Los meses se acortan y el ejercicio sucesorio vive una etapa cada vez más enérgica. Mientras Morena consolidó su pasó en el proceso interno garantizando la unidad, la oposición intenta construir estrategias de irrupción para posicionar a Xóchitl Gálvez que, por más titulares que le dediquen, no ha terminado de cuajar como un perfil competitivo. De hecho, para afianzarse como una figura de peso, se necesita mucho camino por recorrer y, francamente, la senadora del PAN no lo tiene, y es muy difícil que lo genere en unos meses de improvisación.
Dadas las condiciones que ha generado el proyecto de la cuarta transformación, Morena ganará la elección presidencial. Y lo hará, de acuerdo con los estudios de opinión que se han divulgado, con un margen dominante de más de 30 puntos de diferencia. Incluso, el mismo presidente Obrador les recordó que, la oposición, está técnicamente en un agujero profundo pese a la estrategia de difamación y calumnia que han emprendido en la derecha.
Pese a ello, no hay nada que pueda hacerle sombra a Morena en la próxima elección presidencial. La ventaja con la que arranca es técnicamente insuperable. Muchos dirán que la elección se gana con votos; y qué falta que las campañas comiencen. Sin embargo, tras la aparición de Xóchitl Gálvez al plano sucesorio, no hay nada que pueda ofrecer la derecha para una competencia de alto nivel político. A pesar de que las posibilidades de que ella sea la abanderada del Frente son mayúsculas, cualquier perfil de Morena le ganaría en cualquier escenario.
De ese tamaño es el margen con el que cuenta Morena para encarar el proceso presidencial. Además de ello, no hay duda que -el partido guinda llegará- unido; el pacto de civilidad y cohesión que firmaron los delegados que nombró el Consejo Político Nacional, garantiza que, llegado el momento, la coalición Juntos Haremos Historia arribará con la maquinaria aceitada y lista para conquistar a la mayoría de votantes que, téngalo por seguro, legitimarán en las urnas el respaldo a la 4T.
En ese sentido, los números no mienten y, cualquiera que sea el abanderado de la oposición, Morena gana. En el caso específico de una corcholata, los medios de comunicación estuvieron vitoreando la ventaja de dos dígitos. En efecto, ese mismo margen lo sujetan también otros aspirantes a la silla presidencial. De acuerdo con un estudio del mes de julio, Ricardo Monreal, aspirante presidencial de Morena, le saca 24 puntos de distancia a la senadora del PAN, Xóchitl Gálvez. Son datos muy interesantes de juicios que no podemos soslayar, especialmente a semanas de que se tome la determinación a través del mecanismo de la encuesta.
Y, pese a que las condiciones no han sido equitativas para Ricardo Monreal, el presidente Obrador puede decidirse por él. La encuesta, a final de cuentas, es un mecanismo que servirá para medir el pulso de la población; asimismo, sabemos que las audiencias de información son una palanca para que los aspirantes se afiancen entre la población civil. Lo cierto es que, el mandatario federal, será el actor clave que tome la decisión final de quién seguirá con el legado que dejará vacante.
La política es el arte de lo posible y la decisión final, al término de las audiencias públicas, puede modificar el mapa sucesorio presidencial. Pero, más allá de eso, Morena ganará una elección que domina de pies a cabeza, y pese a la estrategia de irrupción de la derecha. Incluso, sabemos que, el contrapeso, intenta apoderarse de la agenda y narrativa que encabeza el presidente López Obrador, eso sí, no han tenido éxito porque, al final de cuentas, desnudan sus verdaderas intenciones como lo que mencionó Vicente Fox.
Notas finales
Justo ayer, en Guanajuato, Ricardo Monreal calmó los rumores que circularon. Dijo que no se bajará de la contienda por la silla presidencial y, de paso, mencionó que resistirá hasta el final de los recorridos territoriales. Con ese posicionamiento, contestó la interrogante que muchos columnistas mencionan. O sea, no se deja, ni mucho menos se raja. Algo similar a lo que vivió en Zacatecas, en 1998. De hecho, ese recuerdo brotó desde las redes sociales a través de la #Monriserie en el que se revivió un momento crucial de la lucha democrática del país.