Alguna vez, hace muchos años, en una reunión que tuve con mis vecinos en mi colonia cuando vivía en CDMX, para no variar, se estaban disputando dos personas el liderazgo del comité vecinal.

Llevábamos horas en el jaloneo y en el pleito de quién se quedaba y quién no, y de pronto una señora que estaba junto a mí me dijo: “¿Qué tendrá el poder que todos quieren tenerlo?” Y se fue.

Me dejó pensando en aquel cuestionamiento, y tanto, que aún lo recuerdo perfectamente. Y sí, me pregunto al día de hoy: ¿Qué tendrá el poder que todos quieren tenerlo?

Es una tristeza ver cómo dos mujeres se pelean a rabiar por la alcaldía Cuauhtémoc. Es tanta su pasión por el poder, que las noto tan lejanas de la gente y tan ensimismadas en obtener el triunfo. Mientras tanto, imagino a los vecinos de la Cuauhtémoc viendo con ojos asombrados lo que está sucediendo, porque no ven más beneficios para ellos por esta trifulca entre dos damas, lo único que ven es a dos mujeres peleándose la alcaldía como en una competencia de primaria... Parecen dos niñas chiquitas reclamando su premio: algún dulce , alguna paleta.

Si de verdad fuera cierto que para ambas, Alessandra y Caty lo más importante son los habitantes de la Cuauhtémoc, imagino apoyarían a la otra mujer que está peleando por el “triunfo”, entonces ¿pues no que se trata del amor a la alcaldía y a su gente? Entonces, ¿por qué se pelean?

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Y es que sí, en México los puestos políticos son jugosos, una mina de oro para algunos políticos. Dudo que si estos puestos fueran mal remunerados, todos esos que gritan arengas en torno a que aman al pueblo, mejor se quedarían callados sin ganas de nada, porque aquí el dinero es lo que les importa.

No les importa SERVIR, y se les olvida que son FUNCIONARIOS PÚBLICOS. Es decir, que son contratados por nosotros porque nosotros les pagamos. Ellos ensordecen y se vuelven ciegos ante el poder. México es una mina de oro para los políticos.

Estar en la política los convierte en personas privilegiadas: Sueldos altísimos, seguridad, blindajes, guaruras, fotos, videos, salir en la tele, ser famosos.

Eso es a lo que aspiran muchísimos de ellos. ¿La gente? Bien gracias. No importa.

Este pleito infantil que traen Alessandra Rojo de la Vega contra Caty Monreal y viceversa me hace verlas como unas mujeres muy incapacitadas para ejercer el puesto por el que están peleando casi jalándose el pelo.

Es un pleito de dos niñas que quieren la atención a como dé lugar. Una de ellas presumiendo que su papi tiene mucho poder y que por eso está ahí y la otra encantada de ser tomada por las cámaras y reflectores asegurando que con ella está el bien y ella es la buena del cuento.

Una cosa es un hecho: Ahora que el Tribunal Electoral aprobó el recuento “voto por voto” en la alcaldía Cuauhtémoc, veremos cómo la que pierda en este nuevo conteo de votos, perderá para siempre su carrera política, pues quedará como la niña berrinchuda que no supo usar su inteligencia emocional para hacerle frente a esta situación de otra manera... Las dos se juegan ahora su futuro “político”.

Por mi parte yo no le voy a uno ni a otra porque ya me cansé de que se vea a este país como un partido de futbol, donde todos quiere ganarse el trofeo pasando y olvidando a la gente y olvidando también que son funcionarios públicos al servicio de la gente, no para servirse ellos a morir del festín de suculencias que trae consigo estar en la política.

Yo espero ver paz, cordialidad y justicia. Que vayan tras de ella todos nuestros políticos porque no son tiempos de jugar a los “quemados”. Necesitamos seriedad y compromiso. Amor a la gente, pero amor del bueno. No de ese amor condicionado.

En fin, sigo soñando.

Es cuanto.