“Au-dessus des vieux volcans

Glissent des ailes sous le tapis du vent

Voyage, voyage

Éternellement

De nuages en marécages

De vent d'Espagne en pluie d'Équateur

Voyage, voyage

Vol dans les hauteurs

Au-dessus des capitales

Des idées fatales

Regarde l'océan”

(Anoche, soñé que volaba

Por las nubes de la imaginación

Y al despertar, desplegando mis alas

Comprendí que ya no era ilusión

Cuando pienses que el amor

Se ha olvidado de que estás ahí

Vuela, vuela con tu imaginación

Si no puedes ser feliz

No te rindas puede recurrir

Vuela, vuela con tu imaginación).”

DESIRELESS (MAGNETO)

Algún día México tendrá un servicio de salud como el de Dinamarca, seremos una potencia marítima mundial y, sí, recuperaremos la categoría 1 de aviación. Mas eso no es ahora ni será en este sexenio.

México lleva ya dos años ‘sin poder volar’, lo que en aviación se traduce en pérdidas superiores a los 250 mil millones de pesos (el no estar dentro de esa categoría ha impedido aumentar el número de rutas y vuelos de nuestras líneas aéreas con destinos al extranjero; tan solo Estados Unidos representa el 60% del total de los vuelos internacionales que tiene México).

Aunque López Obrador, la SCIT y otras autoridades mexicanas digan que ya tenemos todo listo para recuperar la categoría 1, sin fundamentos eso se ve muy complicado. Se debe dar cumplimiento a las recomendaciones de la Administración Federal de Aviación (FAA por sus siglas en inglés) y eso no termina de llevarse a cabo.

La primera fecha prometida por esta administración federal fue el año pasado; la segunda (15 de mayo), ya ha quedado también atrás. Ahora, de acuerdo a Peter Cerdá, vicepresidente Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA), la estimación para recuperar la categoría 1 es dentro del último trimestre de este año. Veremos.

No se terminan de resolver las salvedades que fueron señaladas por los estadounidenses en octubre del año pasado. En ese entonces fue tan desastroso el resultado que, a las observaciones que se habían hecho previamente, se sumaron 20 más a las 18 originales… Sí, actualmente son 38 observaciones a subsanar.

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Más allá de los estrictos controles que especifica la FAA y que deben cumplirse, lo dicho por López Obrador: “en los tiempos de Calderón, el aeropuerto lo manejaban los narcotraficantes y tenía categoría 1. Ahora que lo maneja la Marina, arbitrariamente nos tienen en categoría 2″, es una nueva falsa acusación al gobierno de los Estados Unidos (la FAA pertenece al mismo).

Ni lo de la venta/liquidación de Mexicana lo pudieron negociar de manera correcta. Eso sí, establecieron la creación de una nueva línea aérea usando la marca cuando esta aún no le pertenece al Estado. Culpan por supuesto ahora a los trabajadores que antes habían obtenido un laudo, cuando en realidad el gobierno debía haber respetado los amparos o, bien, considerar estos como un sobre precio a la oferta que luego pretendieran hacer por Mexicana de Aviación.

López Obrador ya acusó a los abogados de “mal aconsejar” a trabajadores de Mexicana para interponer amparos para no vender la marca al gobierno federal y, les conmina a reconsiderar la oferta del gobierno y desistirse. El gobierno de la 4T omite decir que esos amparos datan de mucho tiempo atrás; antes que el obradorismo sentara los planes que ahora tiene para su línea aérea estatal. El gobierno no corroboró que estuviera todo arreglado cuando pagó por el nombre de ‘Mexicana’… total, se van los impuestos de los contribuyentes.

En el México de los otros datos (y las otras fechas), Andrés Manuel ya prometió que en diciembre la compañía aérea estará en funciones. El “problema” de ello es el pleito judicial que mantienen ciertos extrabajadores, sin olvidar la falta de plan de negocios, de equipo de trabajo y el incumplimiento de al menos nueve aspectos regulatorios y financieros. También el que contar con una línea aérea no pasa precisamente por una cuestión de ‘austeridad republicana’; el dinero que se requiere para mantenerla no es tema menor.

Tristemente, México no recuperará pronto la categoría 1 de aviación. La razón es sencilla: el 10% de capacidad contra un 90% de (no) honestidad) dio como resultado perder la calificación, cancelar el NAICM y tirar el dinero en el AIFA.

No hay señales claras y comprometidas con un futuro promisorio para la aviación en nuestro país, en especial para las líneas aéreas nacionales y/o con participación nacional.