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El titular de la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco), Ricardo Sheffield, acusó en la conferencia mañanera del pasado 15 de agosto que las empresas Maseca y Minsa que ostentan el duopolio de la producción de harina de maíz están detrás del incremento del precio de las tortillas en el mercado nacional al aumentar sus costos con tal de no bajar los suyos.
El funcionario federal señaló que este es un fenómeno que debe atender la Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece), pues, aunque el precio del maíz ha ido a la baja, Maseca sólo lo ha subido a tal grado que el precio del kilo de la tortilla ya ronda los 22 pesos en algunas tortillerías.
Por desgracia el mercado de la harina de maíz no es el único donde se presentan prácticas monopólicas que afectan a los consumidores mexicanos y donde la institución autónoma encargada de regular la competencia no está haciendo nada y tampoco se está respetando el Articulo 28 de la Constitución, que prohíbe los monopolios, así como las prácticas monopólicas.
En la actualidad existen varios corporativos que incurren en prácticas monopólicas que afectan a los consumidores e influyen negativamente en la economía del país siendo algunos de estos: América Móvil del magnate Carlos Slim que controla el 80% del mercado de la telefonía fija y mantiene bajo su poder el 64% de la telefonía móvil; Cemex de la familia Zambrano que controla 52% de las ventas de cemento, Coca-Cola Femsa que tiene acaparado el mercado de los refrescos embotellados; la Cervecería Modelo, que vende 10 marcas de cervezas domina el 62% del mercado, dejando el 35% a la subsidiaria de Heineken International, Cuauhtémoc Moctezuma.
Otros mercados dominados por empresas privadas son la compañía fundada por Lorenzo Servitje la panificadora Bimbo que produce y vende en el país más del 95% del pan de caja; Maseca que domina el 70% de la producción y venta de harina de maíz, mientras que Minsa tiene otro 20% de las ventas de ese mismo producto; Grupo México de German Larrea tiene el control del 77% de la venta de cobre en México, mientras que la comercialización de plata en el país está dominada por Grupo Peñoles de la familia Baillères al no tener competencia.
En los mercados del huevo, pollo, cárnicos, embutidos entre otros casi no existe la competencia y son pocas empresas las que dominan el abasto de estos productos para los consumidores.
Las autoridades de la Cofece afirmaron en octubre del 2018 que la falta de competencia y los monopolios de mercado hacen que los hogares mexicanos paguen un sobreprecio de hasta 98.23% al momento de consumir bienes de consumo final –tortilla de maíz, pan, cárnicos, huevo, lácteos, frutas, verduras, bebidas no alcohólicas, medicamentos y materiales de construcción y servicios como el transporte foráneo de pasajeros.
Los monopolios restringen los procesos de oferta y demanda. De ese modo, determinan los mercados a través del control de la competencia y de los precios de los bienes y servicios, confirma lo establecido en las disposiciones de la Ley Federal de Competencia Económica.
“Según la normatividad vigente desde 2014, la diferencia entre prácticas monopólicas absolutas y relativas radica en que, las primeras, involucran un acuerdo entre los principales competidores de una determinada actividad, para restringir, controlar y beneficiarse del uso exclusivo de un mercado. Las segundas, por otro lado, implican la capacidad de uno o varios competidores para acaparar el mercado”.
Las principales consecuencias negativas para los consumidores mexicanos por la concentración del mercado son:
- El monopolio debilita la economía general, ya que no permite la expansión del sector económico porque limita la participación de nuevos competidores.
- Propicia el enriquecimiento de un pequeño grupo a expensas de la necesidad de la mayoría de los grupos de consumidores.
- Limita el acceso a la tecnología foránea. El monopolista es el único con capacidad para el intercambio comercial internacional.
- Baja calidad en los productos.
- Aumentos continuos de los precios para el consumidor final
- Las Pymes (pequeñas y medianas empresas) no tienen la capacidad de competir dentro del mercado, aunque sean competitivas.
Ejemplo de cómo afecta a los consumidores y el sano desarrollo de la economía del país que tienen las prácticas monopólicas nos los da Cemex que domina el mercado del cemento y otros productos de la construcción.
A partir del 1 de julio de este 2022 la empresa de la familia Zambrano realizó un ajuste del precio de sus productos en México con incrementos a doble dígito, anunció la compañía en su reporte trimestral presentado a la Bolsa Mexicana de Valores (BMV).
La configuración se suma a la ya registrada durante la primera parte del año, que en términos de moneda local fue de 16% en cemento, 15% en concreto y 24% en agregados. Cemex ya había tenido otro ajuste en el valor de sus productos de 5% en 2021, la mayor alza desde 2016 hasta ese momento.
Las alzas de los precios de los productos de la empresa regiomontana afectan a la industria de la construcción elevando los costos para la construcción de inmuebles e infraestructura.
A pesar de que existe una institución autónoma que supuestamente busca la competencia de las empresas y que se frene la influencia de monopolios como es la Comisión Federal de Competencia Económica, estas prácticas monopólicas en muchos mercados siguen afectando a los consumidores y la sana marcha económica del país.
En México los monopolios están prohibidos
El artículo 28 de nuestra Constitución Política establece que: en los Estados Unidos Mexicanos quedan prohibidos los monopolios, las prácticas monopólicas, los estancos, las condonaciones de impuestos y las exenciones de impuestos en los términos y condiciones que fijan las leyes. El mismo tratamiento se dará a las prohibiciones a título de protección a la industria.
La Cofece es una institución que no defiende a los consumidores mexicanos y el Articulo 28 de la Constitución parece letra muerta ante la impunidad de las empresas que ejercen prácticas monopólicas en México.