La esencia de la marcha del pasado 18 de marzo fue unidad y democracia en el movimiento que encabeza el presidente Obrador. Ese discurso llegó a los miles de asistentes que acudieron al Zócalo capitalino a mostrar su respaldo a las políticas públicas que han puesto en curso desde hace cuatro años que Morena arribó al poder. Eso lo hemos podido constatar -específicamente- en los avances de distintas materias, sobre todo porque se han llevado a la práctica al impulsar ejes que favorecen a la sociedad más vulnerable del país.
Hasta ahí no tenemos ninguna duda de que el presidente Obrador ha hecho un gran esfuerzo por reconstruir el tejido social. Un ejemplo de ello son los programas sociales de bienestar que se han multiplicado a lo largo y ancho del país. La pregunta es: ¿el mandatario federal tiene en mente profundizar esas políticas públicas del territorio nacional? Seguramente sí. En el mitin del pasado fin de semana habló del relevo generacional, incluso ese lanzamiento lo hizo con mucha antelación desde que abrió el juego sucesorio presidencial.
En medio de ese clima sucesorio habló de perfiles, fue acotando la lista a sólo tres aspirantes presidenciales y, en ese sentido, pasó por alto el nombre de Ricardo Monreal que es, considerado por las bases del partido, un aspirante por la silla presidencial no solo en desempeño y por ser arquitecto de la reformas constitucionales que son fundamentales para el desarrollo del territorio nacional, sino por su contribución al movimiento y a la causa, incluso eso lo ratificó el presidente Obrador hace unos días en conferencia de prensa donde reconoció el profesionalismo del coordinador de los senadores de Morena y lo llamó, en pocas palabras, pieza clave del engranaje.
Hasta donde sabemos, sigue habiendo gestos de exclusión una vez que el presidente decidió abrirle cancha a Ricardo Monreal en la lista de aspirantes oficiales de Morena. Sin embargo, continúa esa barrera o frontera de viabilidad para compartir tribuna con el mandatario federal. De hecho, Marcelo Ebrard, Adán Augusto y Claudia Sheinbaum, lo hacen periódicamente a través de eventos institucionales. Por ejemplo, el pasado fin de semana acompañaron -en primera fila- al mandatario López Obrador en el mitin del Zócalo capitalino.
Era el momento perfecto para invitar a Ricardo Monreal y romper esos prejuicios. Aun así, el coordinador de los senadores de Morena sigue manteniendo esa resistencia y, con un inmenso respaldo ciudadano, fue cobijado durante el tránsito de una marcha que encabezó en apoyo al presidente López Obrador. Es más, la presencia del zacatecano llamó más la atención porque a los alrededores de la cámara alta se aglutinaron miles de asistentes que nutrieron la concentración hacía el corazón del centro histórico de la Ciudad de México: el Zócalo.
Y Ricardo Monreal fue un invitado especial al mitin del pasado fin de semana; sin embargo, merece, como las demás corcholatas, un lugar en la tribuna y la pasarela con todas las razones y méritos justificados. Es hora de que se le haga justicia política al zacatecano. Es verdad, fue un buen gesto incluirlo en la lista de aspirantes oficiales de Morena; eso significó un gran avance y un salto importante de flexibilidad en la democracia interna de Morena, no obstante, falta equilibrio y piso parejo desde el punto de vista democrático.
En ese sentido, sería justo que el presidente empleara ese mismo impulso de apertura hacia Ricardo Monreal como se lo brinda a Marcelo, Adán Augusto y Claudia Sheinbaum. De hecho, el propio coordinador de los senadores de Morena ya se ha sometido a las propias bases del partido y al mismo tribunal popular. Por ejemplo, en Michoacán, fue recibido por la militancia y el propio comité ejecutivo estatal y, sin ningún contratiempo, concentró una gran multitud que le reconoció su aportación al movimiento.
No hubo necesidad de qué nos contaran los pormenores ya que nosotros mismos atestiguamos ese momento de efervescencia. Recuerdo -también- que ese fenómeno se repitió en Tlaxcala, San Luis Potosí y varias alcaldías de la Ciudad de México. Faltan -es evidente- porque Monreal ha dicho que recorrerá el país entero. Desde luego que en esa situación, como en otras pasadas, el coordinador de los senadores de Morena mostrará músculo y poder de convocatoria.
Estamos muy convencidos de esa situación; sin embargo, falta que el presidente de ese paso hacia adelante y le brinde el lugar que se ha ganado Ricardo Monreal en la lista de aspirantes oficiales. De hecho, los méritos los tiene al aprobar todas las propuestas presidenciales desde el legislativo federal. El problema de ello es que no ha tenido, como sí ocurre con Claudia, Marcelo y Adán, esa tribuna para encarar una elección que podamos denominar democrática y plural.
Mientras podemos asegurar, con evidencias claras, que la sucesión vive todavía una segregación muy marcada. Por un lado predomina la exclusión y, por el otro, el favoritismo. Por ello, será fundamental cómo se vaya dando el proceso de aquí en adelante. El sábado, por ejemplo, era un momento inmejorable para que el presidente subiera al escenario al zacatecano y reconociera la labor que ha hecho Monreal porque -sí hay alguien que merece esa mención- es el propio Ricardo Monreal que, en casi 20 meses, sigue resistiendo como el primer día del veto presidencial.