El ciclismo mexicano está lleno de esperanza y expectativas de cara a los Juegos Olímpicos de París 2024, especialmente en la disciplina de velocidad por equipos femenil. El equipo, compuesto por Daniela Gaxiola, Yuli Verdugo y Jessica Salazar ha demostrado un rendimiento impresionante y busca alcanzar el podio olímpico con el respaldo de la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (CONADE) y sus estados natales.

Este ambicioso proyecto está dirigido por Iván Ruiz, un talentoso entrenador jalisciense que ha liderado la iniciativa con un enfoque profesional y de clase mundial. Ruiz ha sabido gestionar los apoyos necesarios para competir de igual a igual con las potencias del ciclismo mundial. Su estrategia se ha centrado en maximizar el rendimiento del equipo para París 2024, planeando un programa de competencias y entrenamientos que permita a las ciclistas alcanzar su mejor forma en el velódromo olímpico de Saint-Quentin-En-Yvelines.

En la recta final de su preparación, el equipo realizó una concentración en el velódromo de Carson, California. Este lugar, con características similares al velódromo de París, permitió a las velocistas mexicanas trabajar a nivel del mar, una práctica común entre las mejores selecciones del mundo. Con el apoyo de un equipo multidisciplinario que incluye masajista, psicólogo, mecánico, auxiliar técnico, fisioterapeuta y médico, se aseguraron de cubrir todos los aspectos necesarios para enfrentar cualquier desafío en su camino hacia la gloria olímpica.

Tras casi un mes de intensos entrenamientos en California, el equipo se trasladó a Bélgica para continuar su preparación y adaptación al horario europeo. En esta fase, se enfocaron en ajustar y perfeccionar los detalles más finos de su rendimiento, asegurándose de que cada integrante del equipo y su dirección técnica estuvieran perfectamente sincronizados y listos para la competencia. Iván Ruiz y su equipo de trabajo han seguido la estrategia de las grandes selecciones, dedicando los últimos días antes de la competencia a la preparación mental y física más que a la competición activa.

La experiencia y el talento del equipo mexicano son innegables. Daniela Gaxiola, la más experimentada con más de 15 años de éxitos y una participación en los Juegos Olímpicos, aporta la calma y el temple necesarios. Jessica Salazar, quien comenzó en el BMX, proporciona una explosiva potencia en la primera vuelta, posicionando al equipo en un lugar privilegiado. Finalmente, Yuli Verdugo se encarga de mantener e incrementar la velocidad en la segunda vuelta, completando así una estrategia perfectamente coordinada.

El 5 de agosto, en la pista olímpica de Saint-Quentin-En-Yvelines, el equipo mexicano de velocidad por equipos femenil tiene una cita con la historia. Con una preparación meticulosa y un talento extraordinario, están listas para buscar un resultado trascendental y cumplir el sueño de convertirse en medallistas olímpicas. Todos los ojos estarán puestos en ellas, y México confía en que volverán a casa con una medalla colgada al cuello.