El partido político más joven lo ha ganado todo. Morena tiene la presidencia de México y la mayor parte de las gubernaturas; controla, además, el poder legislativo.
Morena lo ha conseguido en muy poco tiempo y, de plano, no parece existir la posibilidad real de una derrota estrepitosa del morenismo.
La lógica pronostica, para 2023, triunfos del partido de izquierda en el Estado de México y en Coahuila, y para 2024, una victoria contundente en las elecciones presidenciales.
Evidentemente Morena es invencible, ¿alguien podría dudarlo? Tan invencible como su creador, Andrés Manuel López Obrador.
Hablemos de otro invencible, el ciclista Tadej Pogacar, de Eslovenia.
Pogacar, a los 23 años de edad lo ha ganado todo. En 2019, cuando tenía 20 años, quedó tercero en la Vuelta a España. En 2020 fue el más joven campeón en la historia del Tour de Francia. En 2021 arrasó de nuevo en la competencia por etapas más importante del mundo.
Este 2022, hasta la etapa 11 del Tour que terminará la próxima semana, Pogacar se veía imparable...
Qué etapa la 11 del Tour 2022: durante más de 140 kilómetros, el esloveno no solo respondió a todos los ataques, sino que se dio el lujo de acelerar para humillar a sus rivales. Muy cerca de la meta, una cámara de televisión se le acercó y al jovencito solo se le ocurrió hacer una mueca traviesa: disfrutaba la que sería otra etapa ganada, una más, pero…
Cito a Lucas Sáez Bravo, de El Mundo, de España: a menos de 5 kilómetros de la meta, “se cumplió el guion de los imposibles, en el que el rey Pogacar fue despedazado como nunca”.
En El País, Carlos Arribas narró lo que sucedió después de que el danés Jonas Vingegaard acelerara en la dura montaña final: se quebró el joven de Eslovenia, hasta ese instante invencible. No era posible lo que estaba pasando, pero a 4 mil 700 metros de la cima “Tadej Pogacar se queda, se queda, y nunca antes se había quedado el esloveno, nunca había doblado la espalda y sentado el culo ante un ataque”.
A Pogacar —ojalá lo entiendan Andrés Manuel y Morena— lo derrotó la oposición perfectamente unida y organizada del equipo Jumbo, que dio “una de las exhibiciones corales más perfectas que se recuerdan”, según el citado periodista de El Mundo.
Entre los adversarios del invencible Pogacar sobró generosidad y sacrificio para que solo uno de ellos pudiera derrotar al esloveno. Digno de mención el trabajo de Primoz Roglic.
La oposición organizada tuvo éxito por su tarea de equipo unido sin envidias ni resentimientos, pero también porque supo encontrar la fórmula para convertir las mayores fortalezas del imbatible Pogacar en sus principales debilidades.
Tadej Pogacar, como todos los campeones legendarios del deporte —o de la política— es de cabeza caliente y, por lo mismo, no deja sin responder ningún ataque. Le perjudique o no, pelea en cualquier terreno. La prudencia no es lo suyo.
Como Andrés Manuel López Obrador, el joven ciclista esloveno “es tan previsible” —cito al cronista de El País—, que no es difícil diagnosticar que “solo sabe correr a tope, a tope”. El bien orquestado equipo rival, Jumbo, “no deja respirar” a Pogacar en la etapa 11 del Tour. Y este responde a todas las provocaciones: esprinta, ataca, acelera, se desgasta.
Son numerosas las acometidas de Roglic y Vingegaard —”así, una, dos, tres, cuatro veces, seis, siete”—, pero Pogacar “no sabe decir no a una invitación”. El periodista Arribas entiende la personalidad del esloveno: “No cree siquiera que la vida merecería la pena si no se la pedalea a fondo siempre”. Eso lo hundió. Pudo haber sido más prudente, pero no lo fue. Exceso de confianza que mata.
El líder de Morena es como Pogacar: Andrés Manuel va a todas, las pelea todas, no retrocede ni descansa en el combate. De ahí su éxito electoral. Es lo que explica que siempre gane Morena, partido hecho a imagen y semejanza de su creador: vence porque combate en todos los terrenos, le favorezcan o no. Pero…
Tales alardes de Pogacar los estudiaron los estrategas rivales y diseñaron un plan para debilitarlo, y lo consiguieron. “Un zafarrancho digno del arte de la guerra”, escribió el redactor de El Mundo.
“Una táctica bien pensada” —en efecto, a la Sun Tzu— que pudo ejecutarse a la perfección porque Pogacar, el invencible, en ningún momento dejó de pelear. Pudo haber tomado las cosas con calma, no lo hizo.
Así son algunos genios: guerreros que no saben retroceder o detener unos instantes el combate para respirar un poco. Así es Andrés Manuel quien, convencido de su fuerza, cada mañana encabeza una durísima batalla contra cualquiera que se le ponga enfrente.
El mejor ciclista de muchos años se hundió en una sola etapa. Si no aprende esa lección el mejor político de nuestro tiempo, en 2024 su partido podría correr la misma suerte. No deseo la derrota de AMLO y Morena; simple y sencillamente apunto que nadie es invencible.
Hay personas en el partido de izquierda a quienes les vendrá bien en analizar la etapa 11 del Tour de Francia de 2022. Pienso en Claudia Sheinbaum, Marcelo Ebrard, Adán Augusto López, Ricardo Monreal.
En la trinchera política de enfrente les beneficiará si hacen lo mismo Santiago Creel, Margarita Zavala, Jorge Castañeda, Dante Delgado, Ricardo Anaya, Xóchitl Gálvez, Alejandro Murat…
La sucesión presidencial es una vuelta ciclista de tres semanas en la que, hay que subrayarlo, hasta el más grande competidor todo lo puede perder a unos cuantos kilómetros de la meta.