Lo vengo repitiendo ya por años, los últimos tiempos se tiene por criterio casi único, y sobra decir, ridículo en cuanto a evidentes complejos malinchistas, el vivir en Europa para ser seleccionado nacional mexicano. Desde que apareció esa maldita moda de pretender que los futbolistas mexicanos se vayan a una liga Europea, la Selección Mexicana no ha hecho sino caer en picada.
Que si el cuento de que “se deben ir sino no son futbolistas consolidados”, qué si “dar el gran salto” y una serie de barbaridades más por el estilo, como lo es el sugerir al jugador nacional que se vaya, no importa si es a un equipo de un caserío en medio de carillos medievales y montañas, en clubes inferiores a los de la Liga Mx y con estadios diminutos y vetustos, y que al jugar en Selección, ya sea por baja de juego, de condición física y hasta por cuestiones logísticas, la Selección Mexicana no funcione como si lo hizo en el último partido contra Estados Unidos, que no se le podía jugar dignamente desde hace ya un buen rato.
¿Por qué irse a Europa a fuerzas? ¿Por qué no solo los que sean llamados por un Club top?, y con top me refiero a segunda fase de Champions League y con titularidad y buen sueldo garantizados. ¿Por qué eso de irse “aunque sea ganando una cuarta parte del sueldo que en México perciben?, eso es humillante. Las mejores selecciones mexicanas de futbol solo tenían a uno, dos o a lo sumo tres jugando en el extranjero, y desde que se inculca la falsa creencia de que sin Europa no se es nada, pues vaya, nuestro futbol a nivel selección no ha hecho sino caer y caer, y para muestra lapidaria están ahí los dos últimos mundiales de futbol, en que se volvió a las goleadas y las actuaciones vergonzosas, mismas que no se veían desde Argentina 1978.
Espero que el partido en cuestión haya hecho reflexionar a directivos, técnicos y jugadores, respecto a lo absurdo de forzar procesos vía emigrar al viejo Continente; que la base de la Selección vuelva a ser compuesta por militantes de nuestra liga, con dos o tres refuerzos (los que puedan marcar diferencias) pero nada más.
¡Basta de malas influencias a los jóvenes mexicanos! De carreras truncadas (cuando no echadas a perder como la de Diego Laínez). Nada de irse, repito, sacrificando sueldo, ¡¿por qué diablos eso?! No somos chatarra, ¡carajo!, México es un gran país, más que el de la raza de bronce el de la raza cósmica, de la que tanto nos habló y legó don José Vascocelos. En fin, me congratula haber visto funcionar de nuevo a mi Selección sin los famosos “europeos”, y realmente espero que se termine de forma tajante el que futbolistas, por el simple hecho de vivir en Europa tengan una convocatoria asegurada en Selección Mexicana, en abierta discriminación, detrimento y competencia desleal para el futbolista que milita en México. Señores, basta de complejos y una mentalidad anacrónicamente colonizada.