Pregunta: ¿Por qué, a pesar de tantos ataque, tantas traiciones, tantas filtraciones, se sostiene en niveles elevadísimos la aprobación del presidente López Obrador en todas las encuestas?
Respuesta: Porque nada de lo que ocurre toca realmente a Andrés Manuel; a otros, sí, pero a él no.
Ahí están las filtraciones de documentos de la Secretaría de la Defensa: mucha gente de la 4T ha sufrido daños en su reputación y crecerá el número de personas afectadas. Pero, lo sabemos, no será el caso de Andrés Manuel, quien está limpio y así seguirá.
La prensa —furiosa por los privilegios perdidos en el actual gobierno— magnifica cualquier cosa que perjudica a gente de la 4T y sobran columnistas que acusan a AMLO de toda clase de faltas, pero jamás se presentan pruebas realmente sólidas.
Vale la pena reiterarlo: no eran así las cosas con otros presidentes, quienes a diferencia de López Obrador —debe subrayarse — sí cayeron en conductas indebidas, pero poco se les señaló mientras gobernaban.
Por su honestidad, Andrés Manuel ha resistido la miseria de la prensa y el exceso de filtraciones. Tampoco han podido doblarlo las traiciones, como las de Carlos Urzúa, exsecretario de Hacienda, y las de integrantes del poder legislativo, como Ricardo Monreal, Lilly Téllez y Germán Martínez.
La peor traición es la de Ricardo Monreal, a quien necesariamente consultó su hermano David, gobernador de Zacatecas, antes de pactar con el embajador de Estados Unidos apoyo en tareas de seguridad de parte de agencias de ese país.
“El gobernador Monreal ya les abrió la puerta; a ver ahora cómo los saca”, dice Rayuela de La Jornada. El comentario de se refiere a la nota principal de ese periódico hoy sábado 8 de octubre: “Sospechoso pacto de Zacatecas con DEA, FBI y Usaid”.
El diario dirigido por Carmen Lira ha informado que el pasado jueves, en Zacatecas, el embajador de Estados Unidos en México, Ken Salazar, dijo que estaba ahí para trabajar con el gobernador David Monreal.
¿Trabajar? Eufemismo para no hablar con toda claridad de intervención indebida de un gobierno extranjero en asuntos que solo deberían atender mexicanos.
El embajador estadounidense “se hizo acompañar por representantes de las agencias de seguridad de su país acreditadas en la sede diplomática, pero en la cual no participó un solo funcionario, civil ni militar, del gobierno federal mexicano”. El gobernador Monreal sí convocó a todo su gabinete de seguridad y a algunos alcaldes zacatecanos. Se supone que con la ayuda de la embajada de Estados Unidos, Monreal logrará “recuperar la paz en nuestro estado”.
¿En serio? ¿Recuperar la paz —si acaso se consigue— pagando el costo de permitir que intervengan, cito al embajador de EE UU, “todas las agencias de liderazgo de Estados Unidos: el FBI (Oficina Federal de Investigación), el INL (Oficina Internacional de Asuntos Antinarcóticos y Procuración de Justicia), la DEA (Agencia Antidrogas), las Usaid (Agencia para el Desarrollo Internacional) y el cónsul general de Monterrey, Roger Rigaud, y muchos”.
¿Eso, permitir la ilegal intervención de Estados Unidos en Zacatecas, es lo que lleva al hermano del gobernador de tal estado, el senador Ricardo Monreal, a alardear prácticamente a diario de que será candidato presidencial de Morena, a pesar del rechazo generalizado de las bases y los liderazgos del partido de izquierda?
Otras preguntas: ¿hasta dónde estaba enterado Marcelo Ebrard de lo que hizo en Zacatecas el embajador de Estados Unidos? Es importante saberlo, ya que el canciller Ebrard es el responsable de llevar la relación con los gobiernos extranjeros.
Ebrard deberá llamar al embajador Ken Salazar para exigirle al diplomático de Estados Unidos una explicación. Por más aliado político que sea de los Monreal, no puede el canciller hacer como que no pasó nada en Zacatecas. Y es que, como dijo el breve editorial de La Jornada: en esa entidad ya se abrió la puerta a los gringos: a ver ahora cómo los sacan.
La mala noticia: siguen las traiciones en Morena. La buena: no lastiman a AMLO, quien queda con su prestigio intacto para neutralizarlas.