¿Es mucho pedir al candidato de MC dejar de estorbar?
La democracia exige eficacia. Esta es la regla fundamental, aunque no se exprese en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Entendamos las cosas. Solo hay dos proyectos políticos en México. Les pondré nombre:
1. “Proyecto político de izquierda”. Lo encabeza Claudia Sheinbaum, candidata presidencial de Morena, PT y Partido Verde.
2. “Proyecto político de derecha”. Lo representa Xóchitl Gálvez, candidata presidencial de PRI, PAN y PRD.
Hay un tercer candidato, pero no puede ser tomado en serio. Por lo tanto, Jorge Álvarez Máynez no debe ser invitado a los debates presidenciales. Excepto a su familia, a nadie le interesa lo que él diga o calle.
Antes de continuar, recurriré a un clásico de nuestros tiempos: suplico a quienes me lean que, por favor, no me vayan a salir con el cuento de que la ley es la ley y que, por disposiciones legales, todas las candidaturas deben participar en los diálogos organizados por el INE. La ley no puede ser superior al sentido común. Y, en este caso, más que cualquier regla, lo que debe guiar a quienes organizan las elecciones es un sencillo refrán: mucho ayuda quien no estorba.
El señor Máynez sin duda estorbará cuando se enfrenten, dialécticamente, las candidatas de derecha e izquierda. En el tema de los debates tal refrán sobre los estorbos tiene más validez que cualquier disposición legal, sea constitucional o no. Si los libros sagrados están llenos de demostradas falsedades, si los grandes filósofos y científicos se equivocan, con mayor razón meten la mata los y las constitucionalistas. Así que a la Constitución y al resto de las leyes hay que obedecerles, sí, pero solo cuando sus preceptos sean sensatos; claro está, estamos moralmente obligados a desobedecer cuando la legislación exija tonterías, algo desgraciadamente muy frecuente.
Debatir sin moderador y moderadora
Los partidos políticos han propuesto periodistas para moderar los debates presidenciales. ¿Es necesario? Creo que no. Lo más probable es que generarán problemas, en vez de resolverlos, el conductor y la conductora de noticieros que se seleccionen para esa tarea. Ocurrirá así porque a los y las periodistas de TV con gran facilidad les gana el protagonismo, así que casi seguramente quienes moderen los encuentros entre las candidatas tratarán de robarse el show. Lo hemos visto muchas veces. Y ello en el supuesto de que se designe a moderador y moderadora con capacidad para desempeñar con propiedad tal rol. De las numerosas personas que han sido mencionadas como propuestas de los partidos para moderar los debates, un par me parecen inteligentes y con experiencia, pero la mayoría nomás no.
¿Pueden Claudia y Xóchitl debatir sin moderador y moderadora? En mi opinión, pueden y deben hacerlo así. ¿Qué podría salir mal? Todo, desde luego, pero también podría ser verdaderamente un diálogo de alto nivel. El riesgo de debatir sin alguien que modere sería que el encuentro lo dominaran las interrupciones excesivas y, con estas, los gritos de ambas que no nos permitirían escuchar con claridad sus intervenciones.
Pero tal escenario, el peor de todos, sería muy bueno para la gente, ya que quedaría perfectamente evidenciada la aspirante presidencial más escandalosa, lo que le perjudicaría. La sociedad que va a elegir presidenta el próximo junio necesita ver a las dos candidatas en situaciones de estrés, para comprobar quién de ellas sabe dominar mejor sus emociones negativas.
¿Cómo garantizar, sin moderador y moderadora, que Claudia Sheinbaum y Xóchitl Gálvez hablen exactamente el mismo número de minutos? Con un simple reloj de ajedrez coordinado con los micrófonos de ambas. A la que se le acabe el tiempo se le desconecta el micrófono y ya está. La administración de los silencios sería fundamental, lo que por lo demás resultaría de gran utilidad para el público: a las candidatas hay que verlas hablando, pero también escuchando. La capacidad de escuchar debería ser mucho muy importante en las personas que aspiran a gobernar una nación.
¿Debatir para destruirse o para construir?
En el debate sin moderador y moderadora destacaría la candidata más preparada para argumentar, esto es, para refutar las malas ideas de su rival, pero también la más honesta, esto es, la que no batalle para apoyar los puntos de vista valiosos de su oponente. No necesitan las aspirantes presidenciales lanzarse a destruirse, ¿o sí? Personalmente pienso que la más agresiva, la que más insulte, la que más calumnie, resultará perjudicada.
Leí un ensayo de Josep Aguiló Regla de la Universidad de Alicante. Este autor dice que hay cuatro modos de debatir, que en mi opinión podrían reducirse solo a dos:
1. Debatir es combatir. Metáfora bélica.
2. Debatir es competir. Metáfora deportiva.
3. Debatir es explorar y/o diagnosticar. Metáfora médica.
4. Debatir es construir. Metáfora constructiva.
Los cuatros tipos de debate pueden ser dos, tal como lo sugiere el propio autor citado:
1. Debatir es combatir y competir.
- “Los interlocutores que combaten se acometen, pelean, batallan, contienden, luchan, embisten, etc”.
- “Es así porque la finalidad de su interlocución es la destrucción del otro”.
- “Para cada interlocutor, el otro es un enemigo y su destrucción es sinónimo de la propia victoria”.
- “La victoria se consigue cuando el otro queda desorientado, balbuciente, humillado, descalificado, lloroso, desarmado, es decir, derrotado”.
- “Lo característico de este tipo de debate es que no es posible separar el objeto de discusión de los sujetos de la discusión. Y no es posible porque para cada interlocutor el problema central, en realidad, es el otro interlocutor”.
- “El objeto de discusión es en muchas ocasiones meramente accesorio y circunstancial. El sentido de la intervención es la descalificaciçon. Es evidente, por ejemplo, que el sentido de ‘¡Váyase Sr. (Felipe) González!’ pronunciado por (José María) Aznar combinaba con cualquier tema en discusión; valía lo mismo tanto si el debate versaba sobre el paro, sobre Europa o sobre las pensiones. El problema de Aznar era González, no el paro, Europa o las pensiones”.
2. Debatir es explorar, diagnosticar y construir.
- El debate o diálogo para diagnosticar situaciones complejas es importantísimo en la investigación científica, tanto como debería serlo —en algunas ocasiones lo es— en las deliberaciones de un tribunal como la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
- “Construir es fabricar, edificar, crear algo dotado de unidad, separado y distinto de los constructores”.
- “Quienes construyen conjuntamente algo resuelven problemas de dos tipos. Por un lado, problemas de conocimiento y, por otro, problemas de coordinación”.
- “Construir implica hacer, no basta con saber”.
- Este es el “debate cooperativo que persigue esclarecer las conciencias de los participantes, su conocimiento reflexivo”.
- Es un debate que debe ser productivo y “un juego de ganar-ganar, no de ganar-perder”.
¿Sería posible?
Me gustaría ver a las dos candidatas enfocadas en el diagnostico racional que sirva para edificar un mejor país. Me molestaría verlas en plan de pugilistas. Razones para intentar destruirse pueden encontrar miles, reales o inventadas. Temo que los equipos de estrategas de ambas puedan estar trabajando más en el diseño de golpes para dañar a la rival que en argumentos acerca de lo que debe hacerse en México para superar tantos problemas.
Después de los debates la comentocracia dirá que ganó la más agresiva, esto es, la que más descalifique a la otra. Pero creo —cito de nuevo clásico— que en realidad no será así: el pueblo no es tonto, tonto es el que piense que el pueblo es tonto. La gente que vea el debate tendrá su propia opinión, que no necesariamente será la de quienes opinen en columnas políticas o participen en mesas de análisis de radio y TV. Desde luego, la gente que no vea el debate tampoco se dejará llevar por lo que afirmen los y las comentócratas, que en nuestro país han perdido prácticamente toda su credibilidad.
Ojalá Claudia Sheinbaum y Xóchitl Gálvez dialoguen racionalmente y sin ofensas. Y sin moderador y moderadora, ya que ambas candidatas, sin que se les obligue, podrían actuar como mujeres juiciosas. Insisto, se puede y se debe.