Las redes sociales se volvieron “locas” al saberse la noticia. Parecía fake news; la aerolínea que había sentenciado tajantemente su negativa de operar desde el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles ¿estaba dando su brazo a torcer? Era momento de recabar y verificar información.
Era una realidad. En la mañana del 9 de febrero, la aerolínea que capitanea Andrés Conesa Labastida emitió el comunicado titulado “Operará Aeroméxico vuelos desde el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles”, anunciando dentro del mismo que comenzará con dos vuelos diarios a los destinos de Villahermosa, Tabasco y Mérida, Yucatán.
Asegura además que después de un estudio y análisis profundo, decidió tomar un lugar dentro del nuevo aeropuerto, gracias a la demanda de pasajeros. Y justo aquí comenzó la hecatombe mediática, porque muchos usuarios de redes sociales aseguraron que el Gobierno Federal finalmente “obligó” a la línea aérea a hacer uso de la “central avionera”.
Otros más, muy indignados, manifestaron su descontento con la decisión de la directiva por “hacerle el caldo gordo a la 4T”; unos más aseguraban que Aeroméxico los había perdido como clientes, pues jamás pensó en ellos para tomar tal decisión; así como lo leen.
Es sorprendente el encono que provoca la nueva terminal aérea, pues ya entrados en gastos, no faltaron quienes lamentaron la cancelación del NAIM, que iba a ser de prestigio y ahora, según escriben, estamos destinados a ser una burla internacional.
Muchas medias verdades, pero también una gran cantidad de mentiras y mitos geniales alrededor de la decisión de Aerovías de México de operar desde el AIFA. Antes de que se terminen de rasgar sus vestiduras, debo recordarles a todos los quejumbrosos que desde el año pasado la línea aérea había decidido tomar el espacio dejado por Interjet en la Terminal 1 (T1) del AICM, y mandar para allá las operaciones de su alimentadora Aerolitoral, conocida comercialmente como Aeroméxico Connect.
Los directivos se dieron cuenta de que al mudarse de la T1 a la T2 en el año 2008, perdieron presencia en el imaginario del pasajero. Por eso aprovecharon el vacío, y para dejar en claro a las otras aerolíneas, a Grupo Aeroméxico se le ocurrió la idea de que quienes usan a la alimentadora en los destinos Campeche, Culiacán, Durango, Los Mochis, Matamoros, Mazatlán, Minatitlán, Nuevo Laredo, Reynosa, Tampico, Zacatecas y Zihuatanejo, lo hagan desde la T1, y en caso de conexión a otro destino, deben usar el famoso tren que une a las dos terminales.
Los que dirigen Aeroméxico también saben que su pasaje proviene de los camiones que llegan al AICM como lo son: ADO proveniente de Córdoba y Orizaba; Pullman de Morelos de Cuernavaca; Estrella Roja de Puebla; Primera Plus de Querétaro y San Juan del Río; Futura de Pachuca y Caminante de Toluca.
Pondré de ejemplo a VivaAerobus, para hablar del crecimiento de las aerolíneas de bajo costo. Para transportar pasajeros utilizan de manera inteligente el transporte terrestre como parte de su servicio. Ofreciendo más de 1800 destinos a playas, pueblos mágicos, zonas arqueológicas, ciudades coloniales y grandes metrópolis, por 11 distintas líneas de autobús. La fórmula es sencilla y eficaz, pues en la compra del boleto de avión, también se pueden adquirir los boletos de autobús. Se llama “Viva Autobuses”, y combina el servicio de autobús y vuelo para completar el viaje al destino final.
A leguas se nota la intención de la línea del Caballero Águila: ir por el mercado bajo costero para no quedarse fuera de la jugada. No les pasa de noche que Volaris, siendo una sola aerolínea, ya tiene más equipos que la troncal de Aeroméxico. Hace poco Volaris celebró la llegada de su avión número 100, y en el caso de Aerovías de México sólo tiene 86 aeronaves; no estoy contando las de Aerolitoral.
El pasaje que “mantiene” todas las aerolíneas del país no es el ejecutivo o de negocios, tampoco es el pasaje de turismo o extranjero. No, quienes mantienen a flote a todas las líneas aerolíneas son el pasaje étnico, así denominado por las empresas de aviación, y son los paisanos, nuestros connacionales que pagan sus viajes en dólares y en efectivo. No necesitan de meses sin intereses; esa es una de las más grandes razones para darle la oportunidad al AIFA, ya que muchos de ellos provienen de lugares del interior del país y no en esta olla de grillos mejor conocida como Ciudad de México. Les he narrado que estos pasajeros, tras llegar al AICM, suelen viajar de pie y en camiones de redilas por varias horas hasta sus rancherías.
Es un grave error creer que sólo la gente de cierto estatus social y adquisitivo tiene la oportunidad de volar en avión. Mis años como sobrecargo me abrieron los ojos ante tal falacia; muchas veces, aunque no lo pareciera, ese paisano tenía más dinero que el clasemediero que había ahorrado para sus vacaciones en playa o en Disney.
Los prejuicios sociales y culturales nos impiden ver el gran mercado de pasajeros que existe, y sus diferentes necesidades de transporte. Querer verlo todo y siempre con gafas citadinas puede atrofiar el más simple entendimiento, y perder de vista que lo hecho por Andrés Conesa y Javier Arrigunaga Gómez del Campo, son negocios, simplemente negocios, pues no se quieren quedar fuera de la canasta de los huevos de oro. Ellos ya estaban antes de la 4T, y van a seguir ahí. Tienen muchos ejemplos de que este gobierno “no los odia”, y parece ser que hablan el mismo idioma.
La aviación dejó de ser desde hace muchos años un transporte elitista, clasista y racista, para convertirse en uno incluyente que permite que la gente pueda viajar en avión, porque es un medio de transporte más; con sus características propias y difícilmente equiparables, pero un medio de transporte.
Ahora que si usted sigue pensando que “da oso” y se pierde estatus por poner un pie en el AIFA, siempre le queda la posibilidad de rentar una aeronave privada (mosquito, le diría yo), llegar directamente desde su vehículo hasta la escalerilla del avión dentro de un hangar privado. Eso sí, no le aseguro que será barato, pero como pueden observar estimados lectores opciones, hay.