Cuidadoso en cada una de sus frases. Fue cauto. Quirúrgico en sus expresiones. Firme y también contundente. Me refiero al Gobernador Rubén Rocha Moya. En su semanera le puso el cascabel al gato. Habló abiertamente de lo que le consta, de lo que no, y de lo que sospecha. El tema: la UAS y el PAS.

Se filtró una importante lista de funcionarios de la máxima casa de estudios en el estado, ligados al partido local que de facto dirige Héctor Melesio Cuén. No es ilegal, pero es grave falta a la ética. Sobre todo, una flagrante laceración a la autonomía universitaria. La UAS, no es autónoma. La UAS hoy por hoy le rinde cuentas completas al líder moral pasista.

Si una hoja se ha impreso para el Partido Sinaloense desde alguna oficina universitaria, implica desvío de recursos. Si algo de viáticos han utilizado los directivos de la institución auriazul para recorrer los subcomités del partido, es también desvío de recursos. El control es tal, que sería intentar tapar el sol con un dedo, decir que esas situaciones no suceden.

El gobernador Rocha Moya fue más allá. Hábil en el discurso, soslayó el tema económico para centrarse en uno más significativo. El académico. Con la educación y los estudiantes NO. Cuando más subió el tono de su participación fue para renegar del hecho que los académicos universitarios podrían inmiscuir a los jóvenes y sus calificaciones en la politiquería del PAS.

Cupo o ficha de inscripción si el aspirante se afilia al Partido Sinaloense. Beca para el joven activista. Puntos extra para quien volantee. Materias exentas para el estudiante comprometido con el PAS. Prebendas para construir una base social con la juventud.

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Pocas cosas más ruines en una institución de formación profesional que el corromper a los jóvenes o ponderar el activismo político en detrimento del mérito académico. Por algo fue la lucha por la autonomía de la universidad. Para que la educación fuera abierta, competitiva, sin dogmas, sin influencias políticas. Ahí, el mandatario sinaloense endureció su exposición.

Como señalaba en la entrega anterior. Es turno del Rector Jesús Madueña. Quien brilló por su ausencia. Hizo mutis, pero quien sí habló fue el aludido número uno. Cuén salió al paso. Apareció para mentir. No tiene otra excusa más que arremeter de regreso a los señalamientos, descalificar.

A Héctor Melesio Cuén le queda como anillo al dedo la falacia del sombrero de paja. Sus argumentos quedan invalidados por ser él quien los esgrime. Acostumbrado a engañar, a decir y hacer lo que desea porque en su círculo es incuestionable.

El ex rector y líder pasista comienza a estar acorralado. El Secretario de Gobernación se enteró que Cuén puede ser un aliado incómodo. En consecuencia, Adán Augusto López eliminó de sus redes sociales las fotografías con el aludido. Al parecer en Bucarelli no están por las de apoyar la tiranía universitaria.

Por su parte, la UAS ha construido su prestigio por décadas. Los esfuerzos de la comunidad universitaria y gobierno por llevarla a un plano competitivo han dado frutos. El gobernador lo reconoció. Y reiteró el apoyo irrestricto para la Casa Rosalina, para estudiantes, maestros y jubilados.

Pero eso sí. Pidió al rector señales de buena voluntad y transparencia en las finanzas. Para quien entiende poco del lenguaje político, el gobernador le sugirió hacer cambios al gabinete universitario. También entre líneas, se puede leer que auditorías pudieran llegar. Pero, sobre todo, reformas a la ley orgánica de la universidad que serían dolorosas para el grupo en el poder auriazul. Aunque esto, son sólo elucubraciones mías.

Vanessa Félix | Twitter: @vanessafelixmx