Sonora Power
Observar el buen trabajo de posicionamiento de México que emprende la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo en la cumbre del G-20, realmente ha sido una de las cuestiones más satisfactorias que he podido apreciar en esta fase del relevo en el poder, y es que sin duda que la jefa del ejecutivo comienza a moverse como pez en el agua en el entorno de las relaciones internacionales.
Eso demuestra que México es la nueva potencia emergente en el mundo, el tema del que todos hablan, pero que escasamente podemos apreciar desde México, pues hay demasiado ruido de parte de los medios de comunicación tradicionales, que buscan destacar todo lo negativo respecto a nuestro país y escasamente nos enteramos de las cosas buenas que se dicen y observan de nuestro país en el exterior.
Vamos, incluso los editoriales envenenados de odio e interés que publican diarios como The Washington Post o The New York Times, con la firma de expresidentes, periodistas famosos o ex secretarios Estado, buscan causar daño y desconcierto, sin embargo está claro que no representan la verdadera opinión que hay en el exterior sobre los procesos que vive México.
La realidad, la señaló con claridad hace unos días en la llamada “mañanera del pueblo” la presidenta Claudia Sheinbaum, al señalar que en México se ha cambiado el modelo económico, de uno neoliberal a uno que propugna el humanismo y la redistribución del ingreso como sus principales banderas.
Ese es el fondo, al final del día la reacción de medios, comentócratas, agentes del exterior y emisarios del pasado, tiene que ver con el hecho de que México dio los pasos necesarios para cambiar su modelo y ahora impulsa una serie de cambios que para comenzar nos llevan a vivir en una verdadera democracia (recordemos que la interpretación de esa palabra es justamente hacer la voluntad del pueblo), por lo que inició con un Estado de bienestar, pero ahora se avanza también para cambiar al sistema de justicia con la reforma del poder judicial.
La presidenta Sheinbaum brilló al arranque de esta semana con luz propia en la reunión de los 20 líderes de países más poderosos del mundo, y desde su llegada marco pauta y ritmo a la reunión.
Sheinbaum logró mini cumbres con los principales líderes del mundo, comenzando con el presidente saliente de los Estados Unidos Joe Biden, con quien tuvo su primer y quizá último encuentro personal, y cerró ese círculo con una reunión con el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau.
Era importante ese dialogo, pues ya se sabe que uno de los argumentos más paseados de la oposición en México es que al no gustar la reforma del poder judicial a nuestros socios comerciales, estos estarían pensando en sacar a México del T-MEC.
Y la verdad es que no hay nada más absurdo que pretender que a las empresas de Estados Unidos o Canadá pueda convenir o agradar, la corrupción evidente del poder judicial, un sistema tan podrido de administración de justicia, que ha traído consigo distorsiones del mercado, tales como oligopolios, contra los que las empresas del exterior han debido competir en desventaja.
El mensaje subyacente de Sheinbaum es que el México de unos cuantos terminó y que ahora habrá piso parejo, y eso es muy conveniente para todos los jugadores, incluidas las corporaciones estadounidenses y de Canadá.
Pero eso no es todo, el éxito rotundo de Claudia Sheinbaum en la cumbre del G-20 es haber llegado con una propuesta para combatir el cambio climático, que es hoy por hoy la principal preocupación global; la presidenta es como se sabe una respetada líder global a favor del medio ambiente y contra el calentamiento global, y con ese antecedente hizo oír su voz ante sus homólogos, impulsando el modelo de Sembrando Vida como un enorme plan de reforestación internacional, que requiere de la inversión del 1% del actual gasto armamentista.
También uso su voz acreditada, para proponer una reforma al Consejo de Seguridad de la ONU, con la finalidad de democratizar su toma de decisiones.
Claudia Sheinbaum sin duda cautivo a los líderes globales con su presencia y con su determinación, y aún cerró su participación haciendo un llamado a acabar con guerras absurdas y utilizar la política a favor de la paz y la protección a los que menos tienen.
En su segunda participación en la cumbre alzó la voz y dijo: “El planteamiento de que “la libertad está solo en el mercado” es una falsedad. ¿Cuál libertad? ¿La libertad para morir de hambre? Eso no es libertad, es olvido, es deshumanización”.
Para cerrar diciendo: “No todo es mercancía, que los pueblos tienen el derecho a la paz, a la alimentación saludable, a la educación, a la salud, que solo pueden garantizarse a través de la responsabilidad del Estado”.
La verdad es que me llenó de orgullo nuestra presidenta, que no duda en alzar su voz, una voz fuerte y poderosa de un México que hoy surge como la potencia emergente del momento, que asume liderazgos entre los países en desarrollo, que tiende puentes con otras naciones y que busca construir consensos donde no los hay.
Claudia Sheinbaum cruzó el G-20 en Río de Janeiro dejando una estela de luz y dignidad y eso ha llevado a que naciones como China, India, Estados Unidos, Canadá, Reino Unido, Francia, Brasil, Chile, Colombia, Corea del Sur y Vietnam, se hayan decidido a cruzar sus agendas con las de nuestro país.
México tuvo con Claudia Sheinbaum un retorno resonante a las grandes ligas de la política internacional eso se nota, se percibe.
Con su participación la presidenta de México construyó mucho más que los pilotes sobre los que descansa el edifico de la Cuarta Transformación, logró consolidar lo hecho por Andrés Manuel López Obrador, consiguió mostrarle al mundo, que México está de pie.
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