La resaca del enfrentamiento entre el Presidente López Obrador y el periodista Carlos Loret de Mola, ha dejado un gran dolor de cabeza para la 4T; y es que por primera vez desde que inició su gobierno, el primer mandatario ha sufrido una caída sin precedentes en su popularidad, lo que podría afectar directamente los resultados electorales de su partido en el corto y mediano plazo si no recomponen la situación.
Muy diferente al 2018, cuando por inercia, la participación de AMLO en la elección terminó por causar un efecto tipo tsunami, que jaló a muchos candidatos de su partido rumbo a sorprendentes y en algunos casos inesperadas victorias; que lograron que su gobierno entrara con mayoría en el Congreso, el Senado, y varias de las gubernaturas que estuvieron en juego en ese año.
A partir de ese momento y por más polémico que nos puedan o no parecer algunas acciones de este gobierno, la popularidad del Presidente se había mantenido en niveles muy altos; lo que ocasionó que su partido ganara ampliamente las elecciones que siguieron, incluyendo las de medio término el año pasado. Es innegable, los resultados de Morena han estado sumamente ligados a la aceptación que tiene el mandatario entre la ciudadanía.
Por eso, su enfrentamiento con Loret ha comenzado a cambiar un poco el rumbo de las cosas, una crisis mal resuelta, que les ha comenzado a mermar mas de la cuenta el activo más importante que tienen: la popularidad de AMLO; y que de no hacer algo que contrarreste este efecto, podrían empezar a llevarse algunas sorpresas este año.
Y es que en este 2022, Morena arrancaba con las preferencias en 5 de los 6 estados en los que se disputarán gubernaturas este año. Hoy, las encuestas se han ido cerrando y algunas hasta han cambiado su tendencia.
Por eso para Morena y sus candidatos, será importante volver al pizarrón y, sin distanciarse del Presidente, sí buscar fortalecer la imagen de sus candidatos, su aceptación entre el electorado, y su organización de cara al día de la elección. Hoy más que nunca la verdadera prueba para el partido en el poder, es ver si sus candidatos pueden sumarles positivos a su lucha, en lugar de colgarse nada más del Presidente, como hasta ahora han estado acostumbrados.
Tampoco es que el golpe asestado hace un par de semanas haya finalizado ya la pelea, aun falta ver el contragolpe que seguramente vendrá, y la capacidad que tenga la oposición para capitalizar lo que alguien más ha tenido que hacer por ellos; algo que al día de hoy, se antoja difícil, por la lucha y los intereses de grupo que siguen secuestrando la capacidad de estos partidos por proponer a cuadros que realmente logren conectar con el electorado.
Mientras tanto, se recupere o no el Presidente, lo de estas últimas semanas debe servir de mensaje a Morena y sus militantes, y sobre todo a sus candidatos, quienes tendrán que sumar en lugar de dividir, quienes tendrán que convencer, y tejer un proyecto serio, que por si mismo sea competitivo y del agrado de la ciudadanía. Ya no pueden dejarle todo a la imagen de López Obrador. Es la verdadera prueba del ácido de Morena, ¿le sumarán o se seguirán colgando del Presidente? ¿Podrán ganar sin atenerse a su popularidad?