No, no somos iguales. La 4T hizo que la esperanza se tornara en desilusión, México ya venía arrastrando grandes problemas y la 4T los agravó.

La corrupción, el poder de la clase oligarca, la militarización del país, la crisis de inseguridad, la cancelación de los proyectos de infraestructura, la destrucción del Sector Salud y la caída de la economía desde el primer año del gobierno de AMLO, son solo algunos ejemplos del fracaso.

Los males siguen

Este gobierno padece de las peores “lacras”, como dice AMLO, del nepotismo y el conflicto de interés y como nunca, en la 4T todo el fracaso se justifica con un discurso lleno de demagogia, simulación y mentira.

La 4T no llegó para transformar para bien al país, son las “lacras del poder” en contubernio con el presidente y sus cercanos, quienes gobiernan y llegaron a empeorar la situación de los mexicanos.

Sin crecimiento ni bienestar

El gobierno tiene como encomienda propiciar el progreso y un crecimiento económico que se traduzca en bienestar para las familias, es responsable de impulsar la infraestructura para el desarrollo. Organismos como el Banco Mundial, la CEPAL y la ONU reconocen que “un país que invierte en infraestructura está invirtiendo en el desarrollo y el progreso de una sociedad”.

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Sólo para darnos cuenta del fracaso y empobrecimiento en que nos ha metido la 4T, más allá de filias y fobias, hay que dar un vistazo a la administración de Peña Nieto, los números son los números, son auditables.

En ese sexenio se modernizaron 28 aeropuertos del país y se abrieron más de mil 200 nuevas rutas aéreas con un crecimiento importante en la aviación comercial. Se inició la construcción del NAIM que sí competiría con Panamá y que pudo llegar a ser el principal aeropuerto de Latinoamérica, tanto en carga como en pasajeros.

En materia de infraestructura, se atrajo inversión privada que, sumada a la inversión pública, llegó a 7.7 millones de millones de pesos, 7.4% respecto al PIB. Con Calderón la inversión en infraestructura fue de 3.7% con respecto del PIB y con AMLO, apenas alcanza el 2% destinado principalmente a obras faraónicas que buscan el empoderamiento y control político de un país entregado a los militares.

En cuanto al crecimiento económico, con pandemia y guerra es el peor de las 20 principales economías del mundo, pasamos de la 12 a la 15. Entre los países de la OCDE México reportó la mayor caída, 8.5%, sólo por debajo de España y estamos muy por debajo de alcanzar el nivel prepandemia, con casi - 5%. De hecho, las estimaciones más serias señalan que no alcanzaremos el nivel de 2019 que fue de -0.1% sino hasta el 2025.

Inseguridad y corrupción

En seguridad, como el periodista Jorge Ramos en la mañanera del 23 de septiembre lo demostró con datos oficiales, la estrategia de AMLO ha sido un rotundo fracaso. Al tercer año, suman ya 126 mil homicidios dolosos, más de los que tuvo Calderón en su sexenio y 77% más de los de la administración de Peña. Otro dato, AMLO presume que antes la Policía Federal contaba con 40 mil elementos y hoy la Guardia Nacional tiene más de cien mil. También dice que cada día atiende el problema de la inseguridad como ningún otro presidente lo había hecho, pero sus reuniones parecen no servir de nada.

Prometió acabar con la inseguridad en seis meses. Modificó la ley en 2019 para que el Ejército estuviera en las calles hasta el 2024, pero, como lo demuestran los números el fracaso de su estrategia llevó a que propusiera que el Ejército se quede hasta el 2028 y le quitó el presupuesto a las policías estatales y municipales.

La corrupción está peor que nunca, mucho más que con Peña Nieto y eso ya es decir. La diferencia es que este gobierno es más opaco y, aunque existan pruebas fehacientes, brinda total impunidad a los funcionarios y allegados del presidente. La FGR solamente está para proteger a los corruptos de la administración. Algunos ejemplos, en Segalmex, con corrupción mayor que la Estafa Maestra, premiaron al intocable exdirector general, Ignacio Ovalle, con un puesto en la SEGOB. Pío y Martín López Obrador y la prima Felipa, que sigue recibiendo contratos de Pemex.

El nepotismo, otra de las “lacras” del gobierno. Es el más grande en la historia, con familiares del presidente, de los secretarios de Estado y familias completas en diversas dependencias, además del compadrazgo y amiguismo, sobre todo de AMLO y sus hijos.

Hasta quienes fueron grandes líderes de México e impulsaron cambios democráticos en el país, hoy señalan que efectivamente AMLO no es igual, es terriblemente peor. Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, dijo estar “muy, muy preocupado” por la situación que priva en el país en lo económico, educativo y de inseguridad pública:

“Son muchas las cosas que nos preocupan: la desigualdad social, tenemos una muy fuerte concentración de la pobreza. Una economía que no crece”.

“Difícilmente diría yo que tenemos un gobierno de izquierda, por más que se digan de izquierda”. “Se viene dando, cada vez más fuerte, una desigualdad social; la pobreza afecta a 62 millones, 49% de la población total, 10 millones más que hace dos años”.

Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano

Mientras AMLO, a quienes somos críticos o hacemos propuestas, nos descalifica como lo peor en su discurso demagógico y populista, todo con tal de ocultar su fracaso, su corrupción y su carácter autoritario. Efectivamente no son iguales, son inmensamente peores.