Morena, hoy en el poder, ha sabido aprovechar el voto de confianza que México ha depositado en ellos. Es, como dijo AMLO, un pueblo bueno y sabio que devuelve el cariño en los procesos democráticos para puestos de elección popular. La prueba más contundente de ello, sin lugar a dudas, fueron las elecciones del pasado dos de junio. La cifra que arrojó el resultado final, para sorpresa de la oposición, fue una auténtica sacudida. De hecho, no tuvieron más remedio que aceptar el resultado, especialmente aquel que ratificó el Tribunal Electoral del Poder Judicial en la proporción final de legisladores que integran ambas cámaras legislativas. Eso, al final de cuentas, dejó sin efectos el cúmulo de impugnaciones que metió el conservadurismo en aquel intento desesperado.

Eso, en todo caso, ha desembocado en muchos aspectos positivos que, a la par de ello, coadyuvan en el trabajo que realiza Claudia Sheinbaum como jefa de Estado. Me refiero a la enorme estructura que ha ido nutriendo las filas de Morena. La dirigencia, a propósito de ello, está por cerrar una gira intensa de información que, a su vez, ha servido, en pleno ejercicio de consagración, para ir hilvanando la unidad y, por ende, superar la cifra que se ha trazado de afiliar a más de diez millones de militantes. Con ese espíritu de humanismo que se respira en el lopezobradorismo, hoy el movimiento ha tenido un efecto bastante alentador para encarar los objetivos venideros. Habrá que esperar a que los tiempos se acerquen, sin embargo, es un hecho que la coalición Seguimos Haciendo Historia, en ese momento inmejorable, ganará las 15 gubernaturas que se jugarán en 2027.

Y sí, Morena ganará, pues en la práctica ha ido asumiendo su responsabilidad. Claudia Sheinbaum, por ejemplo, cumple al pie de la letra las promesas de campaña. Comenzó su primer mes con una aprobación de más del 73% de respaldo ciudadano. Esto quiere decir que, por mucho, la inmensa mayoría ve con buenos ojos sus políticas públicas. La muestra más clara, en definitiva, son los programas sociales que, además de promover un andamiaje de asistencia, han servido para mejorar la calidad de vida de los ciudadanos. De hecho, Morena, Claudia Sheinbaum y la mayoría de legisladores del lopezobradorismo han defendido a capa y espada este tipo de ayuda. Y no solamente eso, también se han propuesto a seguir elevando a rango constitucional un diseño de programas que, alrededor de todo el país, coadyuvarán para tener más respuestas y soluciones a las demandas que aquejan. Eso, como tal, se ha ido instrumentando desde la Secretaría de Bienestar.

Eso ha ido ganando la confianza de la población, no como un mecanismo clientelar que la oposición tanto critica de manera equivocada, sino como un instrumento humano y empático por las causas justas. De hecho, Morena o el gobierno que viene de las filas del lopezobradorismo es el único que se ha preocupado por los sectores sociales más vulnerables. Los avances en ese rubro, de acuerdo con registros del Coneval, indican que la brecha de la desigualdad se ha ido reduciendo, lo mismo que la pobreza a lo largo y ancho del territorio nacional. Para tal efecto, se vislumbra que el sexenio de Claudia Sheinbaum, en relación con esa materia, tenga datos alentadores a partir de la multiplicación de los programas sociales. Eso, en este caso, nos lleva a concluir una cosa: Morena y Sheinbaum, a nuestro juicio, han cumplido las expectativas al ocuparse de todos esos elementos inherentes al desarrollo y progreso que ha concretado el gobierno.

Y para reforzar esa política de ayuda, el INAES, como un órgano desconcentrado de la Secretaría de Bienestar, también jugará un papel preponderante en el desarrollo del país. Catalina Monreal, que actualmente encabeza la titularidad de esa dependencia, está trazando una estrategia muy interesante para aterrizar un esquema de proyectos productivos a lo largo y ancho del país. Considerando el protagonismo que tendrá, el INAES está encaminado a ser, ni más ni menos, punta de lanza del gobierno de Claudia Sheinbaum. De hecho, este proceso de organización de estrategias para mejorar cada área de oportunidad garantiza una amplia cobertura de proyectos. Por esa sencilla razón, vemos un gobierno fuerte y sólido que, de manera clara, cuenta con el apoyo incondicional del pueblo de México. Hay, entonces, motivos suficientes para ir visualizando un mejor desarrollo económico.

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Morena y el gobierno, en lo que se refiere a eso, entendieron perfectamente que, la clave para avanzar al desarrollo, es la organización y unidad interna. El partido guinda, en ese sentido, luce vigoroso para encarar el proceso electoral intermedio del 2027. Respecto a ello, todo se ha ido conjugando a favor. Hay una estructura fuerte de militantes. En lo político, está claro, México tiene una presidenta que, a lo largo de estos dos meses, nos ha demostrado que está a la altura de cualquier circunstancia, inclusive mundial. O sea, se ha logrado concretar, como dijo en su momento AMLO, una república humanista. Se pensó que eso, en algún instante de la vida sociopolítica de México, llegaría para sentar las bases de la democracia. Eso, hoy por hoy, es una realidad al tomar en cuenta la misma participación social.

Y una política que se asocia al apoyo irrestricto de los sectores más vulnerables del país, es un territorio humanista y democrático. Hoy, podemos decirlo así, México es una nación próspera que tuvo su despegue y apogeo en pleno proceso de consolidación de un movimiento social que encabezó Andrés Manuel López Obrador.