El segundo periodo de Donald Trump comenzó muy duro. Los decretos que firmó han dado mucho de qué hablar y son una muestra clara de la idea que tiene el magnate norteamericano para lo que será su gobierno. Todo ello continúa dando de qué hablar.
Desde memes hasta preocupación legítima en diversos sectores internacionales por lo que parece un saludo ‘nazi’ de Elon Musk, el polémico empresario involucrado en el proyecto de “Make America Great Again”.
Creo que sería muy importante valorar en su justa medida esto, y en ese sentido, no perder de vista la respuesta de la presidenta Sheinbaum que ha sido prudente. También fue cauta al ser cuestionada sobre si viajaría para reunirse con su homólogo estadounidense, dijo que no tenía planeado viajar pronto para reunirse con él.
El primer “bluf” de Trump lo dio con el tema de los carteles de la droga y su etiqueta de terroristas, dijo que desde el primer día lo haría, y no fue así. Ahora anunció 14 días para decir qué carteles serían tratados de esa manera. Creo que lo correcto y prudente sería valorar la situación de una manera mucho más a conciencia.
Las implicaciones de esta medida tienen demasiadas aristas que acabarían afectando a tanto a justos como pecadores. Asimismo, la soberanía nacional no debería estar en juego ni a expensas de un decreto firmado en la Casa Blanca.
Me parece lamentable el sector de la oposición que aclama la unción de Donald Trump, y que celebra la sola posibilidad de la intervención norteamericana en la vida política de México. Los conservadores son los mismos de toda la vida, prefieren a los extranjeros sean de donde sean, antes que respetar la autodeterminación de los pueblos y la soberanía nacional.
Aún así, no veo un escenario mayormente complejo para México. La presidenta ha demostrado habilidad y buen mando. El plan económico presentado ha hecho bastante buen eco y el peso se mantiene sólido a pesar de la revalorización que ha tenido el dólar en el mundo.
Eso sí, los problemas de ambos países deben atenderse en conjunto, con especial atención en aquellos que atañen a cada nación involucrada. Es decir, no creo que Estados Unidos deba involucrarse demasiado en la seguridad interna en México, y tampoco nuestro país debería oponerse a las políticas migratorias de aquel país, siempre y cuando se respeten los derechos humanos.
Creo que la 4T está haciendo un gran trabajo atendiendo las causas, elevando el suelo de bienestar para las clases más desprotegidas, y construyendo el andamiaje legal para establecer como derechos constitucionales todos los apoyos necesarios para ello.
Me parece que aún falta para que caiga el último out sobre cómo acabará siendo la relación entre ambos países.
X: @vanessafelixmx