Quizá, pero sí entendemos la forma, vemos su verdadero rostro, complejos y su creencias cristianas trasnochadas muy conservadoras y retrógradas.
¿Cómo entender a Andrés?
La clave está en su historia tabasqueña, en sus alter egos, próceres tabasqueños de la historia de esa entidad del Siglo XX, como Francisco J. Múgica, Tomas Garrido Canabal o Carlos Alberto Madrazo. Todos, por cierto, reconocidos caciques, autoritarios, anticlericales y obsesionados por el poder.
Enrique Krauze lo narró muy bien en aquella novedosa entrevista a AMLO en 2003: “La clave para comprender mejor la formación, la imaginería, el estilo y sobre todo la actitud política de Andrés Manuel López Obrador no estaba en la historia de México, en Cárdenas o Juárez. La clave –como él mismo me había dado a entrever en aquel desayuno de agosto de 2003– estaba en la historia de Tabasco, la tierra del ‘poder tropical’”.
Hoy AMLO recupera aquella lucha revolucionaria que se dio en Tabasco, como hacer de la educación un sistema de adoctrinamiento con personajes que idolatra, para él Múgica, el tutor de Garrido, fue “el más idealista de los revolucionarios”.
“Para que los jóvenes aprendan y entiendan”, lo que hoy vivimos es un regreso a los principios del siglo XX.
Francisco J. Múgica
Un personaje destacado de la Revolución, que por su radicalismo enfermizo Cárdenas no pudo mantener como sucesor. Múgica curiosamente compró la ideología anticlerical de Plutarco Elías Calles y, pese a ser de Michoacán, gobernó Tabasco en dos ocasiones. En 1916 Múgica ocupó con sus tropas la catedral de Tabasco y cambió el nombre de la capital a Villahermosa.
Múgica fue el tutor de Tomás Garrido Canabal, un chiapaneco en tres ocasiones gobernador de Tabasco que en su libro “Entre la Historia y la Esperanza”, cita una frase de Álvaro Obregón: “Tabasco es el baluarte de la Revolución”, debido a que, por su falta de tradición religiosa, reunía “condiciones ideales” para la política anticlerical, la obsesión de Garrido fue destruir de raíz “el virus religioso”.
AMLO, como todo en su vida, entra en contradicción, él no es “ateo”, no, él está en contra de la religión católica y se reconoce como “cristiano evangélico”.
Como AMLO, Garrido poseía un carácter autoritario. Siendo ministro de Agricultura en el gobierno de Cárdenas, ordenó una matanza de católicos en la plaza de Coyoacán en la Ciudad de México a través de una organización que fundó con Carlos A Madrazo, las “Camisas Rojas”. El hecho valió su dimisión y posterior exilio a Costa Rica.
La brutalidad de Garrido se puede sintetizar en una de sus frases: “Que se mutilen los hombres pero que se salven los principios.” Por esa época surgió también la Liga de Resistencia Central de Pro Calles de corte fascista.
Garrido se enriqueció con la creación de la Compañía Fluvial de Tabasco encabezada por su hermano Manuel J. Garrido, que monopolizó el transporte de la fruta en el río Grijalva. En su ofensiva contra “los conservadores”, se apropió de diez mil cabezas de ganado y muchos terrenos rurales y por decreto, los últimos diez días de cada mes sólo se vendiera carne de su hermano… Pío.
Ahora, descendientes de Garrido, como Humberto MayansCanabal, Consejero de Pemex, están en la nómina del gobierno federal.
El otro gran líder, Carlos Madrazo, fue becado por Garrido y se incorporó en los años treinta a las filas del PRI. Un ave de tempestades como sus dos antecesores, fue prácticamente el primer diputado desaforado por hacer fraude con tarjetas de trabajadores migrantes y estuvo nueve meses en la carcel.
En 1967, en plena sucesión presidencial entre los grupos de Diaz Ordaz y de Adolfo López Mateos, estaban Antonio Ortiz Mena, Raúl Salinas Lozano y Salomón González Blanco, y como presidente del PRI, decidió aniquilar a su partido para crear un movimiento que se llamaría “Patria Nueva”.
AMLO y su obsesión por el pasado
Andrés se empecina en revivir todo eso, incluida su política anticatólica, por la que no se ha resuelto el tema de los sacerdotes jesuitas victimados en Chihuahua. Era priista y se unió al PRD, después de perder en dos ocasiones las elecciones presidenciales, a la usanza de Madrazo, destruyó al PRD para crear su propio movimiento y partido Morena.
Al final, siguiendo los pasos de sus próceres, AMLO camina de regreso a la época de los caciques y caudillos autoritarios que escenificaron historias negras de la política nacional.