La carta pública que la presidenta Claudia Sheinbaum dirigió al presidente electo de los Estados Unidos, Donald Trump, muestra la nueva realidad de la relación entre ambos países.

”A un arancel, vendrá otro en respuesta y así, hasta que pongamos en riesgo empresas comunes”, fue la contundente respuesta de Claudia al mandatario que recibirá del senil e inepto Biden un verdadero barril de pólvora a punto de estallar, con una sociedad atomizada, empobrecida y violenta que ya no busca quién se la hizo, sino quién se la pague... y su chivo expiatorio favorito son los migrantes.

La presidenta recordó a Trump que General Motors, Stellantis y Ford Motor son empresas estadounidenses que llegaron a México hace casi un siglo, no con el TLCAN. Si Donald Trump impone aranceles a México, impondrá aranceles a sus propias empresas.

¿Servirá este planteamiento de la presidenta frente a la nueva administración de EU? Dudo que a nivel estratégico, el mandatario comprenda, o quiera comprender, la posición de debilidad económica, política y social en la que se encuentran los Estados Unidos.

Sin embargo, el presidente electo Trump es un hombre de negocios, no muy competente, pero a fin de cuentas, lo suficiente para comprender que enfrentarse con el último socio económico de nivel que le queda es México y que pelearse con él no solo causaría una crisis en ambas naciones, misma que se sentiría más fuerte de aquel lado de la frontera, sino que no enviaría a México a los brazos de nuevas configuraciones económicas como los BRICS.