Preservar la paz, las reglas globales y nuestra democracia debe ser una prioridad. ¿Cuáles son algunas de las características de los tiempos turbulentos que viviremos en los próximos años?
- El mundo se está volviendo más competitivo, inestable e impredecible.
- Rusia continúa su patrón de acciones militares e híbridas agresivas.
- China es más asertiva en el exterior y opresiva en casa.
- Rusia y China, juntos, están a la vanguardia de un desafío autoritario al orden internacional democrático.
- Los ciberataques son cada vez más frecuentes, sofisticados y disruptivos.
- Persisten las amenazas terroristas en el mundo
- Proliferan las armas nucleares.
- La crisis del clima precipitará la inestabilidad y alimentará las crisis.
Esos son los desafíos que identifica Jens Stoltenberg, Secretario General de la OTAN, y que afectarán nuestra seguridad. La única forma de encararlos es juntos.
Afortunadamente, el presidente Joe Biden, su equipo y el Congreso de Estados Unidos están firmemente comprometidos con el vínculo transatlántico y con trabajar más con Europa. Hay una agenda 2030 de la OTAN. Son 30 naciones que usan ese foro para las consultas y decisiones de seguridad. Los dos conceptos clave son “disuasión” y “defensa” en tierra, mar, aire, espacio y ciberespacio.
La lucha contra el terrorismo y el mantenimiento de la estabilidad de fronteras se han convertido en las tareas más comunes de los países. Lo nuevo es que ahora se suman tecnología, impacto del cambio climático en la seguridad, resiliencia, infraestructura y cadenas de suministro. Ahí es donde están las nuevas vulnerabilidades y dependencias.
La ventaja tecnológica es la que permite a los países seguir siendo competitivos. Inteligencia artificial, biotecnología y computadoras cuánticas son los nuevos instrumentos de las relaciones internacionales. La OTAN lanzó un Acelerador de Innovación en Defensa para el Atlántico Norte (DIANA) y creó un nuevo Fondo de Innovación. Están utilizando biocombustibles para aviones a reacción y paneles solares para alimentar equipos. Desarrollaron una metodología para mapear las emisiones militares para reducirlas.
La ministra de defensa de Francia, Florence Parly, habla de los satélites Syracuse y CERES. El primero permite al ejército francés procesar e intercambiar millones de gigabytes de datos en tiempo real. En un momento de guerra conectada y digitalización del campo de batalla, esta capacidad es esencial. El segundo ofreció a Francia su primera capacidad de observación electromagnética desde el espacio.
Esta tecnología le permite a Francia observar cualquier parte de la Tierra, sea cual sea el clima, para detectar, incluso a través de las nubes, cualquier objeto que emita ondas electromagnéticas, ya sea un radar de defensa aérea, un vehículo blindado que se comunica con otros vehículos o soldados que se comunican entre sí. En la lucha contra el terrorismo, esta será una capacidad muy valiosa.
La ministra Parly lo dice de manera elocuente: “Si el espacio fue la ´nueva frontera´ de los años sesenta, no hay duda de que hoy es un ´nuevo frente´ en el campo de batalla”. El espacio es hoy una piedra angular de la defensa de las naciones para anticipar y planificar maniobras, detectar al enemigo, guiar sus fuerzas sobre el terreno y comunicarse. Ninguna operación puede suceder sin capacidades espaciales.
Francia ocupará la presidencia del Consejo de la Unión Europea durante el primer semestre de 2022. Durante su gestión, el acceso a los bienes comunes estratégicos, especialmente el espacio exterior, estará en la agenda. Y eso es importante para México, porque cuando hablamos del espacio, debemos aceptar que toda nuestra vida diaria depende de la defensa espacial que hagan los países de América del Norte y Europa. Un teléfono inteligente se conecta a satélites todos los días. Bloquear o desactivar satélites significa poner en peligro la libertad y la seguridad de los ciudadanos.
Si Rusia o China amenazan los satélites pueden poner en riesgo la seguridad de las operaciones espaciales, los vuelos orbitales tripulados y el acceso de todos al espacio. La comunidad internacional requiere normas de comportamiento responsable en el espacio.
El conflicto geopoítico nos lleva ahora a las amenazas militares unidas a la desinformación o los ciberataques. Ante estos riesgos, Josep Borrell, vicepresidente de la Comisión Europea, propuso una “brújula estratégica” para la Unión Europea. Es una propuesta política que define una mayor ambición para la política de seguridad y defensa, y establece medios concretos para hacer realidad esta ambición. Elabora una evaluación de las amenazas y desafíos y propone directrices operativas para permitir que la Unión Europea se convierta en un proveedor de seguridad global que proteja a sus ciudadanos, valores e intereses, y contribuya a la paz y la seguridad internacionales.
Ng Eng Hen, ministro de Defensa de Singapur, piensa que debemos trabajar en siete frentes, en materia de seguridad, durante la próxima década:
- Una asociación mundial más coordinada y coherente contra las amenazas biológicas. Colectivamente, nuestro mundo debería haberlo hecho mejor al lidiar con COVID-19. Desde alertas tempranas mal coordinadas y medidas pandémicas hasta cadenas de suministro globales interrumpidas, distribución desigual de vacunas e ineficacia contra la información errónea.
- Sentar las bases para hacer frente al cambio climático. Para hacer frente a la mayor amenaza existencial de esta generación, que afectará a cientos de millones, debemos pasar de lugares comunes a construir los componentes básicos que puedan reducir de manera efectiva las emisiones de carbono.
- Una distensión más productiva entre Estados Unidos y China. Ambos se necesitan mutuamente, y nuestro mundo necesita a los dos. Reconocemos que sus posiciones fundamentales sobre muchos temas siguen estando muy alejadas. Pero los costos del creciente antagonismo nos empobrecerán a todos. Una confrontación física sería catastrófica.
- Un código de conducta en el Mar de China Meridional. Es necesario para reducir las tensiones dentro del Mar de China Meridional. Es necesario acelerar el impulso antes de que ocurran contratiempos reales. El código de conducta debe ser compatible con el derecho internacional y todas las partes signatarias deben comprometerse a adherirse al acuerdo, tanto en espíritu como en la práctica.
- Acciones más enérgicas contra la migración forzada y la trata de personas. La situación puede empeorar si la escasez de alimentos y agua, agravada por el cambio climático, precipita hambrunas y guerras por el agua. Debemos impulsar y apoyar acciones más enérgicas para aliviar el sufrimiento de los inocentes y explotados.
- Guías para tecnologías emergentes. COVID-19 aceleró la tendencia de la digitalización y la conectividad, pero también nuestra vulnerabilidad a los ciberataques. La necesidad de marcos para prevenir fallas catastróficas de infraestructura crítica, como sistemas hospitalarios, plantas de agua y redes de transporte, se ha vuelto más urgente.
- Lograr la seguridad y salud para todos. Como COVID-19 nos ha recordado tan dramáticamente, la salud es riqueza y, a menudo, damos por sentados los placeres simples, como compartir una comida o tiempo con nuestros seres queridos.
El concepto de defensa colectiva está cobrando impulso. Rusia está probando directamente a la OTAN a lo largo del frente oriental del bloque. En la región del Indo-Pacífico, la influencia y la presencia militar cada vez mayores de China hacen que Australia se ponga al día. La proliferación de tecnología espacial y no tripulada en Estados Unidos es una señal de que los conflictos futuros se desarrollarán más a menudo por encima de nuestra atmósfera. Se está acelerando la militarización del espacio.
¿Qué podemos esperar en 2022? Es imposible saberlo por la imprevisibilidad de ciertos actores internacionales. Viviremos en una era de creciente competencia estratégica entre estados y complejas amenazas a la seguridad, donde las políticas de poder han vuelto para quedarse. El gobierno de la 4T, en México, tiene que estar dispuesto y preparado a defender nuestros intereses y valores en este nuevo orden mundial.
Javier Treviño en Twitter: @javier_trevino