AMLO reafirma su posición con el bloque dictatorial al “callar como momia” ante las arbitrariedades del dictador nicaragüense, Daniel Ortega. Uno de los principales paleros de la mañanera, Lord Molécula lo cuestionó al respecto y su respuesta fue:
¡Vamos a desayunar ya! Una pregunta bien estudiada y con la clara intención de mandar un mensaje a los opositores y a la comunidad internacional, como ya lo había hecho durante la visita del presidente de Cuba.
Actos inhumanos
La semana pasada Daniel Ortega declaró “traidores a la patria” a 94 opositores y críticos a quienes les quitó la nacionalidad y ordenó confiscar sus bienes inmuebles, a la medida la precedió la condena a 26 años de prisión contra el obispo Rolando Álvarez y la excarcelación y destierro de 222 opositores presos.
Entre ellos, los cinco candidatos a las elecciones presidenciales de 2021, la que Ortega ganó con sus principales contendientes presos, su quinto mandato, el cuarto consecutivo y el segundo con su esposa como vicepresidenta.
Las medidas generaron una reacción mundial en contra de los actos inhumanos impuestos por el dictador nicaragüense.
Entre quienes que se pronunciaron enérgicamente están los gobiernos de Chile, Ecuador y Colombia. Gabriel Boric, presidente de Chile al solidarizarse con los escritores Gioconda Belli y Sergio Ramírez, la activista Sofía Montenegro y el periodista Carlos Chamorro, aseguró: “No sabe el dictador que la patria se lleva en el corazón y en los actos, y no se priva por decreto”.
El gobierno del colombiano, Gustavo Prieto manifestó su preocupación por la decisión de Ortega y a través de un comunicado del Ministerio de Relaciones Exteriores, exhortó a “generar medidas de confianza que contribuyan a la reconciliación nacional, al respeto del Estado de derecho y al bienestar del pueblo nicaragüense”.
Mientras, en un comunicado la cancillería ecuatoriana calificó la medida como una “aberración jurídica” que “va contra los principios que norman la vida de las naciones y los derechos humanos” e hizo un llamado a rectificar, a liberar a los presos políticos y a devolver a este país “a la vida democrática”.
Diplomacia a lo AMLO
A pesar de la condena internacional en contra de Daniel Ortega y su esposa, el presidente de México, que no ha dudado en opinar sobre cualquier situación que no le guste, como sucedió con el parlamento Europeo, a los que lo menos que les dijo fue borregos; también cuestionó la aprehensión del presidente de Perú, e incluso enfrenta a ese país diplomáticamente al no reconocer a sus instituciones ni a su gobierno por la caída de su amigo, Pedro Castillo, al grado de negarles la entrega de la presidencia pro tempore de la Alianza del Pacífico: “No quiero entregar a un gobierno que considero espurio. No quiero legitimar un golpe de Estado”.
Lo mismo ante la caída de Evo Morales en Bolivia, a quien incluso le brindó asilo y un salvo conducto para evitar que enfrentara la justicia de su país.
AMLO también ha guardado silencio en otros eventos de lesa humanidad, como cuando Trump organizó la toma violenta del Capitolio o ahora, con Nicaragua.
Traición a la Izquierda
El presidente mantiene un apoyo irrestricto al dictador Ortega, sin importar que en 2021 ganó la elección luego de haber metido a todos los oponentes a la cárcel. Antes de que tomara posesión, adoptando una posición mucho más sensata, la cancillería mexicana anunció que no asistiría por considerar que significaba validar a un régimen antidemocrático.
Sin embargo, AMLO decidió “corregirle” la plana a Ebrard al decir que no estaba enterado de la decisión y asegurar que sería “imprudente” que ningún funcionario mexicano asistiera a la ceremonia, y que el triunfo de Ortega: “Es la decisión de los nicaragüenses”. Yo diría que fue en elecciones espurias, con el control de los órganos electorales y con los oponentes en la cárcel.
Entonces AMLO anunció la designación de Ramiro Ayala, jefe de Cancillería de la Embajada mexicana en Nicaragua, para que acudiera a la toma de protesta y así respaldar a Ortega, luego adelantó que pediría el beneplácito del Gobierno nicaragüense para enviar al periodista Guillermo Zamora como embajador y dejar de tener a un encargado de negocios como representante en el país centroamericano.
AMLO actúa como Ortega
Tristemente, cuando el Congreso de manera democrática desecho su iniciativa de reforma eléctrica, AMLO acusó a los legisladores de oposición de “traidores a la patria”, igual que Ortega lo ha hecho.
Y ahora, cuando la sociedad civil se organiza para salir a las calles el próximo domingo 26 de febrero en defensa de las instituciones democráticas que garantizan las elecciones libres y legales, AMLO ya nos sentenció por promover según él “el régimen de corrupción, de injusticias, de privilegios”.
Queda la duda de que, en caso de que la Corte no logre detener el Plan B y AMLO consiga hacerse del control de las elecciones -como Ortega en Nicaragua- en poco tiempo los millones de personas que asistiremos a la concentración estaremos proscritos, como ocurrió con la oposición en Nicaragua.
Twitter: @diaz_manuel