Michoacán se ha situado en el epicentro de importantes acontecimientos históricos del país; la línea del tiempo lo ha mostrado con movilizaciones estudiantiles, sociales y políticas en procesos que han sembrado la semilla de la lucha democrática del país, especialmente porque han causado grandes repercusiones y, por consiguiente, significativas para sentar un precedente como una acción que nos identifica al provocar inmensos cambios no solo en el territorio michoacano, sino en el plano nacional.
A raíz de ello, el estado de Michoacán ha dado un paso importante. Lo mostró con la promulgación de la Reforma a la Ley en contra del Delito de Extorsión que- la legislatura local- sacó adelante como propuesta del Gobernador Constitucional, Alfredo Ramírez.
Sin duda, un paso trascendental para fortalecer la estrategia de seguridad en aras de buscar la pacificación del país. De hecho, este proyecto buscan profundizarlo a otra latitudes, es decir, llevarlo como iniciativa al legislativo federal porque, en el fondo, su contenido es de gran utilidad para aterrizar mecanismos e instrumentos de controles más eficientes en materia de seguridad.
Y, para que eso pueda ser posible, el gobernador de Michoacán invitó a un protagonista de los cambios constitucionales como Ricardo Monreal que es clave en la construcción de un esquema de proyectos que son la base del programa de la Cuarta Transformación. Por ello, si la propuesta llega a manos del coordinador de los senadores de Morena el proyecto, no tengo duda, podrá llegar a ser una realidad en el marco Constitucional.
Esa fue una de las razones de la visita del Senador Ricardo Monreal al estado de Michoacán. Asimismo, hubo otra razón poderosa que hizo posible el gobernador de Michoacán: abrir el compás al proceso de democratización de la sucesión presidencial en un fase, hay que decirlo, nueva para las cuatro corcholatas de Morena. Y lo digo de esa forma porqué desde que se reconoció oficialmente a Monreal -en la lista de aspirantes- el escenario cambió.
Y no sólo lo hizo posible el gobernador de Michoacán, sino la propia dirigencia local de Morena que encabeza Juan Pablo Celis, al abrir el abanico y, con un gesto de pluralidad, reconoció a Ricardo Monreal como aspirante presidencial. De hecho, en presencia de la prensa, el líder del CEE se comprometió a firmar un acuerdo de civilidad y respeto ante el consejo local. Es decir, sujetarse al piso parejo sin cargadas ni favoritismo. Esto incluye, por supuesto, el mismo trato y respeto en cualquier escenario.
Con estas acciones, el estado de Michoacán es pionero en atender la instrucción de Palacio Nacional pues, en todo caso, fue el mismísimo presidente López Obrador, a través de Mario Delgado, el qué corrigió la ruta sucesoria.
Se abre el horizonte y, con ello, crece la esperanza de qué las condiciones serán, como todos esperamos, plurales y democráticas. De entrada, el trato que recibió Ricardo Monreal -en Michoacán- hay que destacarlo. La dirigencia que encabeza Juan Pablo Celis, se portó a la altura. Hubo gestos de madurez y responsabilidad política en una etapa donde la unidad es el punto medular del proceso, sobre todo para evitar pugnas y desencuentros innecesarios que no abonan a la democracia interna del partido.
Y, en Michoacán, Ricardo Monreal demostró porque es un aspirante presidencial fuerte. El marco perfecto fue el monumento al emblemático al general Lázaro Cárdenas del Río, donde, incluso, en su momento el mismo Andrés Manuel López Obrador encabezó mítines. De hecho, en ese escenario, hombres y mujeres, lo mismo que jóvenes y diversos sectores sociales cerraron filas con el coordinador de los senadores de Morena que abarrotó el espacio público.
Era una multitud la que se dio cita en el evento denominado de unidad para cobijar a Ricardo Monreal que fue, sin lugar a dudas, el protagonista principal.
De modo que, con esa situación, Michoacán se pone en el centro de impulso para que más entidades federativas abran el compás y muestren, como se espera, apertura y flexibilidad a los cuatro aspirantes presidenciales de Morena.
El gobernador de Michoacán y el CEE de Morena lo hicieron de forma respetuosa, sobre todo llevando al terreno de la democracia lo que todos esperamos que suceda: piso parejo en la sucesión presidencial sin ningún interés particular. Es decir, que tanto el comité local, como la estructura de gobierno, sean totalmente parciales. La única evidencia que podemos atestiguar es que, con esta nueva etapa, se acabe la cargada y el favoritismo.
Y, finalmente, con todo lo que aconteció hace unos días, Ricardo Monreal fortalece su aspiración presidencial, sobre todo ahora que el escenario dará un giro sustancial: Seguramente vendrán más invitaciones de gobernadores y gobernadoras emanados de Morena.
Por cierto, Alfredo Ramírez puso el ejemplo al ofrecer un marco que, por supuesto, supo aprovechar el zacatecano porque su proclama penetró en el ánimo de la población civil que, al final de cuentas, será la que decida, eso sí, si hay apertura y democracia interna ya que eso, a la postre, es lo que definirá el presente y el futuro.