Se acumulan las tragedias y el compañero presidente y camarada Andrés Manuel López Obrador sigue sin dar la cara. Se escuda en una retórica con la que se victimiza, responsabiliza a cualquiera y minimiza los errores de su administración, al tiempo que busca generar distractores para mandar al olvido sus errores e ineficiencias.
La terrible tragedia del pasado jueves donde perdieron la vida 53 migrantes no ha sido la excepción. El presidente la ha minimizado y señala culpables fuera de su gobierno y del país. A pesar de que este suceso se dio en territorio nacional y fue promovido por la política que acordó con su amigo y aliado político Donald Trump, responsabiliza a los Estados Unidos.
Sin embargo, la tragedia es resultado de la incapacidad, ineficiencia y falta de coordinación de las áreas del gobierno federal encargadas de atender el fenómeno migratorio. También juega un papel fundamental el discurso populista del presidente que incentiva los movimientos migratorios y el tráfico de indocumentados por parte de los coyotes y mafias de trata de personas.
Una responsabilidad compartida
Las administraciones del presidente López Obrador y de su amigo Trump instrumentaron en 2019 los Protocolos de Protección al Migrante, mejor conocido como el programa “Quédate en México” mediante el cual se obliga a los solicitantes de asilo a esperar en México las audiencias para un tribunal de inmigración en Estados Unidos. Así, México se convirtió en el muro que Trump prometió a su electorado.
En enero de 2021, poco después de arribar a la presidencia, Biden puso fin a este programa, pero en agosto pasado, una corte federal ordenó su restablecimiento tras concluir que su cierre no se había realizado de forma correcta.
Al programa se sumó un discurso aspiracionista de AMLO animando a los centroamericanos a venir en desbandada para alcanzar el sueño americano, una y mil veces el camarada ha exigido a Biden entregar visas a los migrantes.
Este discurso (que solo encuentra oídos sordos en Estados Unidos) promueve estos flujos de personas y, como hemos visto, pone en peligro a miles de seres humanos, sobre todo en su paso por México.
Aunque no era el foro adecuado, en la Cumbre de Líderes sobre el Cambio Climático, AMLO habló de migración y pidió a Estados Unidos visas de trabajo y de residencia para mexicanos y centroamericanos. En agosto y septiembre insistió con lo mismo: “Vamos a que se otorguen visas temporales de trabajo, primero que se apoye a los pueblos de Centroamérica”.
Doble discurso
AMLO por un lado atrae a los migrantes con su discurso y con el programa “Quédate en México”, mientras por otro, ordena a su cancerbero Adán Augusto y al Instituto de Migración (INM), contener y reprimir a los migrantes. Los agentes de Migración y la Guardia Nacional (GN) se han comportado peor que la Border Patrol (PatrulaFronteriza) en sus peores años.
Al respaldar una de tantas acciones de represión de la GN y del INM contra migrantes, AMLO no dudó en advertir que su gobierno continuará “conteniendo” a migrantes que buscan llegar a la frontera norte de México: “vamos a seguir conteniendo, pero hay que buscar soluciones de fondo, estructurales, y también Estados Unidos tiene que dar becas, y tiene que permitir visas temporales de trabajo para Centroamérica, no les afecta en nada, porque se necesita en Estados Unidos y en Canadá la fuerza de trabajo”.
Así vemos como una acción contradictoria del gobierno de la República pone en vilo la vida de los migrantes durante su paso por el inhóspito territorio nacional. Primero enfrentan la represión de la GN y del INM. Si logran pasar esos filtros represores a cargo de Adán Augusto, se enfrentan a las mafias del narcotráfico que actúan con absoluta libertad en nuestro país, porque la orden del Gobierno Federal son abrazos.
Los responsables
No cabe duda de que el problema migratorio se agravó a raíz de la política fallida que instrumentó AMLO con Trump. En Estados Unidos han intentado poner freno a dicha política, pero en México se le ha dado continuidad y se ha fortalecido desde muchos frentes administrativos, empezando por el INM, que depende de la Segob a cargo del tapado número uno para suceder al camarada Andrés: Adán Augusto López Hernández.
En segundo lugar, están la secretaría de Seguridad Pública a cargo de Rosa Ícela Rodríguez y el responsable de la Guardia Nacional, General Luis Rodríguez Bucio, quienes, lejos de ofrecer seguridad y prevenir los delitos como el tráfico de personas, se han convertido en una especie de cazadores de los migrantes que buscan el sueño mexicano y estadounidense.
Dentro de este coctel de ineficiencia gubernamental está también la CNDH a cargo de María Rosario Piedra Ibarra, quien lo único que ha hecho, además de destruir la Institución, es avalar los abusos y violaciones a los derechos humanos que promueve el gobierno del AMLO.
No solo Estados Unidos tiene la culpa del accidente ni de la represión de migrantes, también la tiene el gobierno de México, porque el problema no se resuelve con demagogia ni debe ser utilizado para promoción política como lo pretende AMLO, capaz de justificar la incapacidad de su gobierno promocionándose, diciendo que él ya le había mandado una carta a Biden, que en su libro escribió sobre este asunto o que si se lo pidió en el foro de la ONU. Mucho discurso y ninguna acción, así es como gobierna López Obrador.
La realidad es que la tragedia estuvo precedida por una fuerte represión de las instancias migratorias y de seguridad de México que ya habrían dejado varias víctimas mortales y el accidente de uno de los tres camiones de migrantes que dejó 53 muertos, que ocurrió por huir de la Guardia Nacional.