Recuerdo el Mundial del 86. Rayados acaba de ganar su primer campeonato después de muchos años de sufrida historia. La ciudad estaba llena del “¡Uno!, ¡Uno!, ¡Uno!” y la Selección de Bora Milutinovic estaba preparándose para ser anfitriona de un gran mundial, el mundial que consagro a Maradona.

Los dos estadios de la ciudad, el Tecnológico y el Universitario fueron los testigos de cómo Argelia, España, Marruecos, Polonia, Portugal, Inglaterra y al final Alemania Federal (cuando todavía había dos Alemanias) y México.

México superó los pronósticos y quedó en primer lugar del grupo B superando a Bélgica, Paraguay e Irak. El pronóstico era que México quedará en segundo lugar y con eso se mantendría jugando en el Estadio Azteca. Los tricolores dieron la sorpresa y pasaron en primero por lo que tuvieron que viajar a Monterrey a definir el pase al sexto partido, ese que jamás se ha dado.

Vivíamos en un México más inocente, donde todos cantábamos la canción de “El equipo tricolor, tiene mucho corazón y en la cancha lo demostrará”. Nacía la ola mexicana en el Estadio Universitario que hacía la más interactiva la participación de la afición en el partido. Jugaba el ídolo de los Tigres, el fino mediocampista Tomás Boy Espinoza. Estaba de relevo la joven revelación de los Rayados Francisco Javier El Abuelo Cruz. La ciudad estaba preparada y ansiosa por tener al tricolor en casa y que se logrará pasar a una etapa que nunca se había llegado.

Creo que ese juego, hace 38 años, fue la última vez donde los corazones de los regios y el tricolor latieron al unísono. El gol anulado de El Abuelo Cruz, ese que nadie sabe por qué lo anularon. Ahí empezó la maldición de los penales y la malaria que ahora ha convertido a México en una selección que dejó de ser el gigante del área hace tiempo.

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Hay una serie en la plataforma de streaming de Disney que se llama “What if?” que muestra un futuro alternativo sobre que hubiera pasado si alguna situación fuera diferente. También hay un comercial de Nike del Mundial del 2010 que se llama “Write the future” donde muestra el futuro alternativo de un jugador si no se recupera en una falla.

En un pasado alternativo, ¿Qué hubiera pasado si no anulan el gol de El Abuelo Cruz? Habría muchos niños que, en lugar de llamarse Iker, se llamarían Francisco Javier seguramente.

Desde ese lejano 86, la gente que maneja a la Selección Nacional no ha hecho nada por volver a enamorar a la gente de Monterrey, ciudad donde se respira puro futbol. Siento que no ha cerrado la herida karmática abierta desde hace 38 años.

La gente que maneja a la Selección no hizo nada por negociar para que México jugara al menos un partido en Monterrey para el Mundial del 2026. Los verdes jugaran en Guadalajara, pero no en Monterrey. La oportunidad de conectar con los corazones regios se ha ido alejando y esta oportunidad de cerrar la herida desapareció en el momento que no se contempló al Gigante de Acero con sede alternativa tricolor.

¿Por qué los regios quieren más a sus equipos que a la Selección Nacional de México? Porque los del Tri no los procuran. Con todo y que Duilio Davino es parte de la directiva de la Selección, este no ha hecho nada por hacer que México juegue en Monterrey donde está el mejor estadio de todo el país.

Que no los engañen con eso de la altura, en estos tiempos eso pasa a segundo término. Si no pregúnteles a los del América que tanto influyó la altura cuando perdieron el campeonato contra Rayados en el mismísimo Azteca.

Si la altura fuera factor, jugarían en Toluca o en Pachuca, no el Azteca. La selección de España no solo juega en Madrid, también juega en Sevilla o Valencia donde son arropados por la gente. Los directivos de la Selección Nacional y su política centralista hacen que la selección tenga más juegos en Estados Unidos que en otras partes de México.

Ahora sería mucho más complicado lograr que los regios se enamoren de la Selección pues es algo que se tiene que cultivar poco a poco y con un futbol que enamore y eso no se ve en la Selección actual. La gran oportunidad del reencuentro era el 2026 pero los verdes ya la perdieron. ¡Qué pena!

Sabe quién si curo el karma, aunque no tenía que hacerlo, El Abuelo Cruz. El Abuelo salvó a la Selección de no asistir al Mundial de 1994 con el gol que le anotó a Canadá. Ese gol fue más importante que el de Raúl Jiménez, que tanto comentarista chilango idolatra, pues México venía de una descalificación del Mundial de 1990 por causa del tema de los cachirules. Gracias por nada José Ramón Fernández.

Además, El Abuelo mandó el pase para Sergio “Alvin” Pérez que a la postre salvó a Rayados del muy posible descenso.

Por eso en Monterrey, queremos más a los equipos locales y queremos más a El Abuelo Cruz que a la Selección. Si los verdes querían un amor incondicional como el que le tenemos los regios a nuestros equipos, lo han perdido no poniéndonos atención y Duilio Davino lo debe de saber.

¡Ánimo!