El mundo no tiene pausa. Desde que el coronavirus nos atacó en el 2019 y el Covid se declaró por la OMS como pandemia en marzo de 2020, pasando por la invasión de Rusia a Ucrania, y ahora el escalamiento de tensiones entre EU y China por Taiwán, el siglo XXI nos ha estado presentando grandes retos que están dando lugar a una reconfiguración geopolítica y económica, a nivel global.

Este nuevo orden mundial se está construyendo a partir de una serie de cismas que han originado crisis en las cadenas de valor, alimentos, energía, y ahora, se vislumbra la de semiconductores o microchips chips-, por escasez de oferta. Todo ello con un gran costo humanitario y económico (inflación y recesión).

Sin soslayar el riesgo de que la guerra rusa-ucraniana y un posible conflicto bélico entre EU y China pudieran ocasionar un desenlace nuclear de graves consecuencias, este momento histórico, como toda crisis, presenta oportunidades que México podría aprovechar a su favor.

¿Qué hay detrás de la visita de Pelosi a Taiwán?

No son pocos los analistas que consideran que la visita de Nancy Pelosi a Taiwán y su reunión con la presidenta Tsai Ing-wen es una afrenta a China, y un mal cálculo de “timing” por lo inestable e incierto del entorno mundial.

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El viaje de Pelosi a Taiwán pudo haber sido convenido con el presidente Joe Biden (a pesar de lo que se dice en los medios), ya que en el trasfondo de la visita parecen estar intereses comerciales y económicos.

La visita de Pelosi se da después de una conversación telefónica entre Joe Biden y el presidente chino, Xi Jinping, la semana pasada, donde, sobre el tema de Taiwán, éste le advirtió a Biden que “el que juega con fuego, se quema”; y, después de que el presidente del Consejo de TSMC (la mayor empresa productora de chips en el mundo), Mark Liu, concediera una entrevista en CNN donde hizo declaraciones que llamaron la atención, previendo la invasión de China a Taiwán.

Señaló que “una invasión militar de China haría que las fábricas de chips de TSMC fueran inoperantes” y advirtió que “China también perdería”. “Nuestra interrupción en la producción generaría un gran desorden económico a nivel global porque de repente, la oferta más sofisticada de este componente desaparecería…TSMC es una instalación muy sofisticada que depende de la conexión en tiempo real con el mundo exterior”, como Europa, EU y Japón para materiales, químicos e ingeniería de software.

Los chips, un tema de seguridad nacional

TSMC es un jugador fundamental en la industria de semiconductores, y posee la nanotecnología más avanzada a nivel global. Su importancia estratégica ha crecido por la escasez mundial de estos componentes.

Produce el 54% de los chips de silicio que se utilizan en el mundo en automóviles, computadoras, teléfonos inteligentes, equipo médico, y en casi todos los sectores de la electrónica.

Se calcula que TSMC representa el 90% del mercado de los procesadores más avanzados a nivel global. Abastece el 10% del mercado chino, y en EU es el mayor proveedor de Apple, Intel, Nvidia, AMD, y Qualcomm, entre otros.

Las empresas fabricantes de semiconductores en Taiwán representan dos terceras partes de la oferta de chips a nivel mundial. Ni China ni EU han logrado alcanzar la capacidad de producción de Taiwán y Corea del Sur.

Los semiconductores se han convertido en un asunto de seguridad nacional en EU. Si se vulnera la capacidad de producción en Taiwán, por una desconexión o por la toma de control de China, la industria tecnológica en EU se vería gravemente afectada.

En un artículo, del 20 de junio, en el Wall Street Journal, se cita al ex subsecretario de Defensa, Robert Work, que señala que “el conflicto en el Estrecho de Taiwán podría desencadenar una crisis de seguridad nacional por los semiconductores.

Estamos a 110 millas (la distancia que separa las costas China y Taiwán), de pasar de dos generaciones de desarrollo adelante a, quizás, dos generaciones atrás”.

En julio pasado se aprobó en el Congreso de EU, la CHIPS and Science Act (las siglas corresponden a “Creating Helpful Incentives for the Production of Semiconductors”), para fortalecer su industria de semiconductores, y se aprobó un presupuesto de $52.7 mil millones de dólares de inversión, durante 5 años, además de estímulos fiscales, para la producción, diseño e investigación en este sector.

El objetivo es fortalecer la seguridad nacional y económica, y reforzar las cadenas de suministro de chips en la región de Norteamérica (incluyendo México). Se espera que Biden promulgue la CHIPS Act, el 9 de agosto.

Actualmente, Intel y GlobalFoundrie de EU solo representan el 7% del mercado mundial, mismo porcentaje que tiene China con SMIC (Taiwán con sus distintas empresas representa el 63% del mercado, y Corea del Sur el 17% con Samsung, -según datos de Visual Capitalist-).

En su visita a Taiwán, Nancy Pelosi sostuvo una reunión con Mark Liu para hablar sobre la CHIPS Act, ya que TSMC podría ser beneficiario de la nueva ley en EU, por sus planes para establecer una fábrica de chips, de $12 mil millones de dólares, en el estado de Arizona.

No se puede omitir señalar que, recientemente el esposo de Pelosi estuvo envuelto en una operación de compra de acciones de empresas relacionadas con chips, aunque este tema no necesariamente pueda ser relevante en las negociaciones con Taiwán.

Oportunidades para México

México puede aprovechar las oportunidades que surjan en la reconformación de la industria manufacturera de chips en la región norteamericana. El ciclo económico en EU presenta un punto de inflexión, del cual nuestro país puede obtener beneficios, si se respetan las reglas comerciales establecidas en la región con el TMEC.

Chip A10 de Apple.

Hay oportunidades que pueden tener un potencial de crecimiento importante en el país:

1. El director general de Intel en México, Santiago Cardoña, señaló recientemente que tenemos un papel clave en la estrategia de la empresa de concentrar su producción de chips en EU y Europa. En su Centro de Diseño de Guadalajara, realiza dos de los procesos más importantes para la fabricación de semiconductores, que son el diseño y la validación. Intel México emplea a más de 1,900 personas, y ha dejado una derrama económica de más de 1,000 millones de dólares. A través del Centro de Diseño de Guadalajara, invertirá aproximadamente 8 millones de dólares a lo largo de 2022

2. En Gómez Palacio Durango se anunció la construcción de una fábrica de la empresa Vishay Intertechnology, que produce semiconductores y componentes para la industria automotriz, aeronáutica y telecomunicaciones, en la cual se invertirán alrededor de 45 millones de dólares y generará 400 empleos en cinco años. Se instalará una nueva planta en el Parque Industrial La Encantada que buscará crecer a partir de las oportunidades de “nearshoring” que se presenten en la región.

3. Según un estudio del Banco Interamericano de Desarrollo titulado “México y la cadena de valor de los semiconductores: Oportunidades de cara al nuevo escenario global”, se destaca que las mayores oportunidades de México pueden no estar en lo que se conoce como “front-end” (o fabricación de chips que, entre otros, es muy intensivo en uso de agua), sino en el “back-end “(en la validación, prueba y empaque de los chips, para su entrega). Podrían generarse polos de desarrollo en distintas ciudades del país, a partir de estas oportunidades.

4. En abril pasado, la secretaria de Economía, Tatiana Clouthier, declaró que México se enfocará en cinco de las seis etapas de producción de chips semiconductores como parte de los acuerdos en el Diálogo Económico de Alto Nivel (DEAN). “México participa en esas cinco etapas (investigación, diseño, validación, ensamble y pruebas finales), pero no pretende por ahora incursionar en la etapa restante, que es la fabricación de obleas.”

Además, la secretaria Clouthier firmó un acuerdo con Intel México, donde el gobierno se comprometió a dar “incentivos a la parte de innovación y capacitación para acelerar los procesos para “generar más egresados en carreras ligadas a la producción de semiconductores, con personal de Intel ofreciendo conocimiento al respecto, incluida la inteligencia artificial”.

Lamentablemente, es muy poco probable que México aproveche al máximo estas oportunidades. El discurso nacionalista del gobierno del presidente López Obrador ahuyenta las inversiones, nacionales y extranjeras. Además, no hay una política industrial que se enfoque en el desarrollo de empresas del siglo XXI, de exportación de productos tecnológicos y de plantas de producción de nueva generación.

Seguimos anclados en la industria tradicional de manufactura y materias primas.

Hay una gran competencia a nivel mundial por captar a las fábricas de productos sofisticados. Si México no es atractivo para la inversión extranjera, y el presidente López Obrador sigue confrontando a nuestro mayor socio que es EU, y se pone en riesgo lo acordado en el TMEC, las multinacionales que salgan de China optarán por instalar sus fábricas en países como Vietnam o Camboya. Y México habrá perdido, una vez más, la oportunidad del “Mexican Moment”.