Como bien expresé en mi columna intitulada “La gran lección del 10 de abril: Morena puede ser derrotado en 2024″ publicada en este espacio de SDPnoticias, los resultados de la revocación de mandato indican que la mayoría de los mexicanos no apoyan a AMLO ni a su proyecto político; haya sido a través del rechazo a la participación a la consulta o que abiertamente hayan votado contra su permanencia en el cargo.
En este contexto, de acuerdo a la encuesta conducida por MetricsMx, Claudia Sheinbaum, una vez confirmada como candidata de Morena a la presidencia de México, ganaría la elección con un porcentaje menos al 35, a falta, lamentablemente, de la figura de la segunda vuelta en México. Le seguiría Marcelo Ebrard, igualmente del partido oficial.
Por el lado de la oposición, Lilly Téllez o Enrique de la Madrid apenas alcanzarían alrededor del 10% de la intención de los votos con la coalición PRI, PAN y PRD. Y por el otro, portando las siglas de Movimiento Ciudadano, Luis Donaldo Colosio Riojas se situaría alrededor del 30%, quedando relegado el gobernador Samuel García a un lejano 15%.
A la luz de estos vaticinios, y a pesar de la consolidación de la alianza PRI-PAN-PRD, Morena ganaría la Presidencia en 2024. En este sentido, MC jugará un papel clave en las posibilidades de arrebatar la presidencia a Morena. Sin embargo, según ha trascendido, los líderes de MC han expresado su desinterés de formar parte de la gran alianza opositora, derivado quizá de una megalomanía partidista o de la falsa creencia de que ellos -MC- serían capaces de superar el 35% por ciento de los sufragios; el cual representa, en todo caso, el “piso” del electorado morenista.
Quizá el liderazgo de MC percibe que el desgaste histórico del PRI-PAN-PRD jugaría contra los intereses del propio partido, o tal vez, consideran que sus candidatos, léase, Colosio o García, no cuentan con las bazas políticas para abrirse espacios en la coalición y encabezar la gran alianza opositora.
En suma, si la candidatura de MC, abanderada por el alcalde de Monterrey o el gobernador de Nuevo León, no se suma a la alianza PRI-PAN-PRD, serán ellos mismos quienes habrán renunciado de antemano a una segunda vuelta de facto, es decir, a una poderosa coalición opositora que plante cara a Sheinbaum y a los simpatizantes de AMLO y de su fracasado proyecto. MC puede convertirse, en consecuencia, en el culpable de que el candidato de Morena se instale de nueva cuenta en Palacio Nacional.