Irreverente
Les platico:
Cuando el pinito amanecía el día 25 con regalos para él, no quería abrirlos.
Su mente de niño creía que si los abría, a lo mejor el año próximo no habría y a él le encantaban los regalos.
Por un lado estaba eso y por el otro, también le gustaba estrenar ropa, con todo y etiqueta, por supuesto.
No sabía qué hacer.
Finalmente, ya de día, se acercaba al pinito, buscaba su nombre en los que había, y cuidadosamente los abría.
Durante mucho tiempo guardó hasta la envoltura y no se diga de los moños y las tarjetitas.
Los recibía con alegría y emocionado los agradecía.
Vinieron luego los años de trabajo, a muy corta edad, por cierto.
Y sucedió que repartía entre los suyos lo que ganaba. Él le llamaba a eso, “regalos”.
Aprendió a gastar con mesura y a ahorrar con holgura.
Siempre traía dinero en sus bolsillos y lo doblaba ver a la gente pedir en las calles.
Alguien le enseñó que hay que dar hasta que duela, pero a él nunca le dolió.
Un día llegaron para él los hijos y se propuso verlos crecer sin las penurias de su infancia, pero...
Generación del “o”:
Él creció teniendo una cosa “o” la otra. No había manera de tenerlo todo. Incluso muchas veces tuvo nada.
Los tiempos actuales trajeron la generación del “y”: Quieren esto “y” también quieren lo otro.
Con eso se perdió el vínculo generacional entre abuelos, padres, hijos y nietos.
Creer que uno se merece todo es un sueño y el despertar suele convertirse en pesadilla.
Por eso, con el paso de los años acuñó esta frase:
“Más nos merecemos, pero con esto nos conformamos”.
Y miren ustedes que de quien les hablo es todo, menos conformista. Más bien es realista y aspiracionista.
Él sigue regalando y sigue gozando los regalos que recibe.
Aunque a veces, como este día, no quiera abrir los que amanecieron bajo el pinito...
Cajón de Sastre:
- Que mis lectores queridos disfruten hoy una Feliz Navidad. Y quienes no me leen, también...