Aun a pesar de que algunos indicadores muestren, de acuerdo a un estudio reciente realizado en Sudáfrica, lugar donde se detectó por primera vez la variante Ómicron, que esta nueva mutación del coronavirus no es tan letal, enfermarse con este patógeno no es un juego.
Aún con un año de vacunaciones masivas, países como Estados Unidos y el Reino Unido han presentado sus peores cifras de contagios en lo que va de la pandemia, así como un número alto de fallecimientos.
Pese a la aparente reducción de peligro con la variante Ómicron, la realidad es que un sistema de salud saturado es un peligro tanto para los enfermos de Covid, como para las personas que requieren operaciones, tratamientos o consultas que en muchos casos son de vida y muerte y que a estas alturas se han pospuesto durante meses, o años.
A la irresponsabilidad de las huestes antivacunas se le suma el cansancio de muchas personas que han intentando cuidarse a ellos y a los suyos durante casi dos años. La aparición de cada vez más contagios entre personas cercanas, también termina por ser algo desmoralizante.
Para sobrellevar esta cuarta y esperemos última “ola” en México debemos seguir cuidándonos, evitar aglomeraciones y seguir respetando todas las medidas. Esto, aunado con el comienzo de refuerzos en distintas poblaciones en nuestro país, nos da la esperanza de comenzar a ver, quizás, la luz al final del túnel en esta larga pesadilla.