“No sé cómo conoció esta reportera del hackeo”, dijo ayer la presidenta Claudia Sheinbaum. Esta reportera es Natalie Kitroeff, de The New York Times.

El pasado viernes Kitroeff dio a conocer que el teléfono celular de la presidenta de México había sido hackeado. Cuestionada sobre eso, Sheinbaum aceptó el hecho, pero preguntó varias veces no solo quién lo hackeó, sino cómo la colaboradora del principal periódico de Estados Unidos obtuvo la información, esto es, quién se lo contó.

Es importante saber quién le dio el dato a Natalie Kitroeff, desde hace tiempo especializada en reportajes contra México. Saber el origen de la noticia podría llevar al responsable del hackeo. Pero, desde luego, no lo sabremos, o no porque la reportera lo dé a conocer. Protegerá a su fuente y qué bueno: es lo correcto en términos de la ética periodística. Pero hay otras formas de averiguarlo, como el simple análisis de cómo se generan tales filtraciones.

En su conferencia de prensa mañanera, Sheinbaum no solo se refirió a la fuente de la periodista acerca del hackeo, sino también al origen de lo que Kitroeff contó acerca de la llamada de la presidenta mexicana con el presidente de Estados Unidos: “No sé de dónde saca la información de la llamada con el presidente Trump, no sé quién se la dio. Ahí hay algunos temas que son ciertos que, en general, los he contado aquí en la mañanera, que no tienen nada que esconder; y otros temas que no sé de dónde los sacó, que no son reales”.

La otra pregunta que hizo la presidenta fue la de con qué intención se publicó todo lo anterior. Esto es todavía más importante que el origen de la noticia porque hay diarios que no solo hacen periodismo: también participan en juegos de poder que benefician sus intereses del tipo que sea. Parece ser el caso.

A la gente que no tiene la relevancia de la presidenta Sheinbaum normalmente se le hackea el celular para acceder a su información bancaria con el propósito de robarle dinero.

A Claudia, por supuesto, se le hackeó para espiarla. ¿Quién lo hizo? ¿Un gobierno extranjero? ¿La oposición mexicana? ¿La ultraderecha española que protege a Felipe Calderón? ¿Hombres de negocios hartos de pagar impuestos que antes de la 4T no pagaban? ¿Medios de comunicación nacionales que han hecho del espionaje el recurso principal para su periodismo de investigación? Apuesto por la última opción.

Solo hay un medio que recurre con mucha frecuencia a los audios y videos filtrados. En efecto, Latinus, dirigido por Carlos Loret de Mola y financiado por la familia de un exdirigente del PRI, Roberto Madrazo, odiador profesional de la 4T y de AMLO, un tipo reconocido como experto en el espionaje político.

Abrí Google y rápidamente encontré estos ejemplos del periodismo de investigación de Latinus:

  1. El 13 de abril de 2024: “De acuerdo con audios dados a conocer por Carlos Loret en Latinus...”.
  2. El 24 de agosto de 2024: “En una serie de audios, Amílcar Olán, el íntimo amigo de los hijos del presidente”.
  3. El 24 de septiembre de 2024: “Audios en poder de Latinus revelan que El Clan...
  4. El 9 de noviembre de 2024: “Una serie de audios en poder de Latinus revelan que Construcsol vendió balasto a la Sedena...”.
  5. El 22 de noviembre de 2024: “Latinus reveló audios de una reunión de Eukid Castañón...”.

Hay muchos otros. ¿Quién le filtra tantos audios —y videos— a Latinus? No lo sé, pero sí me di cuenta de algo sobre el reportaje de The New York Times: el primer medio que en México destacó lo del hackeó fue Latinus.

El reportaje del NYT en el que se mencionaba el hackeo circuló todo el viernes y todo el sábado, pero fue hasta el domingo que un medio en México lo comentó: en efecto, el dirigido por Loret y financiado por la familia de Madrazo.

¿Olfato periodístico de Latinus que otros medios mexicanos no tienen? Tal vez. ¿O quizá, simple y sencillamente, más experiencia en el tema? A propósito de olfatos, viene al caso un refrán feo que no publicaré completo: el que primero lo hueleLatinus sabe de eso, pues.

No dudo que el autor del hackeo haya sido el mismo que tantos audios y videos aporta a Latinus, alguien que por estrategia —y porque seguramente no hay nada indebido en el celular de la presidenta para filtrarlo a Loret— esta vez habría preferido pasar el dato al NYT y no al portal especializado en dar a conocer productos del espionaje.

Ya se verá quién es el primero en México que publica reportajes de investigación empezando con la muletilla de “audios o mensajes de WhatsApp en poder de este periodista…”.