Sobre la discusión en torno al cabotaje, se ha montado una falsa creencia, limitando la discusión única y exclusivamente a los precios de los boletos. Y esta visión sesgada e incompleta es la que está llegando a la Cámara de Diputados.
En el recinto legislativo se llevó a cabo un foro sobre aviación, en el que participaron las Comisiones Unidas de Comunicaciones y Transportes, y la de Economía, Comercio y Competitividad, presididas respectivamente por Víctor Manuel Pérez Díaz y Jorge Ernesto Inzunza Armas. Ambos diputados de la fracción parlamentaria del PAN, fueron los encargados de invitar a los demás partidos políticos para discutir sobre el tema de la aviación nacional.
Tomemos en cuenta que este es ya el segundo foro que se lleva a cabo. El primero fue convocado por el diputado de Morena Mauricio Cantú González, y la Asociación Sindical de Pilotos Aviadores de México (ASPA).
Lo destacable de este segundo foro es la participación tanto de las empresas de aviación (Volaris, VivaAerobus y Aeroméxico) como de la Cámara Nacional de Aerotransportes (CANAERO), la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA), la Comisión Federal de Competencia Económica (COFECE), la Confederación de Cámaras Industriales de los Estados Unidos Mexicanos, (CONCAMIN), la Academia Internacional de Ciencias Sociales y de la Salud, Grupo Aeroportuario Centro Norte (OMA), Grupo Aeroportuario del Pacífico (GAP), Aeropuertos del Sureste (ASUR); pero sobre todo de los trabajadores, representados por la Asociación Sindical de Pilotos Aviadores (ASPA).
Lo más interesante del Foro fue la exposición de la diputada por Morena, Yeidckol Polevnsky, que planteó que el tema del cabotaje debe quedar fuera de la discusión sobre la reforma a la Ley de Aviación Civil, y la modificación a la Ley de Aeropuertos. Esto me parece muy sensato, además de inteligente.
Otro punto, que en lo personal me gustó del foro, fue cómo se abordó el tema desde un principio. En las comisiones participan diputados de todos los partidos políticos, y desde un principio dijeron que se iba a legislar por México, dejando fuera los intereses personales y partidistas. Tal vez sea demagogia, pero es un bien punto de partida para tratar un tema tan importante. Es lo que desde hace mucho vengo pidiendo en esta columna; y si se toma como inicio, bienvenido sea.
Participó el Capitán Humberto Gual, quien es -por si no lo sabían- descendiente del mismísimo General Felipe Ángeles, y al final del foro fue contundente: “…no somos opositores. Por los héroes que nos dieron Patria, no se equivoquen, porque lo que van a hacer al aprobar esta ley es ir en contra de México.
Nosotros damos casi 400 millones de dólares anuales en nómina y eso ustedes lo reparten cuando hacen el presupuesto, para programas sociales, para seguridad, salud, educación e infraestructura, ahí en el tema de infraestructura, no regalemos lo que nosotros hemos trabajado para que lleguen intereses extranjeros a beneficiarse. Es un error, un error muy grande, vamos a tener unas consecuencias económicas y sociales tremendas, dijeron lo que pasó en Perú, dijeron lo que pasó en Europa con las banderas de conveniencia, voy a platicar rápidamente.
En Europa comparten una moneda, comparten una legislación y comparten un interés ¿y qué hicieron los empresarios extranjeros en Europa? Sacaron de la Comunidad Europea a las empresas y las fueron a poner en Noruega y en Irlanda, para que en Malta fuera su contratación y en Singapur, y el dinero no se quedó en la Comunidad Europea, se fue a otros países; eso nos va a pasar aquí.
¿Qué pasó aquí hace unos días con Qatar? Cuando le dijeron que se iban a ir al AIFA, ¿qué pasó?, ¿qué fue lo primero que hizo Qatar? me voy al AIFA pero “subsídienmelo”. ¡Caramba!, eso nos va a pasar, el día que esté incomunicado Matamoros, Reynosa, Victoria, Tapachula, Ixtepec, cuando esté incomunicado nos van a decir los extranjeros “¿quieres que el turismo crezca?, subsídiame la línea, subsídiame la ruta”.
Como todo en esta vida, hay cosas buenas y malas, la buena es la disposición por parte del legislativo a escuchar diferentes posturas sobre el tema del cabotaje y sus riesgos, porque como bien mencionaron en el foro, en los hechos la reforma se queda corta, pues falta una verdadera política en materia de aviación.
Lo malo: es apabullante el nivel de desinformación que manejan algunos legisladores de la Cámara Baja, no puedo calificarlo de otra manera, no puedo usar eufemismos, pues me cuesta mucho trabajo entender por qué son incapaces de allegarse -antes de dar su exposición- de información clara, puntual y precisa. No se necesitan grandes recursos y herramientas, hoy por hoy con un teléfono inteligente tenemos acceso a toda la información. Simplemente pueden consultar el texto vigente de las leyes que hoy pretenden modificarse, justamente en la página web de la Cámara de Diputados, por irónico que parezca
Con la misma facilidad pueden consultar el texto de las iniciativas de ley que serán sometidas a discusión y votación; y pueden acceder a toda la información que han generado diferentes grupos sobre los riesgos del cabotaje, entre otros puntos.
Algo me quedó claro: se confunden y reducen todo lo relativo a la aviación civil a los tópicos de precios de boletos, calidad en el servicio y atención a clientes. No, estimados representantes populares, la aviación civil del país, como parte fundamental de la industria aeronáutica, es mucho más que el costo del pasaje, de servir comida en los vuelos, o si hay mascarillas suficientes para los aviones.
De verdad, cuando los sobrecargos dan las instrucciones de seguridad antes de iniciar cualquier vuelo, casi nadie les hace caso. Eso quedó clarísimo cuando la diputada Yenni Olua planteó su duda, en forma de queja, sobre las mascarillas de oxígeno, en caso de una despresurización. Quiero aprovechar este espacio para darle paz a su alma con la siguiente información: todos los sobrecargos están perfectamente capacitados para responder a una emergencia; cada año toman un adiestramiento en el que, además de todas las materias como meteorología, leyes, reglamentos, también se ven primeros auxilios.
El trabajo del tripulante de cabina (sobrecargos) es el de ser personal de seguridad. Por supuesto las palabras utilizadas cambian, dependiendo de la aerolínea, pero cuando se da la demostración de seguridad, se expone así:
“En caso de despresurización las mascarillas que se encuentran ubicadas arriba de sus asientos caerán. Tome la mascarilla más próxima, jale (esto es para accionar el flujo de oxígeno) y colóquela sobre nariz y boca; si viaja con un menor, coloque primero su mascarilla y posteriormente la del menor”. ¿Por qué en ese orden? Porque está demostrado que en una despresurización los adultos tenemos como máximo 5 segundos antes de quedar inconscientes, y porque consumimos más oxigeno que un menor; por eso es que primero el adulto se coloca la mascarilla, y luego se le pone al menor.
La duda de la diputada, ¿qué pasa si ese menor va en brazos, hay mascarillas para bebé? La primera parte de la respuesta es: los fabricantes de los aviones están obligados a colocar una mascarilla de más en ciertas filas del avión, que es donde se colocan a los usuarios que viajan con un bebé; por eso muchas veces, parte del importantísimo trabajo de los sobrecargos, es verificar que los menores vayan acomodados en las filas correctas. De no hacerlo, se determina un “no go”, esto es, el avión no puede despegar, hasta que se solucione ese tema.
La segunda parte de la respuesta: las mascarillas están hechas de un material que se amolda a la cara de las personas, incluyendo “infantes”, como le decimos en aviación a los menores que van en brazos. Por lo que usted puede viajar tranquila, que todo lo que usted mencionó en el foro como situaciones sobre las que falta legislar, le comento que ya se realiza, y no desde ayer, sino desde hace muchísimos años.
Por lo que resultan totalmente “innecesarias” las “iniciativas” que propone. Irónicamente, de todas las quejas que oí por parte de los legisladores, ninguna tiene que ver ni con reglamentos ni con normas, sino con servicios a bordo y atención a clientes.
Son muchas sus inconformidades con lo relativo a “cumplir con el itinerario”, pero ellos, que están legislando en la materia, deberían de saber que eso depende del clima, de si hay equipos, o si falta personal. Deben estar enterados de que en las demoras intervienen muchas variables, y que ninguna demora en el mundo, se hace por “placer”.
Otro punto: el precio de los boletos. Lo digo en serio, quien crea que las aerolíneas extranjeras son hermanas de la caridad, es porque no entiende cómo funciona el mundo capitalista. Me quedé con la boca abierta cuando escuché que en el mismísimo recinto legislativo se está pensando en aplicar una política neoporfirista, donde “lo extranjero es mejor”; ¿no es acaso lo que decía Don Porfis? Según él y sus “científicos” era mejor que el negocio del petróleo lo manejaran ingleses y franceses, que eran más competentes.
Ahora quieren aplicar la misma lógica en la aviación. Pero si entran las aerolíneas extranjeras con el cabotaje, van a depredar a las nacionales al punto de su extinción, y al dinero que obteníamos de las aerolíneas mexicanas, le veremos salir alas.
Nuestra industria aérea es importante, entre otras cosas, por la derrama económica que se queda en nuestro país. Sí, tienen inversión extranjera, al igual que la gran mayoría -si no es que todas- de las empresas mexicanas en nuestro país. Reto a que me digan qué empresa privada no tiene inversión extranjera.
Pero no solo eso, si se deja que las aerolíneas extranjeras hagan cabotaje se perdería toda la captación del ISR, y la Hacienda Pública estaría perdiendo importantes recursos económicos.
No seamos neoporfiristas vende patrias; en este caso vende cielos mexicanos. Las aerolíneas extranjeras también se pintan solas para dar pésimo servicio al cliente, que es de lo que más se quejan nuestros legisladores. Les invito a seguir algunas páginas internacionales de aviación, para que vean, que en todos lados se cuecen habas.