IRREVERENTE
Les platico:
Cada tocada de este grupo, de pronto se volvió concierto y sus integrantes tomaron la decisión de no entretener nunca más a los borrachos de los bares.
Se atrevieron a dar el paso para presentarse en teatros, buscando que su público les escuchara y apreciara el espectáculo que ofrecen.
Así, cada puesta en escena del Marrano Rosa, se volvió una apuesta.
Lo es todavía, porque el show business parece estar plagado de mercenarios que se van fácil por la ruta del dinero que dejan los llamados “tributos” de grupos icónicos.
El Marrano Rosa ofrece -hasta ahora- tres o cuatro conciertos al año. No más, porque sus integrantes no viven de ello, sino para ello.
En beneficio de su audiencia podrán ser más, pero antes deben hacer su propia industria dentro de la que ya existe.
Por lo pronto, creo que ya son una marca que emerge respetuosa pero irreverentemente de otra.
Para empezar, una presentación del Marrano Rosa dura al menos tres horas.
Y se vuelven cuatro fácilmente porque sin ver el reloj, mueven las emociones de quienes pagan por presenciar su arte.
El público arranca muy calladito, sentaditos todos en sus asientos, viéndolos y escuchándolos.
De pronto, comienzan a voltear a verse unos a otros sin creer el tamaño de lo que se vive en el escenario.
Al final terminan todos de pie, coreando y bailando al ritmo de un espectáculo digno de los mejores escenarios del mundo. Me cae que sí.
Son piezas del icónico grupo de rock inglés, Pink Floyd, pero el Marrano… no es un grupo “tributo”.
Roi Zerda, Rodolfo Rodríguez, Alfonso Delgado, Enrique Farías y Oscar Elizondo tocan la música de David Gilmore y Roger Waters, pero con un sello propio.
Al platicar con ellos me dicen que se inspiran en el Pink Floyd de sus conciertos en vivo y mencionan uno de ellos, el que grabaron en 1971 en las ruinas del anfiteatro romano de Pompeya.
“Con razón”, les digo, su escenificación en los teatros donde se presentan suena a lo que solo ocurre en los conciertos en vivo.
El Marrano Rosa no toca música de estudio, aunque sus integrantes lo sean. Varios de ellos participaron en el famoso Concierto Ensamble del Tecnológico de Monterrey, creado por los legendarios Gerardo Maldonado (QEPD) y Hugo Garza Leal.
Son un verdadero happening de música en vivo… y al aire libre, aunque toquen en escenarios cerrados.
Mi primer concierto de Pink Floyd fue 10 de abril de 1994, en el en ese entonces “nuevo” foro de los Hermanos Rodríguez de México, DF.
De hecho es la única vez que vino a México este grupo, formado en Londres en 1965.
Música para tres generaciones
Casi contra la voluntad de su madre, llevé a mis dos hijos mayores -Rodrigo, que tenía 12 y Diego 11- a vivir esa experiencia, de la que 30 años después se siguen acordando.
Hoy, ambos andan en lugares muy lejanos a donde se presentará el Marrano Rosa este 3 y 14 de agosto en San Pedro Garza García y la CDMX.
No van a estar aquí para ir al concierto de los regios, pero el más chico, Santiago, compró sus boletos apenas salieron a la venta.
Esa es la magia que trae entre manos el Marrano Rosa, sus coristas y equipo de producción:
Ofrecen un espectáculo pletórico de tecnología donde se juntan, codo a codo, tres generaciones: abuelos, hijos y nietos.
Tuve este jueves una plática con algunos de sus integrantes. Todos son oriundos de estas bárbaras, sedientas e ingobernadas tierras del norte, pero ven al mundo como su escenario.
Piensan en grande porque hacen las cosas en grande.
Cajón de Sartre:
- Entonces, vamos a volar con el Marrano Rosa este 3 de agosto a las 9:00PM en el Showcenter Complex de San Pedro Garza García y el 14 del mismo mes en el Pepsico Center WTC de la CDMX.
- Mañana, cambio completo de programa, sin faltar el Incomparable, Demoledor y Temible Iván.