La Selección Mexicana tiene ante sí, en el marco de la Copa América 2024 en los Estados Unidos, quizás la penúltima oportunidad de jugar un torneo de gran calado haciéndolo como local. (Las cuarto anteriores: México 70 y 86 y EU 94 y 2016.) La última será, sin duda, en la próxima Copa del Mundo a celebrarse en nuestro país en sede compartida con Estados Unidos y Canadá, donde virtualmente se juega también en casa.
Lo que empezó como un juego pícaro (que es como el aficionado mexicano, en su inmensa mayoría, ve al futbol) ha venido creciendo de una forma en que los aficionados de países pertenecientes a la Conmebol (lease Sudamérica) se lo han tomado demasiado en serio.
Por sobre los demás, la Argentina, país al cual sus políticos deshonestos e incapaces han encontrado en este deporte el instrumento ideal para mantener enajenadamente distraído al pueblo, mientras estos hunden año con año a ese país andino. No les basta con ser campeones de América y del mundo, no, quizás no soporten que FIFA le ha dado a México ya su tercera sede y a ellos su segunda... Un partido en el Mundial de 2030, a celebrarse básicamente en España, Portugal y Marruecos... yo que sé.
Aquí, en este caso, si el DT nacional, Jaime, “el Jimmy”, Lozano y su tan capaz e inteligente cuerpo técnico quieren motivar a los seleccionados de cara a la ya próxima Copa América, no sería al estilo Bora Milutinovic poco antes de jugar los partidos del México 86, viendo videos de las películas de Rocky (Silvester Stallone), hecho que le resultó bastante útil, por cierto, sino que bastaría por ejercicio de motivación simplemente el dar un repaso a las declaraciones que en contra de nuestro país hacen a diario y seguirán haciendo periodistas deportivos de todos esos países.
Se tiene que dar un golpe sobre la mesa y alzar esa copa, teniendo como única opción el aceptar con una sonrisa agachona y sumisa todas esas inaceptables y obscenas faltas de respeto. Así que, seleccionados mexicanos y cuerpo técnico tienen en este verano el reto de sacar la cara por nuestro país, y cortar de tajo toda índole y/o intento de ofensa a nuestro futbol y también al país mismo.