Vivimos tiempos de cambio y de transformación en las políticas públicas. Qué bueno que desde la Cámara Alta se hayan llevado a cabo diversas reformas legales para su inclusión, protección, igualdad de oportunidades, y sobre todo para impulsar el respeto que merecen los miembros de la comunidad LGBTTTI+.
Y es que, un cambio significativo o profundo, radica en seguir empujando mecanismos que terminen por erradicar la segregación y la discriminación que siguen padeciendo en carne propia los miembros de la comunidad LGBTTTI+. Es cierto que la insistencia ha ganado terreno importante para establecer una atención a las principales necesidades que garanticen una convivencia y una toma de decisiones que muchas veces se vulneran porque hace falta fortalecer un marco constitucional a fin de salvaguardar los derechos humanos.
Desde este espacio de opinión me solidarizo y soy empático con todas aquellas propuestas de reconciliación que abran el abanico para establecer mecanismos de mayor atención. Por un lado, mucho depende del respeto y comprensión hacía los miembros de la comunidad LGBTTTI+. Debemos contribuir a mejorar una nueva cultura siendo que todos tenemos libertad de expresión teniendo en cuenta la pluralidad y la democracia.
Y sigue siendo un reto mayúsculo, sin embargo, en la voluntad y la responsabilidad social de aquellos que abanderan una agenda integral e incluyente, se prioriza continuar empujando mecanismos legislativos. Se busca, con ello, poner en práctica instrumentos legales como un derecho plasmado en la constitución para su inclusión, protección e igualdad de oportunidades dotándolos de herramientas como iniciativas y leyes.
Me llamó poderosamente la atención la iniciativa que se presentará de reforma al Artículo 1 de la Constitución, que tiene que ver con los derechos humanos y que ordena a las autoridades “promover, respetar, proteger y garantizar los derechos conforme a los principios de universalidad, interdependencia, indivisibilidad y progresividad”, que incluirá a las instituciones de salud para que todas las parejas y las familias homoparentales sean reconocidas en sus derechos a la salud, al sistema de pensiones.
Desde luego que se trata de un tema sumamente importante que no debemos de soslayar. Lo que se está proponiendo abre la puerta para mejorar las condiciones de la comunidad LGBTTTI+ porque todos son parte de nuestra sociedad. Es buen momento para poner un alto a la discriminación que todavía suele ocurrir en nuestro país. Por tanto, hacer énfasis en este tipo de temas, es contribuir a la reconciliación de México que, desafortunadamente, vive en ocasiones climas de polarización.
Muchos casos de ello son producto de qué hacen falta políticas públicas teniendo en cuenta el reclamo social. Y para resolver esa demanda social es, hoy en día, indispensable propuestas y compromisos con todos los sectores sociales donde también van a bordo la comunidad LGBTTTI+.
Todos anhelamos un México feliz. La Reconciliación es, sin duda, la vía correcta para profundizar los cambios que el territorio necesita.
En este sentido que bueno que se pongan sobre la mesa este tipo de iniciativas porque debemos y merecemos vivir en un país democrático, plural, tolerante. En otras palabras, en buen momento llegó la propuesta de la prohibición de las terapias de conversión; asimismo, el proyecto de modificación para integrar conceptos de orientación sexual, orientación de género y expresión de género.
En esa ruta se propuso una voz de interlocución entre la de la comunidad LGBTTTI+ y la Cámara Alta para construir nuevas vías en materia de igualdad de derechos.
México necesita una Reconciliación para todos y todas, sin duda.