“Que no se utilice el Ejército para suplir las incapacidades de los Gobiernos civiles”

AMLO

El presidente sorprendió a propios y extraños la mañanera de ayer con un “decretazo” que anula a dos Poderes, el legislativo y el judicial.

Por un lado, al Poder Legislativo, los representantes del pueblo, que, como no es afín, vamos, como no se han “doblado” como él con Trump, decide eliminarlo y desconocerlo, porque, queda claro, él no entiende ni de democracia ni de pluralidad.

Por otro lado, al otorgar funciones de “justicia” a la secretaria de Seguridad Pública, que estará supeditada a la SEDENA, borra de un plumazo al Poder Judicial y eleva al rango de jueces a los funcionarios encargados de combatir la delincuencia, porque al encargarse ellos mismos de sentenciar a los presuntos delincuentes, se elimina la presunción de inocencia y, como en cualquier dictadura militar, los derechos humanos se van al caño.

El poder de las fuerzas armadas

Desde mucho antes de este anuncio, las Fuerzas Armadas del país ya tienen el control de buena parte del gobierno de la República.

Por encargo del presidente hacen prácticamente de todo, construcción y administración de infraestructura, administración de empresas del Estado, aduanas, construir y administrar el aeropuerto, un sistema ferroviario y cientos de sucursales bancarias, entre otras muchas cosas menos reducir la inseguridad.

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Como lo señalan algunos investigadores:

“Hoy de alguna manera el ejército mexicano se está latinoamericanizando en muchos sentidos: está adquiriendo un poder político en relación con las autoridades civiles fragmentadas que antes no tenía”.

En otras palabras, esto se puede interpretar como un “golpe de Estado pactado” de la misma manera que Hugo Chávez lo hizo en Venezuela.

Superó a Calderón

También hay que decirlo, AMLO resultó peor que Felipe Calderón, su némesis, quien fue duramente criticado por “echar mano” de las Fuerzas Armadas para combatir al crimen organizado, pero AMLO salió corregido y aumentado al retomar la estrategia del panista. AMLO, como dice una cosa, dice otra.

El presidente no ha mantenido una postura clara, en 2011 decía que se ponía como meta desmovilizar a las fuerzas armadas: “Tenemos que ir sacando al Ejército de las calles” y quién puede olvidar a AMLO y Mario Delgado con sus cartulinas “No a la militarización del País”.

En su campaña del 2018 seguía con la misma, en su retórica para captar votos aseguraba que sacaría de las calles a las fuerzas armadas en los primeros seis meses de gobierno. Pero, ni resolvió el problema, ni sacó al Ejército.

Vamos le dio continuidad a la tarea de Calderón.

Jugar con fuego

Al modificar sus atribuciones, AMLO “cambia” la lealtad de las Fuerzas Armadas, que hasta antes del 2018 estaba con las Instituciones y sobre todo con la institución presidencial como garante del Estado Mexicano, pero ahora la lealtad es hacia la persona, es decir, con AMLO.

Mientras Calderón dio pie a la entrada del Ejercito en tareas de seguridad pública, AMLO pretende oficializar este terrible esperpento de seguridad.

Tan malo el pinto como el colorado, pero Andrés salió mucho más malo, perverso y autoritario, sabe que su propuesta es completamente anticonstitucional y por ello no la pasará por el Congreso. La Constitución establece que la Guardia Nacional es una institución civil que debiera estar adscrita a la Secretaría de Seguridad.

Es una decisión que causa dudas y especulaciones muy preocupantes para la nación.

¿Qué motiva al presidente a tomar una decisión desesperada, arbitraria y fuera del Estado de Derecho? En el terreno de la especulación surgen algunas hipótesis.

¿Su estado de salud no es el mejor y teme no llegar a la conclusión de su mandato, así que, sin importar las consecuencias prefiere acelerar las cosas antes de que tenga que retirarse? ¿Su popularidad ya no le alcanza para respaldar sus propuestas y su idea mesiánica de poder?

¿Los suyos ya no responden como al principio?

Ya es sabido que sus propuestas de reformas constitucionales no pasarán por el simple hecho de que no son viables ni legales ¿Por ello se ha decidido a imponer todo por la fuerza?

Él mismo lo dijo en una de sus mañaneras, “vendrán cosas importantes que sorprenderán”, pero necesarias para consolidar a la 4T, bueno a su poder.

Quizá una de las hipótesis más delicadas, sea con respecto a las elecciones próximas en el Estado de México y la presidencial de 2024. Es claro que Morena enfrentará un escenario de altísima competencia electoral y no hay nada escrito para nadie, es más, se avisora un posible escenario de alternancia en 2024, una situación que AMLO no aceptará.

En este mismo escenario, está el hecho de que tampoco pasará la reforma político-electoral con la que AMLO pretende hacerse del control de los procesos electorales, para ser quien defina quién gana y quién pierde.

Esto es algo que partidos y ciudadanía no lo podemos permitir, baste como ejemplo ver el sainete que protagonizó Morena solo para elegir a un puñado de consejeros. Lo mismo podría ocurrir en las elecciones venideras.

Que Morena y AMLO alienten aún más la polarización y ante un posible enfrentamiento que descarrile el proceso electoral se justifique sacar al Ejército, declarar un Estado de excepción y que AMLO se quede en el poder hasta “pacificar el país”.

Esperemos que esto no llegue a nada más que una de sus estridencias, distractores o como se le quiera llamar y que no pase a mayores.