El cierre de la precampaña e inicio de la campaña de la Dra. Claudia Sheinbaum fue impresionante. Su discurso fue puntual, correcto y auténticamente apegado a los lineamientos históricos y presentes de la 4T, de lo que de ella se conoce especialmente en términos de obra de gobierno pero también de los parámetros ideológicos expuestos por el presidente AMLO: desde el “humanismo mexicano”, atacar la pobreza y la pobreza extrema, la desigualdad, el desempleo, la corrupción, el congelamiento salarial, la inseguridad y el crimen, todo con un nuevo enfoque.

Ya expuse en esta columna y en otra ocasión por qué no estoy de acuerdo con el planteamiento del “humanismo mexicano” como sello ideológico y programático del actual gobierno. Me parece sumamente restringido desde el espectro ideológico contemporáneo que ciertamente se ha dilatado exponencialmente y se ha también desprendido de los componentes de la lucha ideológica histórica, no porque la obra de gobierno no tenga ese componente fundamental, claro que lo tiene, pero el humanismo que pone en el centro de la acción de las instituciones del Estado el beneficio al ser humano como su componente filosófico sustantivo me parece demasiado amplio. Restringido para su contenido real y amplio por su inclusión en las más diversas ideologías. Precisamente, al nivel ideológico distintas fuerzas políticas en diferentes partes del mundo reivindican su “enfoque humanista”, porque este tiene profundas raíces civiles y religiosas desde siglos anteriores. La derecha mexicana con suma incongruencia lo reivindica también. En fin, allí está mi argumentación y en aquellas dos columnas periodísticas es clara.

Es evidente que la Dra. Claudia Sheinbaum considera que no ha llegado aún el momento de imprimir sellos propios en distintas asignaturas. Es políticamente correcto y acertado, ya que faltan ocho meses del gobierno actual. No obstante considero que si bien la “herencia ideológica y política” a partir del compromiso histórico con el movimiento “obradorista” es imprescindible e inamovible hoy y después, es necesario también en la siguiente etapa que ha iniciado, empezar a enfatizar los contenidos programáticos de la ampliación y profundización del proceso de transformación actual, con el cuidado que ella sabe darle a esto, y que mostró en toda su gestión de gobierno al frente de la Ciudad de México.

Contenidos programáticos complementarios que den cimiento al “segundo piso” en una proyección de futuro del que ella ha hablado y como lo que hoy es: la abanderada actual de la Cuarta Transformación de México. Es necesario darle contenidos sustantivos al planteamiento, gradualmente, sin duda, pero hacerlo, toda vez que hay importantes asignaturas pendientes, otras medianamente abordadas y algunas más, claramente ausentes, pero imprescindibles de abordarse. Estamos dentro de un proceso histórico, no de un sólo episodio.

Más aún, cuando enfrente se tiene a una “derecha frentista” que solo ataca y formula demandas judiciales propias de esa derecha acostumbrada a que en coyunturas álgidas o en momentos especiales, criminaliza la lucha política y acude al poder judicial pensando y creyendo que allí tiene aliados sempiternos que la ayudarán. Pero dicha circunstancia –aunque con matices- ha cambiado y seguirá cambiando también aún más en el futuro.

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La Dra. Claudia Sheinbaum ha establecido un “war room” de alta calidad. De lo mejor. Ya se habla, por ejemplo, de la existencia en ese colectivo de un proyecto de nuevo enfoque programático para el sector energético (concretamente petrolero) que posee muy diversas aptitudes y cualidades aceptables que ha venido trabajando el Dr. Juan Ramón de la Fuente ex rector de nuestra máxima casa de estudios, dicho por el Dr. Jorge Castañeda en un programa de televisión quien dijo ha conocido ya el proyecto.

Y seguramente hay varios más en curso con el mismo sello creativo y distintivo: en cuanto al modelo macroeconómico que enfatice el crecimiento con distribución igualitaria de la riqueza. A México le urge un ciclo virtuoso de crecimiento de mediano y luego largo plazo, manteniendo una política social redistributiva, con oferta incremental de empleo estructural, y seguramente el Dr. Esquivel está trabajado en las bases de la misma. Nos urge que el Lic. Omar García Harfuch vuelque sus capacidades y experiencias en Ciudad de México en el ajuste de la política de inteligencia y seguridad para arribar a una nueva eficacia y eficiencia pública en la materia; y la urgentísima reforma al sistema judicial a cargo del Dr. y ex ministro Zaldívar. Y así, en las distintas asignaturas, sucesivamente para conformar el nuevo programa de desarrollo bajo el nuevo paradigma de un enfoque integral, cuantitativo y cualitativo que aborde las reformas necesarias.

Hablamos explícitamente de un próximo gobierno que amplíe y profundice la filosofía política reformadora y transformadora. Obviamente, tendrán que emerger los proyectos y programas en curso en la escena de la contienda electoral, gradualmente y en términos sustantivos, frente a una derecha hasta hoy estéril (quizá en la campaña electoral ya directa, cambie la situación), una de cuyas ideas importantes es buscar escándalos mediáticos con los hijos del presidente, o bien con demandas en contra de la Dra. Sheinbaum, y otras nimiedades de baja catadura y del mismo tipo. Lástima, porque la derecha mexicana tuvo importantes exponentes ideológicos, recuerdo al Sr. Juan Sánchez Navarro. En el PRI, ni se diga, muchos ideólogos, todos ausentes hoy.

En el equipo de campaña de la Dra. Sheinbaum que maneja el “war room”, atención especial –más allá de la gran importancia de los temas sectoriales- debe prestarse a la experiencia de los estados latinoamericanos que acusan graves problemáticas de gobernabilidad y debilidad institucional a partir de la presencia e insurgencia del crimen transnacional organizado local, aliado con las grandes estructuras criminales mexicanas y europeas o asiáticas.

Son la más grave y poderosa amenaza a la seguridad nacional (con todo lo que el concepto implica) porque no podemos por decreto situarnos fuera del contexto de las severas crisis o coyunturas de ingobernabilidad ante la debilidad institucional, a partir de las embestidas criminales que desarticulan las políticas públicas en la materia, y que ocurren en territorios en donde actúan profusamente macro organizaciones del crimen transnacional retando directamente las potestades del Estado nacional, incluyendo el propio poder nacional, y que evocan, sugieren o contemplan, en momentos álgidos de dichas embestidas criminales, la opción de una “ayuda militar desde el exterior”.

Por supuesto que no es el caso de México, pero nuestra interconexión es tan estrecha (geográfica, política, legal y criminal) que no debemos dejar de situarnos en ese ámbito general de probabilidades. Es urgente dotar de mayores fortalezas, efectividad y eficiencia pública a nuestros aparatos de inteligencia y seguridad, planificando las políticas del próximo gobierno al respecto.

Tales experiencias tan cercanas nos hacen traer a valor presente las conceptualizaciones de “narco Estado”, “Estado fallido” “Estado criminalizado” “Estado débil”, “Estado insuficiente”, que conllevan la idea de una cierta inviabilidad histórica del Estado nacional. La penetración o captura del primer círculo de poder político en todo el subcontinente (incluyendo México en pasadas administraciones), por parte del crimen transnacional ha sido verdaderamente devastador. Por eso la lucha contra la corrupción de Estado es transversal a cualquier política pública.

Me refiero también a “las Mafias de Estado”, de “cuello blanco” (recordemos el rol jugado por el director de Pemex en el gobierno de Peña Nieto desde la transición hacia el nuevo gobierno), que es macro criminalidad sofisticada. No olvidar que dentro de la experiencia latinoamericana lograron penetrar criminalmente el primer círculo de poder en Cuba, aún con los hermanos Castro Ruz al frente del Estado, del gobierno y del partido. Sus capacidades son extraordinarias y quien menos se puede imaginar está cooperando con ellos, por voluntad y ambición, o por necesidad o coacción.

La Dra. Sheinbaum debe tener una vigilancia muy especial con sus colaboradores de mayor confianza y probados, a los intentos de penetración de “capital criminal” a su campaña como “jugada maestra del crimen organizado” o “jugada perversa y corruptora” de la derecha nacional-internacional para debilitar su eventual mandato. Las vías de penetración en las finanzas de la campaña pueden ser múltiples. Las experiencias en el subcontinente son también abundantes y muy aleccionadoras. Manteniendo siempre la idea que se va a tratar de vencer en una lucha económica, socio-política y cultural. Tampoco olvidar la eventualidad de un segundo mandato de Donald Trump, más robustecido y determinado.

El juego está abierto y las fuerzas en tensión.