Irreverente

Les platico primero la referencia histórica de mi título de hoy. ¡Arre!

Paganos o politeístas eran los que en el siglo IV creían en varios dioses -como romanos, griegos y vikingos- contrarios a la fe cristiana, que reconoce solo a uno.

Ahora sí, vayámonos por partes, como decía el célebre médico cirujano Jack The Ripper, en sus gustadas clases de disección anatómica en la Universidad de Dublín.

El cónclave de Morena realizado ayer domingo no arrojó ninguna novedad: todas las corcholatas y fichas adicionales que suspiren por la “grande” del 2024, deberán renunciar a sus cargos públicos entre hoy y el próximo viernes 16 de junio. Ebrard será el primero en hacerlo, según lo anunció la semana pasada.

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El foco estará centrado en si serán los dimitentes o el dedo ungidor del presidente el que nombre a los sucesores de Claudia, Marcelo y Adán Augusto.

Lo más seguro es que sea Andrés Manuel, conociéndolo cómo es de controlador.

Con Monreal y Fernández Noroña no hay vuelta de hoja: serán sus suplentes.

Monoteístas

Morena destila un monoteísmo fanático y recalcitrante. Su único dios es López Obrador, quien además abarca las funciones de sacerdote, monaguillo, sacristán y canastero de las limosnas.

Los fieles de esta fe suelen aburrirse fácilmente y anhelan emociones y desafíos.

¿Qué más les queda por hacer si no es enemistarse y pelear entre ellos mismos?

Por eso más que partido político o movimiento, parecen secta; ni a religión llegan.

En éstos, la ira es tomada como si fuera un don.

Su dios supremo les dicta: sean despiadados y temidos. Usen su ira con audacia, nunca con indulgencia.

No les mueve la transformación que tanto pregonan, sino la continuación por transición.

Seis años les parecieron pocos, porque las promesas de campaña de sus sumos sacerdotes se quedaron en quimeras.

Los únicos datos ascendentes que registra este gobierno son los que se refieren a muertes violentas y por carencia de servicios médicos; pobres; deserción escolar; inflación; carestía y deuda externa.

En realidad nunca cambiaron desde sus orígenes en el politeísmo.

Solo creen que sí lo hicieron, pero siguen siendo la misma cosa, pintada de otro color, pero la misma cosa.

Ni modo, es el riesgo de no tener más alternativa de dios que uno solo, el del monoteísmo amloísta; ni más “cielo” a donde ir que el de los cristianos.

Donde están ahora profesando su fe, equivale a un regreso a sus comienzos.

Paganos

La oposición es politeísta o pagana política. Varios dioses les guiñen el ojo desde el “valhalla” de los vikingos y el “olimpo” de los romanos y los griegos.

Los dioses de este gremio -el PAN, el PRI y el PRD- dirimen entre ellos sus designios, pero dejan fuera a los humildes mortales, los ciudadanos.

Al igual que a los monoteístas amloístas, no les interesa la verdad, solo el poder y la influencia.

La ilusión del poder los induce a una especie de locura.

Pero de repente, descubren que el poder significa poco placer y satisfacción.

Como se creen dioses, no piensan ni actúan como hombres; son impredecibles.

Cajón de sastre

“...”