Mientras unas corcholatas señalan un gasto excesivo en espectaculares por parte de sus contrincantes, los que tienen mayor número de ellos (Adán Augusto y Claudia) se lavan las manos al respecto. De manera casi infantil señalan que no saben ni el dónde ni el cómo ni el cuándo de tantos espectaculares que presumen sus fotos. Tampoco quieren siquiera barruntar sobre los posibles “quienes” han pagado precios exorbitantes para que ellos puedan ser vistos por millones de mexicanos en muchas localidades del país.
Penguin Random House (dueña también de Grijalbo), casa editora tanto del libro de Marcelo Ebrard, “El camino de México”, como el de “Claudia Sheinbaum: presidenta”, escrito por Arturo Cano, se deslindó de haber pagado los espectaculares donde aparecen anunciadas las portadas de dichas publicaciones. Sí, eso han tenido en común estas dos corcholatas: señalar, suponer o pensar que podrían decir que Penguin había pagado los mencionados promocionales.
En un país cuyo promedio personal de lectura son 3.4 libros al año (se me hace exagerado), siempre llama la atención que los políticos piensen que la gente querrá leer sus escritos... Digo, a menos que entren en la clasificación de “superación personal” —esos son los más leídos del mercado editorial—, no veo cómo.
No pensé que llegara a decir esto, pero el más sensato ha resultado a ser Fernández Noroña. Pidió a Morena informes reales sobre los gastos de campaña, específicamente sobre el financiamiento de los anuncios espectaculares. La razón es sencilla. Los anuncios tienen un costo promedio que va de los 20 mil a los 40 mil pesos mensuales. Multipliquemos esa cantidad por al menos 170 espectaculares que reportó el diario Reforma solo en la Ciudad de México, Guadalajara y Monterrey (de los cuales son 108 para Adán Augusto, 34 de Sheinbaum, 24 de Marcelo y 4 del “verde” Manuel Velasco) y obtendremos una cantidad millonaria. Haciendo un ejercicio muy por lo bajo, supongamos que las otras 29 entidades del país en total tienen un número igual de espectaculares. 170 adicionales —que, suponemos, son más— sumarían seis millones 800 mil pesos al mes, sólo de espectaculares.
Faltan los anuncios que, sin ser espectaculares aparecen en bardas o postes, así como promocionales en muy diversas publicaciones…
De llamar la atención que el presidente se tome el tiempo de delinquir violentando el secreto fiscal de una de las empresas de Xóchitl Gálvez pero sea incapaz de instruir que su partido transparente información pública. Que Regeneración Nacional finja no saber de dónde proviene el dinero que los costea no únicamente es desfachatez, puede considerarse encubrimiento.
Luego, increíble gastar —de manera ilegal— esa cantidad de dinero cada mes y que a la 4t y simpatizantes les parezca que son un movimiento austero (digo, dado que eso es lo que les exigió López Obrador a las corcholatas). Seguramente, por violar la ley, el INE (a través de su Unidad Técnica de Fiscalización) no les haga nada. Pero apuesto a que la gente, los ciudadanos, el pueblo se cansa de tanto gasto inútil y de tanta pinche transa.