Al final, la aviación y los analistas políticos van de la mano. No es un ataque de megalomanía, déjenme desarrollar el tema con calma. Durante el pasado periodo electoral estuve viendo programas de opinión política, desde los que se producen en medios tradicionales hasta los medios alternativos y de todas las corrientes ideológicas, desde la izquierda más sectaria, hasta la recalcitrante ultraderecha.
Lo voy a decir fuerte y claro: durante todo este tiempo -sobre todo en los medios tradicionales- la mayoría de los analistas políticos tuvieron una lectura incorrecta del electorado, es por eso que hasta el día de hoy estos personajes no terminan de salir de su asombro.
Pues bien, en el caso de la aviación pasa prácticamente lo mismo; tenemos un montón de “analistas aeronáuticos”, que vaticinaban los peores escenarios para nuestro país, y sirva de ejemplo el tema de la degradación a categoría 2; todavía recuerdo sus largas peroratas diciendo que no lo íbamos a lograr, que como nación no podríamos recuperar la categoría 1.
Incluso antes de que se tuvieran los resultados de la última auditoria de la Agencia Federal de Aviación (FAA por sus siglas en inglés), múltiples columnas de opinión salieron a decirnos que nos iban a reprobar, porque según “filtraciones” que habían obtenido, la Agencia Federal de Aviación Civil (AFAC) no habían resuelto favorablemente sus “observaciones” y “hallazgos”, y bueno, ya sabemos cuál fue el desenlace: sí fuimos capaces de regresar a la categoría 1.
Estoy convencida que los analistas aéreos creen que nuestra aviación nacional está por los suelos, y más aún porque es un proyecto político encabezado por la 4T. No exagero, basta revisar que nunca fueron tan críticos con los gobiernos anteriores, ni todos se sincronizaban para dar el mismo discurso; mucho menos se aventaron la payasada (las cosas como son) de firmar en bloque en pro de Xóchitl Gálvez, en un burdo intento de emular la “carta de apoyo” de los intelectuales orgánicos del país.
Sí, me refiero a esos intelectuales que al día de hoy siguen siendo incapaces de entender el pulso de la población, los mismos que no supieron leer que el triunfo por la continuidad del proyecto de la Cuarta Transformación era más que evidente. Y justamente compartiendo la misma ceguera, se aventuraron a decir que la OACI nos iba a reprobar.
A mediados de mayo “se filtró” un documento que parecía indicar que la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI) después de la auditoría hecha al país, nos iba a colocar como un país inseguro para volar, por no cumplir con lo ordenado en sus anexos.
Todos y cada uno de estos sesudos especialistas en la aviación vaticinaron un gran fracaso en materia aeronáutica para el país; ya conocemos sus peroratas: “nuestra aviación a niveles de Venezuela”, y en redes sociales los replicadores de este cuento falso se encargaron, días antes de las elecciones, de tratar de implantar la narrativa de que “todo lo que hace el actual gobierno está mal”.
Yo lo tengo muy claro, y en este espacio aclaré el rumor que en esos días vertieron sobre una supuesta “degradación” en una columna titulada “No se va a degradar a México a Categoría 2″. Mientras el resto de los periodistas de aviación daban por hecho que nos iba a ir muy mal con la evaluación que hizo la OACI, siempre sostuve que teníamos que esperar los resultados oficiales para poder plantar una postura al respecto.
Porque opinar al aire, sin sustento alguno que te respalde, es fútil. Y he de decirlo: acaba de publicarse la información oficial, con los resultados de la evaluación que la OACI hizo a nuestras autoridades aeronáuticas, ¿y qué creen?, que le da un fuerte revés a esos “especialistas aéreos” y sus malas lecturas sobre el tema.
La OACI le ha retirado al país la denominada “Preocupación Significativa de Seguridad Operacional”, tras cumplir al 100% dicha observación en la auditoría practicada a la Agencia Federal de Aviación Civil (AFAC)”, tal y como podemos leer en el comunicado oficial de la AFAC.
Me parece importante destacar de dicho comunicado lo siguiente: “La medida en cuestión se consiguió resolver un mes antes de la fecha de término impuesta por la OACI, la cual tiene como límite el próximo 8 de julio del 2024…”.
Como les decía, mientras que nuestros analistas aeronáuticos durante todo este tiempo nos pintaron un panorama desolador, la realidad es que antes de lo que se tenía como tiempo límite, la AFAC pudo cumplir al 100% con las observaciones que se realizaron en la auditoría hecha por la OACI.
Cuando uno se sumerge en este maravilloso mundo de la aviación, podemos leer cómo se maneja la aviación en otras latitudes, y eso por lo menos te da un parámetro para comparar, hacer mediciones, y sobre todo de darte una visión mucho más amplia sobre esta hermosa industria.
Me he percatado que tenemos como aspiración la aviación norteamericana y en los hechos, ellos están más atrasados que nosotros en muchos rubros, y no hablemos de sus estándares de seguridad aérea, ¡vaya que tienen serios problemas!, que todavía no han podido resarcir, pero se tiene la creencia que todo lo que hacen allá en las tierras del Tío Sam esta bien, pero no es así.
Como en todo el mundo, a la aviación no podemos reducirla a que sea blanco o negro. Ningún país es perfecto en su aviación, ni siquiera Japón; todos tienen su lado oscuro, porque la aviación es un enorme crisol de claroscuros, y lo que nos importa es que se cumplan los estándares de seguridad a nivel mundial.
¿Y qué son los estándares? En la aviación son especificaciones técnicas, que podemos considerar como los manuales de vuelo, las reglas y guías, que tienen como finalidad ser iguales para todos los operadores de transporte aéreo a nivel mundial, y así garantizar la seguridad de los pasajeros y tripulantes.
Esto es, hay reglas y tengo que seguirlas ya sea que me encuentre volando sobre cielos mexicanos o en el extranjero, y podemos decirlo con claridad y orgullo: hoy nuestro país cumple al 100% con los requerimientos de la OACI para tener una aviación segura.
Más allá de nuestras preferencias políticas, es importante que los que analizamos a la industria aérea, dejemos claro que lo que buscamos es que al ramo le vaya bien, pues el sector aéreo contribuye al país con más del 3.7% del Producto Interno Bruto (PIB), y México tiene todo para crecer de forma fenomenal, porque tenemos una aviación subdesarrollada; eso también ya lo he explicado en columnas anteriores.
La gran mayoría de los analistas se han limitado a tener una visión muy estrecha de la aviación nacional, donde ya no hay cabida para más líneas aéreas y eso es falso, faltan más líneas aéreas, y es fundamental dejar de centralizar la aviación en la Ciudad de México.
México es seguro para volar, y ojalá -es tan solo un buen deseo- que los “analistas especializados en materia de aviación”, dejaran de jugar el deshonroso papel de esbirros de la oposición, agoreros y futuristas consagrados.