de esta vejación en contra de los “damnificados” del caso Mexicana de Aviación, como una vez nos llamó. Veremos qué ocurre el 6 de enero, día de Reyes, y por supuesto aquí lo estaré informando.