Hoy en día se sienten los síntomas de una sucesión presidencial muy adelantada que, el propio presidente, puso en marcha en Palacio Nacional. En este sentido, hay toda una maquinaria propagandística que opera a favor de perfiles que ha mencionado el mandatario en conferencia mañanera. Pero además de ello, hay signos de la descalificación hacia ciertos suspirantes a través de personeros o señalamientos por medio de las redes sociales.
Y todo eso se propicia -por lo apresurado que significó arrancar- con más de dos años de anticipación. De hecho, a todos nos tomó por sorpresa después de la elección del 2021 en el momento que el presidente decidió dar el banderazo cuando ni siquiera eran los tiempos ni mucho menos las convocatorias. Es más, todavía habrá elecciones en Coahuila y el Estado de México en las que, por cierto, Morena es favorito para coronarse en ambas entidades.
Aun así, las precampañas presidenciales en el seno de Morena arrancaron desde hace tiempo. En ese sentido, todo sufrió un reacomodo de fuerzas, pero también hubo evidencias de que no había piso parejo al interior de la estructura gubernamental, lo mismo que en el seno del partido que llevó al poder al ahora presidente.
Mucho se especuló, lo cierto es que, para corregir un poco esa ruta, los aspirantes tuvieron que alzar la voz para declarar su rechazo de lo que nunca debe acontecer en una democracia que es la segregación y las prácticas de exclusión. Eso pudo haber llevado a Morena a la división interna luego de lo que pasó en Toluca.
De hecho, fue el propio Ricardo Monreal quien señaló ese hecho al manifestar lo que trataron de realizar luego de que nada más desfilaron- ante las bases del partido- la Jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, el Secretario de Gobierno, Adán Augusto, y el propio canciller, Marcelo Ebrard.
No fue lo correcto lo que trató de realizar el dirigente de Morena, Mario Delgado. Por ello, tuvo que corregir o, más bien, las críticas y señalamientos de la exclusión se intensificaron al grado de que, el propio presidente López Obrador, reconoció al senador en la lista de aspirantes presidenciables que integran Sheinbaum, Adán Augusto y Marcelo Ebrard.
Y todos ellos tienen el derecho legítimo, social y político de competir en una elección interna de Morena con condiciones equitativas. Y eso no debe ser motivo o detonante para sobrepasar la línea del respeto; no hay duda de que, una vez que llegue el momento, Morena ganará, pero lo hará si hay voluntad de todos los aspirantes y el gobierno a propiciar piso parejo.
Al igual que lo han comentado, todos tienen el mérito de llegar a una elección interna de Morena. De hecho, la Jefa de Gobierno ha dicho que es tiempo de las mujeres; el propio canciller Marcelo se ha declarado listo y comentó, ante un grupo de seguidores, que espera procesos democráticos y transparentes. Asimismo, el coordinador de los senadores de Morena hizo un llamado en el que aseguró que no le conviene al país separarse ni conviene confrontarse ni mucho menos polarizarse.
Por ello, la reconciliación debe ser la única forma, el único camino para el cual los aspirantes y el partido estén inmersos y unidos en el proceso de transformación. Con ello, deben superarse todas las diferencias con todos los sectores pues fueron ellos los que votaron por el movimiento, votaron por Morena. Asimismo, no debe convertirse en un problema la hostilidad ni las descalificaciones entre los que aspiran a competir.
Y eso se evitará si la dirigencia y el propio presidente siguen dando condiciones de equidad, como lo que pasó en Coahuila que fue una señal de qué todos son indispensables por su trayectoria política y lo que representan en arrastre y poder de convocatoria- reconocido a lo largo de años por la propia militancia y simpatía de Morena.