No cabe duda que hay un dicho mexicano para cada ocasión, y la muy terrible declaración de este lunes de Ricardo Monreal Ávila, en la que claudica ante la fuerza del Estado ejercida por su “amigo” Andrés Manuel López Obrador, solo me lleva a reflexionar que “entre gitanos no se leen las manos”, y si bien ambos personajes se conocen a detalle cada uno de sus ‘pecadillos’, también es cierto que uno de ellos cuenta con todo el poder al alcance de su mano y al otro le ha tocado hacer el papel de “agachón”; doblar las manos y salir a hacer declaraciones tan vergonzantes que pueden acabar con la carrera política de cualquiera que hubiese pretendido aparentar ser diferente, cuerdo, prudente, inteligente y mejor a los que señala, aunque estos sean de su misma calaña.

El senador Monreal, escribió este lunes 10 de enero un par de tuits, en los que se lee:

“Hace casi un cuarto de siglo inicié una larga travesía de lucha política con el Lic. Andrés Manuel López Obrador para transformar las instituciones de la nación. Fue la mejor decisión; nunca confrontaré al presidente ni me alejaré de mis ideales por un mejor país. ¡Viva México!”

Ricardo Monreal

“El proceso de transformación implica opiniones diversas y hasta encontradas; en una democracia es natural. Sostendremos nuestra posición, nadie se debe alterar ni ofuscar; continuaremos para lograr un país con justicia y paz. Por eso luchamos, no abandonaremos nuestra esencia”.

Ricardo Monreal

En tan solo 87 palabras, Ricardo Monreal pisoteó su trayectoria, su credibilidad, e incluso el cierto respeto que apenas días antes se había ganado cuando en su blog, lejos de la espada puntiaguda de Damocles, el pasado 2 de enero expresaba su sentir mediante un texto intitulado “Sucesión adelantada, guerra temprana”.

En este escrito, el senador zacatecano, reflexiona que “la precipitación en la carrera por la sucesión presidencial ha provocado que comience una disputa política inesperada al interior del Gobierno, sus aliados y MORENA, el partido que llevó al presidente al poder en 2018″.

Recuerda que “En la Antigüedad, la escuela aristotélica sostenía que la naturaleza aborrece el vacío, y esta idea ha permeado hasta la actualidad en el imaginario político bajo la forma del vacío de poder, condición que puede surgir por pérdida de legitimidad, falta de capacidad de una administración o ausencia de una figura de autoridad”.

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Enseguida, refiere sobre lo violentas que han sido las grandes revoluciones a través de la historia, las cuales menciona, “en el mejor de los casos se interrumpen y, en el peor, colapsan, porque quienes las llevaron a cabo fueron incapaces de sostener principios y renovar democráticamente las dirigencias de sus movimientos, sin desatender que, a causa de rencillas internas que bien pudieron dirimirse, generaron confrontaciones insalvables y colapso institucional en el proyecto”.

Monreal no oculta su temor ante lo que puede devenir al interior de su partido, donde señala cada día que pasa, la evidencia de los desencuentros internos, lejos de disminuir, aumenta, y pareciera que la historia está por repetirse. A continuación cita una serie de acontecimientos del pasado que pueden ocurrir “si en el movimiento persisten comportamientos facciosos y autodestructivos”.

“Quizá el ejemplo más doloroso de nuestra historia, en los tiempos de la conquista española contra el imperio que un día fue nuestro país, fue lo sucedido cuando un grupo se fraccionó internamente. Si Hernán Cortés pudo avanzar con un puñado de hombres en el territorio dominado por Moctezuma, fue precisamente por la incapacidad del gobernante mexica para solucionar los conflictos internos existentes con otros grupos, como los tlaxcaltecas.

Hasta nuestros días, es ilustrativo cómo al interior de todos los movimientos que intentaron cambiar el curso del país hubo figuras al frente de grupos que impidieron la consumación de la transición política.

Así sucedió en la Independencia, cuando el naciente México se fraccionó entre liberales y conservadores. También al perderse más de la mitad del territorio nacional, con la firma del Tratado de Guadalupe Hidalgo en 1848, entonces, por falta de unidad, la mayoría aceptó este atraco al corazón de la patria. Lo mismo ocurrió en la guerra de Reforma, cuando las luchas intestinas consumieron al país, alejándolo de la reconciliación y abriendo la llave al innecesario derramamiento de sangre.

De igual forma se repitió en la Revolución mexicana. Luego de lograrse que Porfirio Díaz abandonara el país y que Francisco I. Madero ascendiera al poder, se generaron desencuentros entre constitucionalistas y zapatistas, que terminaron con una campaña militar encabezada por Pablo González, en la que Emiliano Zapata fue asesinado a traición por Jesús Guajardo, causando una fisura aún irreconciliable entre dos Méxicos: el que surgió desde el poder y el que se quedó esperando en el campo a ser escuchado y tenido en cuenta”.

Monreal va más allá y pone una variedad de ejemplos, como lo ocurrido en las guerras de unificación chinas, la Roma clásica tras el ascenso de César, la Francia pos revolucionaria con Maximiliano Robespierre, y la Rusia socialista entre otros, con el ánimo de contribuir dice, a un debate ordenado y honesto, que permita actuar de manera congruente sobre lo que en México puede suceder.

Este texto, es el primero de tres, según prometió el coordinador de los senadores de Morena en la Cámara Alta, quien este domingo en entrevista con el periódico Reforma, reiteró que la sucesión presidencial a tres años de concluir el sexenio de López Obrador no tiene lógica ya que todavía se tienen que consolidar los proyectos de esta administración.

El legislador apuntó además que los radicalismos al interior del partido fundado por el presidente de la República sólo provocan la aniquilación y destrucción.

“Los que creen que siendo más radicales pueden obtener el cargo o la posición política que anhelan, allá ellos. Se equivocan, porque no va a quedar país para nadie. El aniquilamiento solo deja destrucción”, dijo Monreal.

Pero la declaración cayó mal en Palacio Nacional, desde donde la mañana de este lunes el presidente afirmó que su gobierno sí es radical ya que propone una transformación de fondo, sin violencia, en la vida pública de México.

“No llegamos aquí a simular, no es más de lo mismo. No engañamos a nadie porque si revisan lo que he dicho por años, lo que he escrito, es lo que estamos haciendo. Aquí no hay medias tintas, luchamos por principios, no por cargos, no somos ambiciosos vulgares”, contestó evidentemente molesto el jefe del Ejecutivo federal.

Luego entonces, fue que más tarde Ricardo Monreal decidió escribir en Twitter el lamentable par de textos que lo hacen lucir irreconocible, al plasmar en ellos a un personaje muy diferente al que escribió en su blog y al que dio la entrevista al periódico Reforma; este siendo uno que se muestra servil al presidente, que agacha la cabeza, que esconde la mirada, y que quizá antes de lo previsto vaya a tener que “tragarse sus palabras” de cuando envalentonado gritaba a los cuatro vientos que “con o sin Morena” su nombre estaría en la boleta electoral de 2024.

Salvador Cosío Gaona en Twitter: @salvadorcosio1

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