Si bien la intervención de la titular de gobernación, Olga Sánchez Cordero, se notó la semana pasada– luego de que, desde Palacio Nacional, saliera con la tarea de encontrar aliados en la oposición para sellar el periodo extraordinario, no trascendió– a pesar de que hizo gala justificando la importancia de la materia.
No sé qué tanto se abordó el punto a grandes rasgos con el bloque opositor, aunque, al final de cuentas, el objetivo no se logró. El contrapeso amagó que sería muy complicado el tema de acuerdo con los criterios que insistieron esta semana; por ello, no quitó el dedo del renglón y la derecha asumió su consigna– de no entrar en el terreno de la negociación– para que Morena obtuviera mayoría calificada.
Fue entonces así– que el periodo extraordinario– tendrá que pasar al nuevo inicio legislativo en el mes de septiembre. No creo que existan complicaciones a posteriori; las leyes secundarias de revocación de mandato saldrán adelante– de eso estoy completamente seguro. Es cierto que esta intentona chocó con la oposición aglutinada, pero también, quizá hizo falta un buen operador que conozca perfectamente el terreno legislativo.
Debemos decir con claridad que, ese contexto legislativo, es ampliamente dominado por Ricardo Monreal
En otras palabras, el coordinador de los senadores de Morena se ha convertido en la pieza clave del Senado de la República. Con él, el presidente Obrador ha sacado prácticamente todo el abanico de reformas propuestas por el ejecutivo; no hay ninguna excepción: todas han salido adelante– movilizadas con enorme personalidad.
Entonces, cuando hablamos de un criterio para canalizar la voluntad de los aliados, lo ideal hubiera sido situar en ese terreno al personaje que ha podido armar un mosaico de eficacia, es decir, a Ricardo Monreal.
He ahí la gran diferencia entre presencia y eficiencia. Ricardo Monreal es considerado el operador más eficaz desde Palacio Nacional. Su mejor aliado está allí. Por ese motivo, algo que no puede suceder una vez más— es prescindir de su capacidad; y lo decimos así de esta manera– porque el coordinador de los senadores de Morena se mantuvo al margen de la negociación y plática con las distintas fuerzas. Con esto– quedó exento.
Esa puede ser la diferencia. Faltó la intervención de Monreal. La misma oposición ha reconocido ese potencial; existe una gran concordancia con los liderazgos de MC, PAN, PRI y PRD. Justo por ello, nos preguntamos ¿por qué tuvo que ir Olga Sánchez Cordero a operar el asunto?, ¿qué los hizo pensar que esa acción aseguraría el periodo extraordinario? En ratos pensamos que, eso, fue un acto innecesario. Esa es la única explicación: Monreal debió ser el único interlocutor. Él ha logrado solucionar con el apoyo de su fracción los desafíos en los que ha aprovechado su habilidad y la de sus compañeros.
Por ello, no comprendo ¿por qué? Tengo la impresión que confiaron en Palacio Nacional en las gestiones de Olga Sánchez Cordero. No significa para nada, que la secretaria de gobierno no tenga capacidad, de hecho, su madurez y experiencia son muy bastas. Empero, incursionó en un terreno que en ocasiones resulta imposible de penetrar, salvo que, para ello, tengan la posibilidad de negociar con la oposición sin contratiempos. Eso no pasó.
Monreal hace ese trabajo de campo en el Senado de la República. Se nota su influencia en prácticamente todos los hechos; en el mejor de los casos, siempre llega a consensos y acuerdos. Eso no se puede ignorar, porque quizá– se dejó pasar una oportunidad inmejorable; faltó la presencia de Ricardo Monreal que, en ese aspecto, es infalible, es decir, un experto con control político suficiente en base a las exigencias.
Por esa razón, creo firmemente que, si la situación se hubiera tornado distinta, el panorama quizá– encontraría condiciones. Para no dejar duda de ello, basta con revisar las conquistas en materia legislativa, las cuales, han pasado por las manos de Ricardo Monreal, quien, como se sabe, es el actor más eficiente y sagaz del Senado de la República que, siendo así, podemos deducir que tiene el control total de la ruta legislativa y, en la que, por cierto, se llegará muy pronto la propuesta y punto de acuerdo en asunto electoral en la que, Monreal, no dejará pasar la oportunidad.
Ese antecedente lo tiene hoy por hoy en la lista de presidenciables de Morena para la sucesión presidencial del 2024.
Notas finales
Nos cuentan que hace una semana el acuerdo del periodo extraordinario quedaba absolutamente sellado. Ricardo Monreal tenía en sus manos el arreglo con las distintas fuerzas políticas, en otras palabras, estaba totalmente planchado el punto. Sin embargo, la noticia que trascendió– de que sería la propia secretaria de gobierno, Olga Sánchez Cordero, la que llevaría la gestión con el bloque opositor, cayó no con muy buenos ojos a los liderazgos de la oposición, un estupor. De hecho, muchos a pesar de ser respetuosos, ignoraron la invitación de la encargada del despacho de Bucareli. Por ello, este es el resultado que, después de todo, aflora con su intervención. Mientras eso pasaba, Ricardo Monreal estuvo atento; fue respetuoso y mesurado en las pláticas, pero, eso sí, no intervino y dejó el mando a la titular de SEGOB la tarea titánica que le se le encomendó de hacer suyo el canal de construcción de acuerdos.