En menos de 20 días de gobierno, el presidente Javier Milei ha logrado experimentar la luna de miel política más corta de la historia para los electores amantes de la libertad que hace unos meses gritaban “¡Carajo!” al final de cada frase y que ahora es a donde lo quieren enviar.

La peor paradoja para un libertario debe ser la total restricción de sus libertades. Al menos, las más básicas como elegir qué comprar con un sueldo que para la triste Argentina se ha sustituido por la facultad patronal de pagar a los empleados con carne o leche, así como aquellas implicadas en el régimen de excepción al que pretende apegarse al establecer un estado de “emergencia pública” en seguridad, empleo, empresas, sistema económico y financiero, fiscal, defensa, energético, sanitario, administrativo y social, con vigencia hasta el 31 de diciembre de 2025. La estafa “libertaria” podría ser extendida por el Poder Ejecutivo hasta por un máximo de dos años adicionales, en caso de que así lo aprobara el parlamento argentino que está integrado principalmente por sus opositores.

Mientras veía las imágenes de las calles inundadas entre marchas, cientos de policías reprimiendo y decenas de guaruras acompañando al aclamado presidente, sentí una profunda preocupación por el pueblo argentino, pero, a la vez, una certeza: la “ola libertaria” reforzada por las derechas de América Latina que parecía fortalecerse en Brasil alcanzando a algunos liderazgos de México cargarán con este caos durante varias décadas.

La brújula pérdida en personajes como Xóchitl Gálvez o el propio Salinas Pliego tendrán la peor propaganda y el ejemplo más caótico sobre los extremos indeseables de agitación, rechazo y sufrimiento que brinda el mito de la “amarga medicina” para los gobiernos de las izquierdas.

El neoliberalismo, como ideología económica y política, ha sido objeto de diversos debates y críticas a lo largo de su implementación en diferentes contextos. Algunos argumentan que ciertos aspectos del neoliberalismo han resultado problemáticos o han llevado a resultados no deseados.

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Entre esos mitos:

1. Trickle-down economics (Efecto derrame):

- Mito: La idea de que si se benefician principalmente los sectores más ricos de la sociedad a través de recortes de impuestos y políticas proempresariales, esos beneficios se filtrarán hacia abajo, beneficiando a todos los estratos sociales.

- Crítica: En muchos casos, la evidencia ha mostrado que la brecha entre ricos y pobres ha aumentado en lugar de reducirse, y los beneficios económicos no siempre se traducen en mejoras significativas para la mayoría de la población. En Argentina, los trabajadores marchan mientras que los propietarios de empresas se han quedado sin productividad, con tremenda inflación y la viabilidad comprometida. Los pequeños y medianos han cerrado mientras que solamente las trasnacionales sobreviven, pero sin la fuerza principal que es la de los empleados. La brecha de desigualdad, sin siquiera transcurrir un mes completo, ya genera una agitación y se amplía conforme pasan los días.

2. Desregulación total del mercado:

- Mito: La creencia de que la desregulación total del mercado llevará a una eficiencia económica óptima y a un crecimiento sostenible.

- Crítica: Experiencias como la crisis financiera de 2008 han demostrado que la falta de regulación puede conducir a prácticas financieras riesgosas y a consecuencias perjudiciales para la economía global. El colmo: en Argentina, la desregulación propuesta por Milei abre la puerta al lavado de dinero pero castiga con regulaciones adicionales las manifestaciones, reuniones y todo tipo de libertad política.

3. Privatización de servicios públicos:

- Mito: La idea de que la privatización de servicios públicos conduce a una mayor eficiencia y mejor calidad en la prestación de servicios.

- Crítica: En algunos casos, la privatización ha llevado a un aumento de costos, falta de acceso para los sectores más desfavorecidos y una menor rendición de cuentas. En México, las desigualdades se acentuaron a partir de que Carlos Salinas de Gortari entregara empresas del Estado a particulares, uno de ellos se ha convertido en el hombre más adinerado que acapara los recursos mientras que el otro 99% sigue sufriendo las consecuencias.

4. Mano invisible del mercado:

- Mito: La creencia de que el mercado, si se le permite operar sin interferencias, se autorregulará para lograr el mejor resultado para la sociedad.

- Crítica: Las crisis económicas, las desigualdades persistentes y otros problemas han llevado a cuestionar la eficacia de dejar que el mercado funcione sin intervención. De hecho, Milei realiza una de las intervenciones más extremas.

5. Austeridad fiscal:

- Mito: La idea de que las políticas de austeridad, como recortes de gastos públicos y reducción del déficit, conducirán a una mayor estabilidad económica.

- Crítica: En algunos casos, las políticas de austeridad han tenido efectos negativos en el crecimiento económico, el empleo y los servicios públicos esenciales. Milei pretende recortar empleados públicos sin entender que aquellos empleados consumen, mantiene viva una vapuleada economía con sus gastos y hacen fluir recursos que ahora, tendrán volver al primitivo trueque para poder circular.

La fórmula perfecta del desastre y los mitos derribados en cuestión de nada. Una gran lección quedará para Argentina: los liberales son un mito, hasta la peor “izquierda” era mejor, difícilmente en otros países de América Latina votarán por un histriónico, carajo.