¿Quién contrató sicarios para matar al periodista Ciro Gómez Leyva? No conocemos la respuesta a esa pregunta y, probablemente, no la conoceremos nunca. Esta es la verdad.

Sí sé que el autor intelectual del atentado no fue un enemigo personal de Ciro porque no tiene enemigos personales el conductor de los principales noticiarios de Imagen TV y Radio Fórmula. El señor Gómez Leyva es un hombre bueno, trabajador y honesto que no le hace daño a nadie ni le gusta meterse en problemas.

Solo hay dos posibles razones para explicar por qué a Ciro le dispararon a matar: (i) por un reportaje que molestó a alguien o (ii) por formar parte del grupo de periodistas de la televisión ampliamente conocidos en todo el país, lo que garantizaba que atacarlo generaría un problema político enorme.

La primera posible explicación

Según el empresario Ricardo Salinas Pliego, propietario de Elektra y TV Azteca, “lo más probable es que el atentado de ayer esté relacionado con esta ventaneada que CGL le dió al tal Tucán”.

No es descabellado lo que dice Salinas Pliego, pero será necesaria mucha investigación policiaca de calidad para demostrarlo.

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En otro tuit el dueño de TV Azteca tuvo razón: “Esta agresión deja otra vez en claro que el ‘estado mexicano’ nos falla diario, es incapaz de brindarnos lo más básico (seguridad) a los ciudadanos”.

Si resulta tan sencillo atacar a alguien en la calle se debe a que no hay condiciones para que la gente pacífica se mueva con tranquilidad por donde se le antoje. Pero el rigor analítico nos debe llevar a precisar que la crisis de seguridad viene de muy lejos y tiene que ver con situaciones terribles que han afectado el desarrollo de nuestra nación desde hace muchas décadas:

√ La desigualdad, que solo hasta el actual sexenio se combate con cierta eficacia. Desigualdad que genera la pobreza que facilita y abarata el reclutamiento masivo de pistoleros que hacen las mafias.

√ La corrupción de quienes han gobernado México durante toda su historia. Prácticamente todos los presidentes anteriores a AMLO se enriquecieron gracias al poder. Andrés Manuel es el único al que la presidencia no le ha incrementado su modesto patrimonio familiar.

√ La inexistencia de un Estado de derecho. La actual Suprema Corte de Justicia de la Nación es la primera en mucho tiempo que se distingue por su independencia, ello al margen de lo que diga la comentocracia que la quisiera convertida en partido político de oposición.

√ La cultura del fraude electoral, que tuvo su más lamentable expresión en el robo de la presidencia a AMLO en 2006. Ese año Felipe Calderón llegó al gobierno sin legitimidad y, para conseguirla, pensó en una gran acción propagandística que le limpiara la imagen, aquella fallida guerra contra el narco, que solo sirvió para fortalecer al crimen organizado; hoy sabemos el motivo de tan enorme fracaso: Calderón puso al frente de las operaciones y del diseño de la estrategia a Genaro García Luna, actualmente preso en Estados Unidos acusado de haber trabajado más para el cártel de Sinaloa que para el Estado mexicano.

Lo que no fue correcto de parte de Ricardo Salinas Pliego fue comparar el atentado contra Ciro Gómez Leyva con los ataques que sufrieron Paco Stanley y Lilly Téllez al finalizar el sexenio de Zedillo.

Fue desacertada la comparación porque, a diferencia de Ciro, Stanley tenía un modo de vida por decir lo menos raro. Según las investigaciones que en su momento se hicieron, él tenía relaciones con gente ligada al crimen organizado (Amado Carrillo) y contaba con una credencial de funcionario de la Secretaría de Gobernación que lo autorizaba ilegalmente a portar armas.

Yo no dudo de lo que le pasó a Lilly Téllez, pero su atentado resultó tan polémico y se politizó tanto que para mucha gente fue un autoatentado. Ayer Julio Astillero Hernández me preguntó mi opinión sobre lo que le pasó a Lilly, no por ganas del columnista de La Jornada de lastimar a la hoy senadora del PAN, sino porque mucha gente recordó aquel caso. Tuve que decir con toda energía que no iba a discutir lo de Lilly Téllez porque no conozco los detalles de lo que pasó, pero que por ningún motivo debíamos acusar a Ciro de una locura como la planteada. Julio estuvo de acuerdo conmigo porque Ciro jamás ha sido partidario de presentarse como periodista perseguido ni como prócer de la libertad de expresión.

Reforma apoya la tesis de que fue un atentado para golpear a AMLO

Dije al principio de este artículo que hay dos posibles razones para explicar por qué a Ciro le dispararon a matar: (i) por un reportaje que molestó a alguien o (ii) por formar parte del grupo de periodistas de la televisión ampliamente conocidos en todo el país, lo que garantizaba que atacarlo generaría un problema político enorme.

Utilicé un tuit de Salinas Pliego para darle credibilidad a la primera de tales razones: Ciro difundió algo en Imagen TV o en Radio Fórmula que molestó a alguna persona de mala entraña y esta contrató sicarios para matar al periodista. Afortunadamente fallaron, pero podrían internarlo de nuevo, por lo que el señor Gómez Leyva y su familia deberán recibir protección especial del gobierno durante un periodo suficientemente prolongado como para pensar que ha dejado de estar en peligro. La policía y hasta las Fuerzas Armadas deberán proteger también a otras personas dedicadas al periodismo en la televisión.

La segunda posible razón que explica el atentado a Ciro es muy miserable: como es periodista y, además, famoso por salir en la televisión, se le atacó para generar un problema político.

No sé si el atentado se planeó para eso, pero es un hecho que desde la noche del pasado viernes hay demasiada gente utilizando la agresión contra Gómez Leyva para dañar al gobierno del presidente López Obrador.

El argumento es muy sencillo, pero falso: como Andrés Manuel critica a periodistas que lo critican —se llama debate civilizado, aunque no quieran verlo así—, entonces el presidente de México genera condiciones para que fanáticos partidarios de la 4T se lancen contra los periodistas.

Ese sería el caso si a Ciro le hubiera gritado y hasta retado a golpes un exaltado simpatizante de Morena. Ha ocurrido, por ejemplo con Carlos Marín, a quien hace años algunas personas de izquierda le mentaron la madre cuando el columnista de Milenio salía de un restaurante del centro de la Ciudad de México. Si no me equivoco en el sexenio de Calderón le pasó a Jorge Fernández Menéndez, de Excélsior, cierta vez que presentó un libro que al obradorismo le parecía calumnioso.

Lo contrario también ha sucedido. Es decir, que gente que cree en el PRI y el PAN insulte a gritos a personas identificadas con la izquierda.

La Jornada hizo en su Rayuela la pregunta relevante: “¿Y a quién beneficia un atentado en contra del periodista?”. En redes sociales no gustó que pusiera el dedo en la llaga el diario dirigido por una gran periodista, Carmen Lira. Lo cierto es que en las investigaciones sobre hechos criminales debe partirse de cuestionar acerca de los móviles y los beneficiarios.

Antes de tratar de responder a la Rayuela, preguntemos a quién perjudican atentados contra gente conocida, independientemente de la razón por la que se cometieron. Es decir, a quién perjudican además de a las propias víctimas y a sus familiares. Veamos algunos ejemplos:

El asesinato del famoso periodista Manuel Buendía perjudicó al gobierno del presidente Miguel de la Madrid.

El asesinato de Paco Stanley perjudicó al gobierno de Cuauhtémoc Cárdenas en la capital mexicana.

El —afortunadamente— fallido atentado contra Ciro Gómez Leyva ya ha perjudicado al gobierno del presidente López Obrador: en redes sociales y en medios de comunicación se le señala con sospechosa insistencia como responsable del clima de odio contra periodistas que, se supone, lleva a acciones criminales como la sufrida por Ciro.

Si Andrés Manuel es el perjudicado con tales especulaciones, ¿quién se beneficia? Lógicamente, la derecha que quiere destruirlo.

No sé si la derecha diseñó y ejecutó el atentado, pero sí se trata evidentemente de un atentado que la comentocracia enemiga de AMLO está usando para, de arranque, lastimar la imagen del presidente de México, y en segundo término para intentar callarlo. Lo primero como estrategia para que las preferencias electorales a favor de Morena disminuyan; lo segundo, para que Andrés Manuel ya no se defienda verbalmente de quienes lo critican —y hasta insultan y calumnian en los medios—, y de esa manera su reputación sufra, y con esta la de su partido.

Lo que hoy hizo Reforma confirma lo dicho en el párrafo precedente. Una de sus notas de portadas es: “Ataca AMLO a la prensa, aún después del atentado”.

Portada Reforma

¿A quién atacó Andrés Manuel? ¡A nadie! Solo cuestionó, lo que es su derecho, al propio Reforma y a dos intelectuales, Héctor Aguilar Camín y Enrique Krauze, que como colaboradores de medios de comunicación podrían ir a la mañanera a debatir con el presidente López Obrador. Esto ya lo hizo Julio Hernández una vez que lo mencionaron indebidamente en la conferencia de prensa presidencial, y al Astillero le fue bien. También ha estado ahí, más para debatir con el presidente que para hacerle preguntas periodísticas, Jorge Ramos, de Univisión, y el resultado ha sido positivo para este periodista.

El hecho es que resulta absolutamente inmoral que un periódico influyente sugiera que el presidente de México estuvo detrás de la agresión a Ciro con titulares mañosos como el de “Ataca AMLO a la prensa, aún después del atentado”, Porque Andrés Manuel no ha atacado a nadie; lo suyo es el debate democrático, un derecho que la derecha le quiere quitar.

Las otras portadas

Las portadas de los diarios impresos de este sábado son interesantes. La mejor, la de La Jornada, que Ciro Gómez Leyva coleccionará porque además de informar sobre el atentado, está tan bien diseñada que es un homenaje al periodista agredido. Se notó la mano de Carmen Lira.

Portada de La Jornada

La segunda mejor es la de Excélsior, diario del grupo encabezado por ese gran empresario que es Olegario Vázquez Aldir. al que pertenece la televisora en la que Ciro trabaja y donde ejerce plenamente su libertad.

Portada de Excélsior

El Heraldo de México le igualmente gran relevancia al atentado.

Portada El Heraldo

El Universal no fue tan generoso en su cobertura; Milenio tampoco. Decepciona lo que sus editores hicieron ya que Ciro colaboró en tales periódicos.

Portada Milenio
Portada El Universal