Morena, luego de constituirse como partido político, ha tenido un crecimiento acelerado a tan corta edad. Cumplir con una meta así, desde luego, no cualquier movimiento social puede llevarlo a la práctica. Para ello, es necesario observar detalladamente los componentes de cuál es la explicación de ello. De entrada, su máximo exponente, más allá del retiro de la política y de los reflectores, sigue siendo la imagen de Andrés Manuel López Obrador. De él, por supuesto, se seguirá hablando años y años, especialmente por la lucha democrática que encabezó a lo largo y ancho del país. Para tal efecto, y por las convicciones que ha demostrado la presidenta constitucional de México, le ha tocado el turno de sostener la bandera de la transformación social. Ella, con todos los méritos, y con la voluntad de la mayoría, es la jefa de Estado. En función de esas circunstancias, podemos decirlo así, pasó a ser la protagonista principal, o sea, el referente de la izquierda y del partido guinda.

Ese protagonismo, hacía dentro del partido, significa una fuerza de apoyo muy sustancial. Recordemos que, hace poco, Andrés Manuel López Obrador, desde la tribuna de la mañanera, dominó los rubros de la agenda pública, incluyendo temas inherentes a los procesos electorales, campañas y posicionamientos de los partidos políticos. Su voz, evidentemente, jugó un papel preponderante en la elección presidencial, especialmente para manejar los tiempos que, sobra decir, fueron determinantes para que Morena ganara el mayor número de posiciones. De hecho, la expresión lopezobradorista, por un lado, también constituye una base importante de respaldo en la toma de decisiones de la presidenta para asumir con solidez su política pública. Se nota claramente que Morena, además de un movimiento social, es la punta de lanza para sentar las bases de la democracia participativa en México.

Morena, como vehículo, condujo a triunfos, además de históricos, muy importantes a lo largo del país. Ha ganado la presidencia de la república por segunda vez consecutiva. De igual forma, domina, por mucho, la mayoría de las entidades como resultado de su consagración como movimiento. Lo mismo puede decirse que sucederá en las elecciones intermedias del 2027. Esto puede parecer muy prematuro o anticipado, pero la coalición Seguimos Haciendo Historia, por lo que demostró el pasado 2 de junio, es inmensamente favorita para ganar las 15 entidades federativas que tendrán relevo del ejecutivo. La dirigencia nacional, de hecho, se ha fijado el propósito de afiliar a 10 millones de simpatizantes a las filas del lopezobradorismo. Es, desde luego, una meta que superará a la perfección. He ahí la gran diferencia que existe entre una fuerza y otra.

Desde luego, la oposición, por la crisis profunda que vive, aumenta las probabilidades de que Morena se lleve carro completo en las elecciones intermedias. Pero, más allá de eso, Morena, en conjunto con Claudia Sheinbaum, tienen una gran conexión con la población civil. Sin duda, la participación social y los grandes cambios que se han llevado a cabo en políticas públicas, han provocado un impacto positivo. Desde el punto de vista social, de igual forma, ha sido de vital importancia desterrar las excentricidades y, por ende, el lastre de la corrupción que, en gobiernos neoliberales, fue el común denominador principal. A partir de la llegada de AMLO, en efecto, la honestidad y la transparencia, al igual que la rendición de cuentas, son perfectamente claras. Gracias a ello, la sociedad, en su inmensa mayoría, confía en el proyecto de la 4T.

Si examinamos un poco el escenario político del 2027, y la efervescencia que se vive en cada gira que protagoniza Luisa María Alcalde por el país, hay cuadros que, por su peso político y protagonismo en la 4T, se asoman en las entidades federativas y, en ese vaivén, son perfiles que levantarán la mano llegado el momento decisivo. De hecho, en esas giras que realizan los legisladores a sus territorios, que también se puede interpretar como el posicionamiento natural del perfil, sirven de termómetro para ir calibrando el grado de respaldo. En Chihuahua, por ejemplo, no tengo ninguna duda que, por mucho, Andrea Chávez, senadora de la república, será la abanderada de Morena y, en esa lógica, futura gobernadora constitucional. Sin importar el tiempo para que ese instante llegue a su cauce, las condiciones políticas están dadas para ella. Vive, por así decirlo, el mayor auge de su carrera.

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Y ya que hablamos del norte del país, en Baja California, otro de los puntos de mayor presencia del lopezobradorismo, hay un perfil, que aunque se ha mantenido prudente en sus comentarios por los tiempos, será uno de los mayores protagonistas para apuntalar la carrera por la candidatura de Morena a la gubernatura. Desde luego, me refiero al diputado, Fernando Castro Trenti. Él, además de ser uno de los operadores claves de San Lázaro, tiene un liderazgo afianzado en aquel punto del territorio nacional. La decisión de participar, naturalmente, la tendrá solamente él. Es muy probable que sea así, sobre todo por la presencia y la capacidad de convocatoria; es decir, goza de simpatía de todos los sectores de la población civil que, al final de cuentas, son los que toman las decisiones en la encuesta que aplica la dirigencia nacional.

Otra participación cantada en el ejercicio interno de Morena en la competencia por las gubernaturas, será la del senador, Saúl Monreal. En Zacatecas, encaja perfectamente en el relevo generacional. Siguiendo esa lógica, no tengo la menor duda que, llegado el momento, levantará la mano y, con una carrera totalmente consagrada, tiene todo para convertirse en el futuro abanderado. En todo caso, nos hemos acostumbrado a vivir con mucha anticipación los procesos electorales. Hace más de tres años, recuerdo, ya se jugaba, a nuestro parecer y el de muchos, el vaivén por la silla presidencial. Como sabemos, el ejercicio intermedio dará inicio a finales del 2026, o sea, prácticamente en 24 meses. Eso, como hemos dicho anteriormente, será un proceso rápido, máxime cuando los perfiles aprietan el acelerador a favor del proyecto que encabezan.